Este viernes el presidente Javier Milei irá al Congreso de la Nación para abrir el año parlamentario en cumplimiento con la Constitución Nacional. Fiel a su perfil disruptivo, la ceremonia no será por la mañana, como es de uso y costumbre en el Parlamento, sino que será por la noche. La cadena nacional comenzará a las 21 para que, según informaron desde Casa Rosada, tenga mayor alcance en los hogares.

Por estas horas, la comunicación es cruzada entre el Legislativo y el Ejecutivo. Se habla de que el presidente brindará un discurso de una duración de aproximadamente 40 minutos -unos diez más del que brindó en su asunción el 10 de diciembre- y que se hará referencia a la «herencia recibida» por parte de la administración de Alberto Fernández.

También se brindará detalle del plan que lleva en marcha el gobierno nacional en estos más de dos meses de gestión. Parte de eso fue informado este miércoles por el propio Miliei a legisladores de su bloque que fueron recibidos en la Rosada. En el Encuentro, el mandatario nacional les hizo un repaso sobre “todas las medidas que tomó, los efectos y los objetivos”. Además insistió en que “todos los esfuerzos de estos 70 días son para bajar la inflación y atender el problema de la inseguridad”.

Con respecto, a la posibilidad de que emita sus palabras desde un atril, igual al que usó en la asunción presidencial donde habló de espaladas al Congreso en la explanada, por ahora no está confirmada. Tradicionalmente los mandatarios nacionales se sitúan en la presidencia de la Cámara de Diputados, que es el recinto que se ocupa por ser el más grande de espacio. En los pasillos del Congreso las especulaciones giran en torno a dónde estará ubicado el atril dentro del hemiciclo. Algunos dicen que puede ser en el centro, lugar donde se encuentran los taquígrafos, que no están presentes cada primero de marzo, o también hay versiones de que puede ser en la bandeja de palcos de invitados, donde suelen estar los funcionarios del gabinete nacional y otros.

Foto: Julián Álvarez / Télam

Otro dato es que el informe de marcha del gobierno que el presidente presenta no va a estar presentado de manera impresa sino que se usará por primera vez un sistema de código QR.

En materia parlamentaria una fuente del espacio de La Libertad Avanza comentó a Tiempo que se hará hincapié en un proyecto de ley que el Ejecutivo prepara para declarar a la educación como servicio esencial. En rigor, es un mecanismo que serviría para cercenar el derecho de huelga de los docentes.

La fuente sostuvo que se habló del envío de iniciativas individuales por el Poder Ejecutivo y de la intención de ir tratando las menos “polémicas” para no repetir el esquema que se dio con el proyecto de Ley Ómnibus que terminó archivado.

En el Gobierno tienen como meta principal bajar la inflación. Sostienen que si logra ese objetivo continuará teniendo el respaldo del «ciudadano de a pie». Según pudo saber Tiempo, Milei exhibió este miércoles a sus diputados encuestas sobre la adhesión a sus medidas en la opinión pública, sobre todo el manejo cambiario, y habló sobre la posibilidad ir camino a quedar en condiciones para quitar el cepo y se empiece a vivir otra etapa.

Operativo seguridad

Con varios frentes abiertos, en las afueras del Palacio parlamentario se espera que lleguen distintos sectores a expresar sus reclamos por lo que se espera un mega operativo de seguridad. En la asunción presidencial, el operativo contó con tres anillos de seguridad en los que trabajó un comando unificado entre la Casa Militar, las cuatro fuerzas federales, la Policía de la Ciudad, y otras instituciones con más de 7.000 efectivos, drones y carros hidrantes.

De hecho, las autoridades de la Cámara Baja que preside Martín Menem informaron que el viernes no estarán habilitadas las cocheras bajo el argumento de que se limitará la circulación de vehículos porque toda la zona estará vallada.

Dentro del Congreso, la tensión será mucha. Milei ha dedicado tanto a senadores como diputados calificativos como que el Parlamento es “un nido de ratas”, y dijo que los políticos tradicionales no podrían caminar por la calle porque si la ciudadanía los reconoce “los descuartizaría”.