«Estuvimos hablando sobre el tema con los bancos, pero cada uno tiene su operatoria con los clientes». La respuesta viene de parte de la Secretaría de Comercio Interior sobre una pregunta repetida con insistencia: ¿los bancos subirán el límite de financiamiento de la tarjeta de crédito frente a los programas de pago, como el Ahora 30, en medio de la escalada inflacionaria?

La dependencia a cargo de Matías Tombolini puso en marcha el programa que permite la compra, en hasta 30 cuotas fijas, de televisores, aires acondicionados de bajo consumo, heladeras, lavarropas y celulares a precio sugerido y de fabricación nacional. El plan abarca inicialmente a 273 productos ensamblados en el país y contempla un tope de $120.000 para los celulares y de $200.000 para el resto de las categorías.

El programa estará vigente hasta el 22 de diciembre de este año, prorrogable hasta el 19 de enero de 2023. La clave está en que contempla una tasa nominal anual (TNA) del 48%, porcentaje consensuado con los bancos y que está por debajo de la inflación.

Para llevar el programa a cabo, las entidades bancarias afrontarán el costo de subsidiar la tasa por un monto de $100.000 millones. A modo de comparación, los planes que contemplan de 3 a 24 cuotas tienen una TNA del 63,75 por ciento.

Sin embargo, el recargo financiero de esa tasa anual para los 30 meses da 85,57%, es decir: financiado en esa cantidad de cuotas, un producto que tiene un precio de lista de $ 100.000, se pagará $ 185.570, y ese deberá ser el límite que la tarjeta de crédito deberá contemplar para poder concretar la operación. No es un dato menor, puesto que el precio exhibido suele ser el de lista. Es que, en realidad, el valor final lo refleja el Costo Financiero Total (CFT).

Tiempo consultó a fuentes del sector cómo maridan estos altos niveles de financiación con el límite de las tarjetas de crédito que ofrecen los bancos. Desde la Asociación de Bancos de la Argentina (ABA), por ejemplo, aseguran estar «sorprendidos» frente a las distintas consultas y responden: «Los límites de consumo se han actualizado hasta tres veces por año».  Este mismo argumento es el que aduce la mayoría de las entidades consultadas por este medio. Incluso, un banco que pesa fuerte en la Ciudad de Buenos Aires detalla que mantienen separado el límite en una cuota de lo que es en varias. «Todo depende del comportamiento del cliente y los ingresos que se declaren de manera formal», cuenta la financiera.

Salarios y negocio

Hay unos casos donde la actualización del límite se realiza de manera automática, contemplando nivel de ingresos, historial de pago y posicionamiento en el sistema financiero, y otros en los que se aguarda a la solicitud del cliente con una preaprobación correspondiente. Pero en todas las situaciones, indefectiblemente, tiene que comprobarse un aumento de la remuneración. El problema está en que la heterogeneidad del mercado de trabajo no garantiza que todos los trabajadores contemplen incrementos en sus ingresos ni tampoco que se aggiornen al ritmo inflacionario. Según el último dato del Instituto de Estadísticas y Censos (INDEC), los salarios crecieron en agosto un 6,5% y en el acumulado del año avanzaron en un 51%, mientras que el incremento de los precios en igual mes fue de 7% y en la suma de los ocho meses ascendió a 56,4 por ciento.

De todos modos, para quienes sí vieron sus salarios incrementados por las negociaciones paritarias, los bancos consultados afirman que se les actualiza el límite de financiación y que no habrá ningún movimiento especial por el programa Ahora 30. «El programa es conveniente para el consumidor, lo entendemos como un beneficio tanto para los bancos como para los consumidores porque reactiva el consumo. Además, se trabajó en conjunto. ¿Por qué ahora lo boicotearíamos?», se preguntó el representante de una entidad en diálogo con Tiempo.

No coincide con la mirada de un especialista del sector financiero que prefiere el off, y reconoce que las tasas del Ahora 30, al ser negativas, no generan rentabilidad en los bancos, por lo que no aumentar el límite puede ser una opción para que los clientes no hagan uso del plan y, por tanto, «los bancos no pierdan dinero». «La actualizaciones son trimestrales y la inflación mantiene un recorrido diario, es difícil así. Además, se presta a una tasa menor que la del plazo fijo, no termina de ser negocio», admite.

El corto plazo gana

El día de la presentación, el ministro de Economía, Sergio Massa, argumentó que el objetivo del Ahora 30 «es bajar la expectativa inflacionaria», porque «cuando bajamos la tasa de interés y los precios, bajamos la inflación». La corrida inflacionaria, detalla otro banco, fue el motivo principal de la autorización para la suba del límite a 9 de cada 10 clientes, por solicitud propia del usuario. Además, los bancos ofrecen facilidades para reclamarlo, ya que puede ser por línea telefónica, pero también por la app o la página del home banking, lo que motoriza que el trámite sea más rápido.

Al margen del límite, la estructura de gastos del consumidor también es parte del análisis a la hora de financiar un producto en treinta cuotas. No solo por el peso que ocupará la cuota frente a otras obligaciones canceladas con tarjeta, como alimentos o bienes esenciales, sino por el hecho de pagar un monto fijo durante dos años y medio. Según el Índice Prisma, que releva el movimiento de los medios de pago en la Argentina, en el segundo trimestre el 50% de las compras hechas con planes Ahora no superó los seis meses de plazo, lo que denota la negativa de abonar en cuotas durante mucho tiempo. «

Las tasas altas no ayudan

Según el BCRA, en septiembre pasado el consumo con tarjetas de crédito cayó un 0,5% en términos reales, y acumula tres meses en rojo.

Además, de acuerdo a Federico Vacalebre, profesor de la Universidad del CEMA, el stock de consumos con tarjeta de crédito está en el nivel más bajo desde octubre de 2019, cuando había una alta tasa de interés y un fuerte impacto por el efecto de las PASO.

Pasada la crisis de la deuda en pesos que se desató en junio último, el BCRA subió las tasas de interés cuatro veces, que pasaron del 49% nominal anual (61,7% tasa efectiva anual) a 75% (107,3% tasa efectiva anual). A este resultado se suma la desaceleración de la actividad económica y el acuerdo con el FMI, que obliga al BCRA a mantener tasas de interés positivas y en línea con la inflación, lo cual podría seguir profundizando este descenso del consumo.