El socio del silencio (The Silent Partner, 1978)

Primera película de un listado cuya garantía principal es que no será un bodrio, al tiempo que propone un recorrido con cierta perspectiva histórica sobre cómo empezaron a cambiar los films vinculados a la Navidad y su temática. Dirigida por Daryl Duke, llega desde Canadá, donde está considerada una de las mejores películas de la década de 1970, años en los que el cine cambió y adoptó un rumbo tan incierto como sorprendente. Los hechos ocurren durante los días previos a la Navidad, y allí Elliott Gould interpreta a Miles Cullen, un cajero de banco más bien gris y apocado, un típico hombre medio al que los jóvenes de ese tiempo aborrecían. Su importancia reside en que descubre una nota de asalto desechada que revela un robo inminente. Christopher Plummer compone a Harry Reikle, un psicópata disfrazado de Papá Noel, que resulta ser el ladrón en cuestión. Cullen se le anticipa y maquina quedarse con todo el dinero libre de culpa, amparado en una coartada perfecta. Comienza así una disputa y persecución en el clásico estilo del gato y el ratón, en una historia basada en la novela homónima de Anders Bodelson publicada en 1969. No fueron pocos los que vieron en esta película uno de los antecedentes de la obra que, una década más tarde, cambiaría el cine de acción -y no solo ese- durante otra Navidad, la de 1988.
Disponible en Amazon Prime.
Duro de matar (Die Hard, 1988)

Difícil agregar algo nuevo sobre este clásico que inmortalizó a Bruce Willis y convirtió definitivamente a la Navidad en lo opuesto a una noche de paz y amor. Su impacto fue inmediato: hasta ese momento nadie se había animado a mostrar semejante nivel de violencia durante Nochebuena. Tampoco -pese a antecedentes como Rambo y sus derivados- había existido un representante de la ley capaz de generar una empatía tan desbordada. La diferencia clave es que, antes que un policía, John McClane representa al hombre común. En esa línea dialoga directamente con el cajero gris de El socio del silencio. La trama es conocida: McClane, policía de Nueva York, viaja a Los Ángeles para visitar a su esposa en vísperas de Navidad. Esa noche, un grupo de terroristas alemanes liderados por el cerebral Hans Gruber toma como rehenes a los invitados de una fiesta corporativa en el rascacielos Nakatomi Plaza con el objetivo de robar millones en bonos. El único obstáculo para su plan es McClane.
Disponible en Disney+ y Mercado Play.
Tokyo Godfathers (2003)

El cambio de siglo llevó a la animación para adultos a incursionar en un subgénero que hasta entonces había evitado, incorporando además a minorías que rara vez ocupaban un lugar protagónico y, cuando lo hacían, solían quedar reducidas a la condescendencia. Los protagonistas de esta película parecen auténticos olvidados de Dios. En Nochebuena, tres personas que viven en la calle y conforman una suerte de familia improvisada encuentran a una bebé recién nacida abandonada. Son Gin, un hombre de mediana edad, alcohólico y apostador, que huyó de su familia tras perderlo todo; Hana, una mujer trans y ex drag queen que siempre soñó con ser madre y bautiza a la niña como Kiyoko (“niña pura”); y Miyuki, una adolescente rebelde que escapó de su casa tras una golpiza de su padre. Es Hana quien convence a los otros de no llevar a la bebé a la policía y buscar por su cuenta a sus padres. La película se convierte entonces en una road movie urbana que, sin evitar el drama, despliega un tono encantador que puede remitir a El verano de Kikujiro. Todo ocurre en Navidad, para que el mensaje y el estilo con el que se transmite calen más hondo.
Disponible en Amazon Prime y Apple TV+.
El descanso – El amor no se toma vacaciones (The Holiday, 2006)

Nancy Meyers logra un pequeño milagro navideño. Cuando casi nadie apostaba ya por la comedia romántica, encontró una veta narrativa en los nuevos modos de relacionarse socialmente, inicialmente asociados a sectores de alto consumo y luego extendidos a capas más amplias de la población. Y lo hizo para reflexionar sobre cómo esos cambios materiales impactan en los vínculos afectivos. Amanda (Cameron Diaz) vive en Los Ángeles; Iris (Kate Winslet), en Londres. Comparten edad y mala suerte en el amor, compensada —si es que eso es posible— por una situación laboral exitosa. Decididas a no pasar las fiestas en el mismo espacio que sus fracasos sentimentales, intercambian casas a través de una página web durante la Navidad. Amanda conoce al hermano de Iris, Graham (Jude Law), mientras Iris se cruza con Miles (Jack Black), amigo de Amanda. Los cuatro, en uno de los picos de su carisma actoral, convierten la idea sencilla y audaz de Meyers en lo que muchos consideran la última gran comedia romántica clásica.
Disponible en Disney+, Netflix y Apple TV.
Klaus (2019)

Cierra la lista otra película de animación, más clásica en su estructura y precisamente por eso más querible. No apela a la nostalgia fácil, sino a una idea tan repetida como poco practicada: escuchar a los otros antes de juzgarlos. Visualmente novedosa, retoma la fábula de Papá Noel desde una perspectiva más antropológica que ideológica. Jesper es un joven cartero vago y mimado, hijo del jefe máximo del servicio postal. Para corregirlo, su padre lo envía a Smeerensburg, una isla remota del norte polar, donde debe entregar seis mil cartas en un año o será desheredado. Al llegar descubre un pueblo dividido en dos clanes enfrentados desde hace siglos, donde nadie se habla, los niños no van a la escuela y, peor aún para él, nadie escribe cartas. En medio de su desesperación conoce a Klaus, un carpintero solitario que vive rodeado de juguetes que nunca entregó. A partir de un impulso egoísta -cumplir la meta para conservar la herencia- se pone en marcha una historia que resignifica uno de los mitos centrales de la Navidad.
Disponible en Netflix.