Vincent van Gogh se suicidó en julio de 1890 en un campo de trigo cerca de Auvers. Sin embargo, cuando ya se está despidiendo  2023 es posible dialogar con él. Pero su voz y su imagen no vienen del Más Allá, ni la nueva posibilidad es fruto de algún misterio esotérico.  Es un logro entre sorprendente y algo morboso de la Inteligencia Artificial (IA).

Quienes visiten el Museo d`Orsay en París, tendrán la oportunidad de hablar con el mismísimo Vincent o, por lo menos, con una réplica robótica que contestará todas las preguntas, incluso la más difícil: por qué se suicidó que, de hecho, es la que más le formulan los visitantes.

Según The New York Times, “los desarrolladores de IA han aprendido a dirigir sutilmente la conversación sobre temas delicados como el suicidio hacia mensajes de esperanza”. También los pintores famosos muertos en el siglo XIX, parece,  tienen un coach que se ocupa de la mejorar la imagen que transmiten a través de sus palabras.  Pero, de acuerdo a lo que dice el mencionado medio, van Gogh aún comete algunos errores, aunque estos serían intencionales, ya que el francés no era la lengua materna de Vincent, sino el neerlandés, el idioma oficial de los Países Bajos y él había nacido en Holanda .

A la pregunta acerca de su suicidio  el bot de Vincent contesta con algunas evasivas  como, por ejemplo, «Yo imploraría esto: aférrate a la vida, porque incluso en los momentos más sombríos, siempre hay belleza y esperanza». ¿Es que acaso el propio suicida sabe “la” razón de su suicidio o responde más bien a un estado de ánimo que lo lleva a la muerte? La IA no parece poder develar todavía este misterio, aunque intenta también respuestas menos indirectas que dejen más satisfecho al visitante: «Ah, mi querido visitante –dice en ocasiones el Vincent tecnológico- el tema de mi suicidio es una carga pesada de soportar. En mis momentos más oscuros, creía que acabar con mi vida era el único escape del dolor que atormentaba mi mente.” En otras ocasiones, la respuesta es: “No vi otra manera de encontrar la paz».

Vincent van Gogh, el resucitado

«Una de las preguntas que nos hicimos fue en qué momento este Van Gogh era el verdadero Van Gogh», dijo Agnès Abastado, directora de desarrollo digital del museo, al medio ya citado.  Y agregó: “Era importante mostrar cómo esta tecnología no sólo será un proyecto comercial, sino cultural que puede mejorar la exhibición del conocimiento”.

El Museo d`Orsay, que es público, ha apostado fuerte a “Bonjour, Vincent” como parte de una iniciativa aún mayor que la ha llevado a asociarse con empresas para poder darte actualidad a su colección que pertenece mayoritariamente al siglo XIX.

Sin embargo, es innegable que existe una suerte de “fiebre Van Gogh” que da suculentos dividendos. La figura del pintor posimpresionista como la de Frida Kahlo, por ejemplo, se ha convertido en una moda que parece exaltar el sufrimiento hasta banalizarlo.

En el mundo se han multiplicado los espectáculos inmersivos que tienen a Van Gogh como centro. Hace casi exactamente un  año llegó a la Argentina la primera experiencia de este tipo, Imagine Van Gogh, que se llevó a cabo en La Rural. El espectáculo ya había recorrido diversos países antes de su arribo al país.

Además, las imágenes del pintor se han reproducido en los objetos más disímiles de uso práctico, desde zapatillas y tazas, hasta felpudos. Hubo incluso una colaboración del Museo Van Gogh de Ámsterdam con la franquicia Pokemon. En octubre de este año, según lo informó la agencia AFP, ese museo debió retirar de circulación las tarjetas que había impreso para promocionar al pintor entre los más jóvenes  “debido al comportamiento de los especuladores que compran los artículos más codiciados editados en número limitado para revenderlos a precios exorbitante”.

Museo d`Orsay
Foto: JULIEN DE ROSA / AFP

Por su parte, la empresa tecnológica Jumbo Mana, desarrolladora del algoritmo Van Gogh y que actualmente está trabajando sobre un proyecto similar cuyo protagonista es Arthur Rimabaud, tiene en mente lanzar al mercado el programa de IA Van Gogh a través de dispositivos Amazon Alexa y Echo. Ya no habrá que concurrir al Museo porque el pintor nos visitará en nuestra propia casa.

Como si se tratara de un nuevo Frankenstein de la era tecnológica, la IA intenta algo así como darle vida a alguien que ha muerto. Quizá, en algún punto, la tecnología se relacione con la ficción y con la magia.