“Prolongaron durante 21 años la desaparición de Rosa y se le negó a su familia el derecho a conocer su destino y al duelo”, manifestó la fiscal Ana Oberlin al hacer el pedido de pena contra los ex policías bonaerenses Moisés Elías D’Elía y Julio César Morazzo, acusados por haber enterrado como NN el cuerpo de Rosa Novillo Corvalán, que había aparecido en el río.
Rosa era militante del ERP y vivía en Campana junto a su pareja, Guillermo Pucheta. Estaba embarazada cuando fueron secuestrados a comienzos de 1976. Rosa fue llevada al Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio de Campo de Mayo y luego asesinada y arrojada desde los vuelos de la muerte que partían del aeródromo militar del Batallón de Aviación de Ejército 601. El 6 diciembre de 1976, sus restos aparecieron en el río frente a Punta Indio.
Personal policial de esa localidad, entre ellos el acusado Morazzo, quien era suboficial inspector, encontraron el cuerpo y, a pesar de haber sido identificada por los peritos, lo enterraron como NN en el cementerio de Magdalena. D’Elía, por su parte, era oficial inspector y jefe de la subcomisaría de Benavides, de la que dependía jerárquicamente Punta Indio.
El juicio, que comenzó días atrás y está a cargo del juez federal Alejo Ramos Padilla, avanzó rápidamente a su etapa final y este jueves se realizaron los alegatos de la parte acusadora, fiscalía y la querella de la familia de Rosa, representada por Pablo Llonto. Este viernes continúan los alegatos con la defensa privada de Morazzo y el 28 de julio se habilitó la feria judicial para los alegatos de la defensa oficial que representa a D’Elia.
La querella y la fiscalía coincidieron en reclamar una pena de 3 años de prisión para los acusados como coautores del encubrimiento del crímen y de violación de los deberes de funcionario publico, ya que mantuvieron a Rosa enterrada en una tumba NN a pesar de conocer su identidad.
También reclamaron medidas adicionales a la pena, como la baja del estado policial a ambos acusados, y medidas reparatorias como darle amplia difusión a la sentencia y la señalización de los sitios donde apareció y luego fue enterrada Rosa.
Rosa Novillo Corbalán permaneció desaparecida 21 años. Recién en 1998 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) logró identificar sus restos y su familia, que nunca dejó de buscarla, pudo despedirla y sepultarla en su Córdoba natal.
“Lo que se evidenció a lo largo del alegato me persuade de la extrema gravedad del hecho y la inconmensurable extensión del daño a la familia de Rosa, que estuvo 21 años buscando”, señaló Oberlin y concluyó: “Rodolfo Novillo Corvalan dijo al declarar que su hermana era testaruda y por eso no iba a permitir ser una desaparecida más. En el alegato se demostró que la testaruda no fue sólo ella sino su familia: llegamos hoy a este juicio producto de la lucha incansable que llevó adelante la familia Novillo Corvalan. Esperamos que la sentencia no sea un eslabón más de la cadena de violaciones que sufrió esa familia desde el Estado sino una posibilidad de sentir que algo de justicia es posible”.
Llonto, por su parte, destacó el juicio como una continuidad y un cierre del debate por los vuelos de la muerte en Campo de Mayo, por el que fueron condenados a perpetua en 2022 cuatro oficiales del Ejército. En ese juicio, el caso de Rosa fue uno de los cuatro hechos por los que fueron juzgados junto a Roberto Ramón Arancibia, identificado en General Lavalle, y de Adrián Enrique Accrescimbeni y Juan Carlos Rosace, cuyos cuerpos también aparecieron en Punta Indio.
Durante su alegato, Llonto hizo énfasis en que la actuación de los dos ex policías era parte del plan de exterminio desplegado por la dictadura. “El plan era muy claro, no tienen que aparecer los cuerpos. Un plan de exterminio que tira personas, en muchos casos vivas y en otros casos muertas, pero un plan que tira personas al río y al mar para que los cuerpos no aparezcan, que los cuerpos no estén identificados. Entonces tiene un elemento colateral que es para el hipotético caso que aparezcan los cuerpos, también el plan incluye que esos cuerpos no sean identificados, estén enterrados en tumbas individuales o colectivas como cuerpos NN”, aseguró el abogado y añadió: “Lo que hicieron D’Elía y Morazzo es parte de lo que hicieron decenas de policías, militares, jueces y fiscales en la Argentina para el ocultamiento de los hechos terribles cometidos por el aparato represivo de la dictadura”.
Casualmente, o no, mientras se realiza el debate que detalla la aparición de decenas de cuerpos en las costas del río en Punta Indio, un marino retirado y dirigente de La Libertad Avanza en esa localidad reivindicó al Ford Falcon, símbolo del terrorismo de Estado, y sostuvo que un modelo de ese auto que tenía su familia “olía a justicia”.
Esto fue abordado durante su alegato por Llonto. “Somos el resultado de las luchas de los organismos de derechos humanos, de las Madres, de las Abuelas, pero también somos el resultado de las aberraciones y disculpen, ayer hubo una aberración. Ayer en Punta Indio, un suboficial de la Armada dijo en un streaming que el baúl del Falcon de su padre olía a justicia. Por eso, frente a esas aberraciones del pasado creemos que la condena de Morazzo y de D’Elía es la mejor respuesta para evitar que todas estas aberraciones se sigan cometiendo”, sostuvo y concluyó: “Creemos que este juicio se tiene que convertir en una lección para toda la Argentina que diga muy claramente: Nunca más hay que tirar cuerpos a las tumbas sin identificarlos y sin comunicarles a la familia la identidad. Nunca más hay que poner NN en las actas de defunción cuando la obligación es la identificación de las personas y que conste en esas actas quién es. Nunca más hay que dejar de llevar adelante una investigación cuando hay evidencias claras de un homicidio. Nunca más tiene que ocurrir lo que ocurrió con Rosa Novillo Corbalán”.