La desactivación en el Senado de la reforma electoral y, por ende, de la Boleta Única Electrónica (BUE), hizo trizas el supuesto sueño modernizador de Mauricio Macri. El presidente había confiado en que los gobernadores peronistas, y sobre todo el presidente del bloque del Frente para la Victoria (FpV), Miguel Pichetto, aplacarían los ánimos revoltosos de los senadores. Por el contrario, el fracaso macrista, que se suma al complejo escenario económico y social que vive el país, provocó entre estos senadores «la recuperación del perfil opositor». Una señal que anticipa un complicado año parlamentario y electoral para la alianza Cambiemos.

Los ministros de Macri reaccionaron dando cuenta de lo alterado que está el ánimo presidencial. Blandieron sus dedos acusadores dirigidos a los gobernadores, a quienes señalaron como «señores feudales» que se niegan y rechazan la modernidad que explica esta malograda norma. Es curioso porque en años anteriores estos mismos funcionarios, otrora legisladores, sostenían que el Congreso funcionaba como una escribanía ante los deseos del gobierno kirchnerista.
En el Congreso, tanto legisladores del PRO como opositores, suelen coincidir en señalar que el desprecio por la política que muestran los ministros más cercanos al presidente iba a tener consecuencias negativas. No se equivocaron. Durante la reunión que los mandatarios peronistas tuvieron con sus senadores nacionales el jueves pasado este tema ocupó buena parte de la charla. La crisis económica, la falta de obras públicas, sus consecuencias inmediatas, el incumplimiento por parte del Ejecutivo en la ayuda prometida, llevó a los gobernadores a afirmar que la reforma política no está en la agenda de prioridades.
«¿Viven en una burbuja? ¿No saben lo que pasa en el país? ¿No saben que en la calle no hay dinero que alcance? En lo que menos piensa la gente es en la boleta electrónica. Piensa en tener trabajo.» Este el cuestionamiento que, a modo de arenga, hizo el gobernador de Formosa, Gildo Insfrán, a los que dudaban y a los pocos legisladores que pugnaban por respaldar el proyecto oficialista. Así, buena parte de los senadores posaron sus miradas sobre el gesto adusto de Pichetto. El rionegrino había organizado el encuentro como último recurso para detener a los soliviantados.
De los siete mandatarios provinciales que participaron del cónclave en el Senado, sólo Gustavo Bordet de Entre Ríos y Rosana Bertone (Tierra del Fuego) hablaron a favor de la ley. El poder de influencia de estos nóveles mandatarios es nulo. El resto consideró que no era un tema prioritario. Incluso sostuvieron que se trataba de un arma de destrucción masiva para el peronismo y los partidos nacionales. Por caso, la catamarqueña Lucía Corpacci, les reprochó a los que impulsan el proyecto no haber tomado en cuenta la conducta del gobierno nacional para con las provincias. «A Jujuy le enviaron sin problemas 1800 millones de pesos en adelanto de coparticipación. A Catamarca apenas llegaron 200 millones y, luego de dos meses, me exigen que los devuelva con intereses. La discreción y la discriminación es ofensiva para nuestros pueblos.»
En tanto, el pampeano Carlos Verna dejó de lado su tradicional ironía: «La boleta electoral de papel es una herramienta de fidelidad, de contacto con nuestros votantes y de militancia. ¿En serio pretenden que nos despojemos de ella?», dijo y miró a Pichetto con quien había tenido un cruce previo a la reunión por la forma en que había sido convocada. Si bien todos los que estaban allí son compañeros, incluso amigos, lo cierto es que un senador, por más presidente de bloque que sea, no le da órdenes a los gobernadores y menos para satisfacer la iniciativa de un presidente al que confrontan.
Para buena parte de los senadores no está claro cuál el compromiso de Pichetto con Macri. Incluso los sorprendió que, a pesar del consenso alcanzado, el jefe del bloque propusiera dar por concluido el encuentro, agradecer y despedir a los gobernadores y volver a reunir el bloque el martes de esta semana para recién tomar una decisión. Insfrán reaccionó de inmediato: «Ya está decidido Miguel.» El neuquino Marcelo Fuentes y José Mayans (Formosa) abundaron en el mismo sentido. El jefe del bloque no ocultó su disgusto y consideró que estaban cuestionando su presidencia. «Nadie te quiere desplazar, pero si querés lo discutimos en febrero», le retrucó Mayans haciendo alusión al mes donde se ratifican las autoridades de la Cámara y los bloques.
Hay decisiones que cambian la vida de una persona. Para algunos senadores del FpV la determinación sirvió para mantener unido el bloque y recuperar el perfil opositor. Sostienen que esto debe obligar a Pichetto a resignificar su concepto de gobernabilidad, que en el rionegrino se parece mucho a ser oficialista sin importar quien detente el poder. Si se quiere, un cambio que también alcanza a los gobernadores que, hasta ahora, habían mantenido un rol bastante pasivo ante el rumbo económico impuesto por el gobierno del PRO. «