“No se puede pensar cómo seguir. Con la situación actual y con las amenazas que surgen día a día, no se puede pensar ni de acá a un mes. Aunque se revierta, ya el daño es tan grande que va a costar mucho volver a los estándares previos. Las generaciones más jóvenes, becarios o investigadores que recién empiezan lo que piensan es en irse o en trabajar de otra cosa. Es no saber adónde huir. Porque se puede aplicar a subsidios internacionales, pero es una opción limitada. No garantiza la continuidad de un proyecto de investigación. Lo que único que lo garantiza es que tu país lo financie. El ataque es a la ciencia como un todo”.

Lo dice Valeria Levi, vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA. Alude a un panorama que entre sus piezas más recientes incluye la presentación oficial de un Presupuesto 2026 que mantiene la parálisis del sistema científico, la baja por parte de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) de los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT) de 2022 y 2023, subsidios considerados hasta ahora como el corazón del sistema científico nacional, y se suma la versión –que ya había circulado durante la campaña electoral y en los primeros tiempos del gobierno de Javier Milei– de que el Conicet será intervenido para quitarle aún más herramientas.

“Se dice que probablemente sea una operación. Es una amenaza constante que de vez en cuando aparece. Hubo una reunión de directorio esta semana y no se planteó nada de eso. Pero suma al clima”, dice sobre ese rumor que volvió a correr. En esa reunión de esta semana, miembros del Directorio rechazaron el recorte de la Agencia encargada de financiar la ciencia: “El ecosistema científico argentino, del que forma parte protagónica el CONICET, no puede funcionar sin financiamiento público”.

Este clima puede resumirse con el análisis realizado por el Grupo EPC-CIICTI sobre el Presupuesto 2026 para ciencia, tecnología, innovación y universidades: refleja que la Función Ciencia y Técnica caerá un 7,2% en términos reales contra 2025. Completará así un descenso del 46,4% desde que Milei asumió la presidencia.

“Es un gobierno anticiencia. No hay otra palabra –define Levi a Tiempo-. E ignorante, porque no termina de entender el valor revolucionario de lo que puede hacer un país en cuanto a su matriz productiva a partir de la ciencia”.

Motosierra al futuro: el presupuesto 2026 en educación y ciencia

Mínimo histórico

El informe de EPC-CIICTI da cuenta de la vulneración de la Ley 27.614 de Financiamiento de la Ciencia en el Presupuesto 2026, manteniendo el incumplimiento actual. Según esa normativa, para 2025 se debía llegar a un 0,45% del PBI. Hoy ronda el 0,157%. Para el año que viene se debería proyectar una meta de 0,52%, pero el Presupuesto presentado apunta al 0,149 por ciento. Menos de un tercio de lo indicado en la ley y un nuevo umbral mínimo “que no reconoce antecedentes en la historia presupuestaria de nuestro país”.

El Presupuesto 2026 no hace más que confirmar la senda elegida por el mileísmo en materia científico-tecnológica (y no solo). “No hay un ajuste adicional en lo que presentaron con respecto a lo que ya hicieron. En los organismos que tienen personal, empezando por el Conicet -que esencialmente paga salarios y becas- el ajuste desde diciembre de 2023 es la pérdida de salarios. Lo bruto se concentró en la devaluación de los primeros dos meses, el grueso de lo que se perdió fue al principio. Se aprovechó la disparada de la devaluación, que para eso fue hecha, y listo. En organismos como la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) o la Agencia, donde una pequeña parte es para salarios, eso cayó el 30 por ciento. Pero el resto cayó como la obra pública: casi a cero”, compara Jorge Aliaga, integrante del Directorio del CONICET en representación de las universidades.

Sobre esos organismos, el relevamiento de EPC-CIICTI muestra que la inversión real “cae de manera acusada, continuando con los descensos del año en curso”. La Comisión Nacional de Actividades Espaciales cae el 34,8 por ciento. Llamativo el dato, teniendo en cuenta que el gobierno acaba de anunciar las “Bases para el Desarrollo Espacial Argentino”, que pretende definir una estrategia nacional de acceso al espacio, con promesas de mayor articulación científica y un plan para la formación de astronautas.

Semanas atrás, el colectivo Defendamos la Ciencia advertía que el proyecto de ley del Presupuesto 2026 “prevé un recorte nominal de más de 80% para el programa de I+D de medios de acceso al espacio (es decir, la misión Tronador). Corregido por inflación implica, obviamente, un recorte aún mayor”. Todo esto sobre un desguace de la CONAE que se traduce en la pérdida del 16,2% de sus trabajadores (contemplando al personal de VENG, empresa que controla) desde fines de 2023.

Estado

Combo de destrucción

La ciencia va íntimamente relacionada con la educación. Y la noción de futuro y desarrollo. “Estamos frente a un recorte sin precedentes en la historia argentina del financiamiento público a la ciencia y a la técnica, y que ubica a la Argentina muy lejos del ‘occidente’ medio inventado y difuso en el que dice mirarse. Los funcionarios públicos parecen ignorar, o pretenden que ignoremos, quién financia la ciencia en el mundo (…) Es falso que no hay otro camino que ser el país latinoamericano que menos recursos públicos destina a su sistema científico. Y si el Estado renuncia a sostener aquello que garantiza el futuro común, dejamos de ser una nación: seremos apenas individuos compartiendo un territorio por accidente”, escribió en este diario Germán Pinazo, vicerrector en ejercicio del Rectorado de la Universidad General Sarmiento (UNGS).

Hablar de futuro común es hablar de educación y llevado a ese plano el Presupuesto no ofrece mejores perspectivas. Además, las cifras llegan de la mano de un proyecto de reforma que busca desentender al Estado Nacional de la lógica de funcionamiento de las escuelas, dejadas en manos de las familias y el mercado, para que cada quien eduque a sus hijos e hijas a su antojo.

“El proyecto de ley plantea que el presupuesto para la función educación y cultura será de 0,75% del PBI para 2026, muy por debajo de los valores históricos (1,41% en 2023; 1,66% en 2015). Esto significa destinar 60% más de recursos para el pago de los intereses de la Deuda que para Educación y Cultura”, indicó la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (CTERA) tras la presentación del proyecto por parte del gobierno.

“Lo que observamos es que el Presupuesto tiene que ver con lo que implica la reforma educativa, que apunta a legalizar el desfinanciamiento. Al derogarse la Ley 26.206 se está planteando la desresponsabilización del Estado y no garantizar el 6% del PBI que se definía por ley”, remarca Miguel Duhalde, secretario de Educación de CTERA. Lo define como «un combo que hay que leer en conjunto. Un tándem de leyes que tiene que ver con el Presupuesto de ajuste. Hay que leer en conjunto la reforma laboral, previsional, educativa, penal. Todas leyes que apuntan a la destrucción de lo público”.  «

Motosierra al futuro: el presupuesto 2026 en educación y ciencia
Un Estado sin control y un INTI desguazado

Pasó con el macrismo antes, y pasa con el mileísmo ahora. El ataque en términos presupuestarios y represivos contra el Instituto Nacional de Tecnología Industrial (INTI), clave para el sector productivo científico, va en el mismo sentido que lo proyectado en el Presupuesto 2026.

“El  INTI muestra un CI (Crédito Inicial) 2026 prácticamente en línea con la proyección de ejecución del 2025, ejercicio marcado por una fuerte sub-ejecución y paralización de proyectos (-40,8% contra 2024), siendo este el período en el que se concentró la mayor parte del deterioro del crédito del organismo durante el trienio”, detalló el informe del Grupo EPC-CIICTI.

“No obstante, si se lo compara con el crédito vigente 2025, el proyecto supone una caída de 17,9 puntos reales. En tres años el organismo cayó un 47,8% real”.

“Si durante 2024 la caída fue de ‘apenas’ 10,8 puntos, se destaca el deterioro del 2025 (-40,8%) y se proyecta un 2026 muy difícil, en la medida en que el presupuesto del organismo se encontrará, en caso de cumplirse la proyección oficial, más de 15 puntos reales por debajo del año 2007”, señalo el documento.

En esa línea, como caso testigo del ajuste, a principios de mes se formalizó la disolución del Servicio Argentino de Calibración y Medición (SAC), una red de laboratorios que se ocupaba de validar el peso y la medida de diferentes productos. Una medida que deja al Estado sin control técnico y que grafica el plan gubernamental sobre el INTI en particular y sobre el desarrollo científico tecnológico en general.

 

NINGÚN PAÍS DEL MUNDO

“Ningún país desarrollado del planeta ha abandonado su sistema científico-tecnológico; por el contrario, todos han fomentado su crecimiento como condición indispensable para el progreso económico, social y cultural. Argentina no puede quedar al margen de esta realidad sin comprometer su futuro seriamente”, advirtió el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) en un comunicado emitido esta semana, tras la confirmación de que el gobierno ya no financiará la ciencia básica a través de la Agencia I+D. Un escenario que el Presupuesto 2026 promete no revertir.