Las calles de Brasil desbordan de estudiantes y carnavales en los ‘60 y ‘70. La televisión, la música y la política renuevan multitudes. La emancipación femenina llena el arte de cuerpos vibrantes. La precariedad convive con el progreso. Y la fiesta del samba se vuelve una protesta colectiva. Estas escenas son clave en Pop Brasil: vanguardia y nueva figuración, 1960s-70s, la muestra en el MALBA que refleja cómo la experimentación en el arte fue un modo de resistir a la dictadura de 1964 a 1985: la ironía y el deseo renovaron la libertad.
Esta es la muestra más importante en Argentina sobre el arte brasileño innovador y radical en esas dos décadas. Pop Brasil: vanguardia y nueva figuración, 1960s-70s, inaugurada el 7 de noviembre en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), en Av. Figueroa Alcorta 3415, expone cómo los artistas de Brasil reconfiguraron el cuerpo con la protesta, lo popular, el género, el espacio público, lo doméstico y el consumo. La exhibición reúne más de 120 obras de 50 artistas: hay pinturas, esculturas, instalaciones, collages, fotografías y documentos. El arte luchaba contra la opresión.
Y la experimentación iba a la par de la censura. Pop Brasil: vanguardia y nueva figuración, 1960s-70s es organizada por la Pinacoteca de San Pablo por el 60° aniversario de dos exposiciones fundamentales del arte brasileño –Opinião 65 y Propostas 65-, que, según el comunicado oficial, “sirvieron como detonantes de estrategias colectivas capaces de abordar el contexto político y social del Brasil” en tiempos de la expansión de la cultura de masas, la dictadura y movimientos culturales como Tropicália y Cinema Novo.

Además de la vibración del arte para enfrentar a la dictadura, “la muestra también se ocupa de la relación que en los años ‘60 y ‘70 forjaron las artes visuales con otros campos artísticos como la música y el cine. Pop Brasil permitirá al público experimentar la naturaleza radical de estas propuestas y comprender la relación histórica entre ellas”, dice el MALBA. Para ello hay obras de la Pinacoteca de San Pablo, de las colecciones Roger Wright -clave sobre el arte de esas dos décadas-, MALBA y Costantini.
Pop Brasil incluye trabajos de Anna Bella Geiger, Antônio Dias, Claudio Tozzi, Hélio Oiticica, Mira Schendel, Rubens Gerchman, Wanda Pimentel y Wesley Duke Lee, entre otros protagonistas centrales de la época. La curación es de Pollyana Quintella y Yuri Quevedo y la muestra podrá visitarse hasta el 2 de febrero de 2026. En sintonía, el ensayista y profesor de literatura brasileña Gonzalo Aguilar dará el lunes 17 de noviembre, a las 18, la conferencia gratuita Desplegando banderas: las migraciones del arte pop brasileño, con inscripción previa.

Esta es la invitación a la conferencia: “A partir del objeto ‘bandera’, entendido como símbolo y también como lienzo artístico, recorreremos diferentes obras del Brasil de los años ‘60 y el modo en cómo el arte se desplazó desde el museo a la calle reinventando el espacio público”. Y luego se podrá volver a Pop Brasil con nuevas imágenes y reflexiones en cada espacio: la muestra se organiza en cinco núcleos temáticos para leer los ‘60 y ‘70 desde el arte.
Pop Brasil, sus núcleos temáticos
El primero, Multitud y espacio, expone cómo las calles brasileñas cobijaron protestas, estudiantes con pancartas y celebraciones. También hay signos y carteles. El segundo núcleo es Astros y astronautas: se enfoca en la televisión, la música popular, y en cómo se entrelazaron la política y el entretenimiento. Así, conviven símbolos como el Che Guevara y Roberto Carlos y también aparece la carrera espacial. El tercer núcleo, Deseo y trivialidad, habla de la lucha femenina en el arte brasileño: la política se discute desde la intimidad, lo erótico y lo corporal.
El cuarto núcleo de Pop Brasil es Progreso y precariedad, y explora las tensiones de la modernización urbana. Hay piezas con cemento, retículas industriales y objetos domésticos, y se denuncia la desigualdad social. También se reducen los lenguajes de la prensa y la TV a tramas y puntos, para reflejar disparidades entre el desarrollo y la explotación. Y el quinto y final núcleo de Pop Brasil se enfoca en el Happening das Bandeiras de 1968, una acción festiva de protesta, en Ipanema, en la que los artistas plantaron banderas serigrafiadas al son de una escola do samba.

El happening fue en 1968, cuando la dictadura brasileña dictó el AI-5, que suspendió derechos civiles. En el MALBA, que propone visitas guiadas los miércoles y sábados a las 17, se ven banderas originales y material documental que retrotraen al espectador a aquel tiempo. Para revivirlo, el jueves 6 de noviembre fue la inauguración de Pop Brasil en el Auditorio del MALBA. Allí conversaron los curadores, Pollyana Quintella y Yuri Quevedo, el director artístico del museo, Rodrigo Moura, y el artista Claudio Tozzi, clave en los años ‘60 y ‘70 en Brasil.

El curador Yuri Quevedo dijo: “Este es un hito de experimentación brasileña, de lucha y de resistencia. En la última década, el imaginario político de la dictadura fue disputado tanto por la izquierda como por la derecha y la extrema derecha, que pidió una vuelta al régimen. Entonces, ver estas obras hoy es recordar un pasado para no olvidar jamás”. Y su colega Pollyana Quintella señaló: “Tomemos el título de la muestra, Pop Brasil. Cuando decimos ‘pop’ pensamos en la cultura norteamericana, pero el contexto de Brasil es totalmente distinto al de los Estados Unidos”.
Y Quintella acentuó: “En Brasil vemos una cultura de masas, en los años ‘60, que es muy contradictoria. Las obras reflejan esta contradicción y toman una posición muy diferente al del pop norteamericano. Los artistas brasileños se apropian de las imágenes que circulan en las calles y en la ciudad que se moderniza”. Y ya con el golpe militar de 1964, “los artistas empiezan a comprender que la imagen tiene una fuerza política muy importante”.
Por eso, dijo Quintella, “cuando vemos en la muestra del MALBA la obra pop sobre el Che Guevara, por ejemplo, vemos simultáneamente un ícono pop y un ícono que convoca a la gente para ampliar la conciencia social y llamar a la lucha. Así, nuestro pop es muy político y artesanal. En él hay una conciliación entre un imaginario pre-industrial y un imaginario moderno: las teles estaban llegando a las casas brasileñas y, a la vez, había gente no alfabetizada. Aún hoy”.

Ante ello, remarcó Quintella, “los artistas empezaron a pensar en su papel social frente al agotamiento de las promesas modernas y emergieron nuevas formas de participación, de política y de estética. En los años ‘60 hubo distintos caminos de arte político”. Luego intervino el artista Claudio Tozzi, de 81 años: “Con todas estas transformaciones en los años ‘60 y ‘70, los artistas se reunieron para hacer un trabajo más colectivo. Era muy importante llegar a un público más amplio. Había que salir de los museos y estar en las calles”.
Por la muestra, MALBA y la Pinacoteca de San Pablo publicarán un libro bilingüe con imágenes y cinco ensayos inéditos de Yuri Quevedo, Pollyana Quintella, Fred Coelho, Taisa Palhares y André Pitol. Además tendrá textos históricos de Ferreira Gullar, Mario Pedrosa, Hélio Oiticica, Federico Morais y Aracy Amaral. El arte brasileño pop aún desafía: su rostro experimental y político sigue interpelando al presente.