En un discurso leído en su totalidad durante algo más de una hora, Javier Milei eligió unos pocos nombres propios para mencionar en la primera apertura de las sesiones legislativas de su incipiente gobierno. Carlos Saúl Menem fue el destinatario de uno de los pocos elogios del presidente de la ultraderecha.  En cambio, decidió apuntar contra Roberto Baradel, Pablo Moyano, Sergio Massa, Juan Grabois y Máximo Kirchner en un escenario conformado por diputados, senadores y distintos invitados especiales. “Cristina Fernández de Kirchner fue la responsable de uno de los peores gobiernos de la historia», dijo en un tramo de su mensaje en la Asamblea Legislativo. 

A la vez, Milei evitó alusiones directas, con nombre y apellido, a los actuales gobernadores más allá de haber mandado señales en distintas direcciones. Tampoco mencionó a Mauricio Macri, una figura que suele evocar. Sí recordó con entusiasmo la etapa menemista y la comparó con su gobierno al decir que atraviesa un contexto similar al de los 90. 

Foto: Prensa Diputados

Entre sus dardos, atacó al sindicalismo -Baradel y Pablo Moyano-, a los sectores sociales -Grabois- y al peronismo encarnado por el trío Máximo, Cristina y Massa, su contrincante en el balotaje de noviembre pasado. “Jinetes del fracaso”, fue el cartel que les colgó al líder de camioneros, al referente de UTEP, al hijo de CFK y Néstor y al ex candidato presidencial de Unión por la Patria. 

En la arremetida contra los gremios, uno de los principales blancos durante casi todo su discurso, Milei sostuvo: «No podemos permitir más que Baradel y sus amigos usen de rehenes a los chicos» y afirmó que «por eso se incluyó en el DNU la educación como servicio esencial, para sacarle el arma de la mano a los sindicatos y obligarlos a prestar servicio educativo durante cualquier huelga».

Casi sin mencionar iniciativas para el Congreso más allá de la rechazada Ley Ómnibus, el presidente tampoco marcó demasiadas medidas más que el achique del Estado. En esa línea, también destacó el cierre del INADI que «gastaba millones de pesos para mantener militantes rentados». Además, anunció que «en esta misma línea» su gestión va a «a cerrar la agencia Télam», una empresa nacional que garantiza la soberanía comunicacional en la Argentina y que rápidamente cosechó innumerables muestras de solidaridad.