Banderas rojas, banderas negras. Yo quiero verlas ondeando, salga el sol o no. Altas en el cielo, los lienzos ácratas flamean en la tarde gris porteña. Llevan tatuadas historias de lucha más viejas que el salvaje capitalismo. “Ni dios, ni patria, ni patrón, ni marido”, “La conquista del pan”, “Liberación Animal”, “Vos sabés para quienes hicieron la cárcel: si los ricos nunca entran y los pobres nunca salen” y el tan actual “Ni un paso atrás”.

Son el telón que envuelve el acto convocado por la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) para conmemorar el 1º de Mayo, la lucha de los mártires de Chicago y de tantos otres. La cita es en la populosa Plaza Miserere, del popular barrio del Once. Banderas rojas y negras, sedas de sedas, que guardan nombres en tu corazón.

Nada que festejar

Ni jornada de fiesta, ni feriado, ni acto escolar celebratorio, los anarquistas proponen, como debe ser, un Día de Protesta Universal. Sobran las razones en el planeta. Más acá, en la Argentina gobernada por los apócrifos libertarios, la motosierra de Milei serrucha sin piedad. Miseria, bastones largos y el hambre que muerde los talones. Andamos todes donando sangre al antojo de un patrón, por un mísero sueldo.

“La vida del obrero es así, y pocos son los que van a zafar”. En la plaza suena “Homero”, postal proletaria de los Viejas Locas. Hernán Ríos tararea el poema del Pity cerca de un puestito de panchos de Avenida Rivadavia. Cuenta que es laburante precarizado de Radio Nacional. Pone el cuerpo en la FORA hace rato. Antes de tomar el micrófono por asalto, reflexiona el melenudo joven: “Nada para festejar, che. Todo está cada vez más oscuro. Si hace ciento y pico de años se peleaba por las ocho horas, ahora laburás 12, en dos o tres trabajos, y no alcanza. Somos esclavos modernos.”

Agrega el operador radial: “La gente no tiene para comer, para pagar el alquiler. Ellos hablan de libertad… de la libertad de mercado. Nada tiene de libertario este gobierno. Se robaron hasta eso. Por eso vamos a seguir peleando”. Al despedirse, saca pecho y cita al tano Errico Malatesta: “Nuestro objetivo es el bien de todos, la eliminación de todos los sufrimientos y la generalización de todas las alegrías que puedan depender de la voluntad humana; es la paz entre todos los seres humanos; es una nueva y mejor civilización, una humanidad más digna y feliz. Por eso convocamos a todos a pensar y a querer.”

Asambleas como idioma

La FORA lleva sobre el lomo 123 años de tórrida historia sindical. Fue la primera organización gremial del país y al inicio del corto siglo XX llegó a nuclear a decenas de miles de laburantes. Su corazón fue, es y seguirá siendo la lucha obrera. Como buen refugio libertario, que obviamente no recibe aportes estatales y se banca del bolsillo de los trabajadores, el espacio anclado en La Boca atesora una generosa biblioteca, documentación orgánica original de mil y un gremios, balances económicos, cartas y publicaciones ácratas de todo el planeta. Un auténtico festín desnudo para historiadores y cientista sociales.

La organización de la FORA está basada en los principios anarquistas de la 1º Internacional Obrera: un sistema federalista y horizontal sin cúpulas dirigenciales ni profesionales del sindicalismo. Sociedades de resistencia, que es la unidad más clásica de los obreros tradición española. Se adhieren y se forman federaciones sin una conducción central. De la jornada participaron representantes de diversas zonas del Conurbano.

Sebastián da una mano en la organización del acto. Autogestión, todo a pulmón. Hace memoria histórica y recuerda que a los anarquistas tantas veces los han matado, tantas veces los persiguieron, tantas veces los borraron de la historia… Sin embargo siguen batallando en el presente por un mundo de iguales. Pita un pucho armado, piensa un ratito y exhala: “Reivindicamos a la clase obrera, hay que activar, abrazarnos en lo ideológico y dar pelea a los liberales. La propuesta es entender que somos más trabajadores que liberales, más pueblo que militares. Hay que acercarse a las organizaciones de base. Entender que las asambleas son un idioma.”

Unidad de los trabajadores

Suman su lucha en el Once los combativos Jubilados Insurgentes, frecuentes víctimas de los cosacos de la ministra de la Represión Patricia Bullrich en las manifestaciones frente al Congreso. Raúl dice que la orga nació en la generosa Biblioteca Popular José Ingenieros. Marchan todos los miércoles al Congreso para hacer visibles sus penurias: “La situación es muy grave, la jubilación es una miseria, un tercio de la canasta básica. El gobierno miente, los legisladores votan leyes antipueblo y los gremios no están a la altura. Eso sentimos. Tenemos que salir a las calles, que son nuestras, son el espacio para pelear. El pueblo entero va a salir. Esto no va más.”

Cae pesada la noche, concluye el acto ácrata, pero la lucha sigue. Rubén también milita en Jubilados Insurgentes, deja un mensaje urgente antes de dejar el Once: “Unidad, compañero, es la herramienta para pelear contra la extrema derecha. Hoy estuve en el acto de la CGT, en el de la izquierda y ahora acá en Miserere. Unidad de los trabajadores, es la que queda contra este gobierno hambreador de Milei. Y al que no le gusta, se jode.”