Mientras más de un millón de chilenos se desmovilizaban en Santiago de Chile y comenzaba el toque de queda en la capital, el presidente Sebastián Piñera que nuevamente dio la orden de reprimir a manifestantes pacíficos publicó en su cuenta de Twiter un mensaje desconcertante y calificado de cínico por muchos chilenos: “La multitudinaria, alegre y pacífica marcha hoy, donde los chilenos piden un Chile más justo y solidario, abre grandes caminos de futuro y esperanza”. El mandatario completó su posteo diciendo “Todos hemos escuchado el mensaje. Todos hemos cambiado. Con unidad y ayuda de Dios, recorreremos el camino a ese Chile mejor para todos”.

Una de las respuestas más fuertes, provino de la diputada comunista Camila Vallejos, que apuntó a la responsabilidad de Piñera en las brutales represiones con la que carabineros y el ejército buscan dispersar las marchas, y que ya ha causado al menos 19 muertes, incontables heridos, abusos de toda clase: “Presidente Sebastián Piñera, usted tiene las manos manchadas con sangre”, le respondió directamente al mensaje presidencial. Asimismo le retrucó que “no sólo sigue sin escuchar sino que insiste en mandar a disparar a civiles en las calles. ¿Cuántos muertos más faltan para que decida terminar con este terrorismo de Estado?”.

Las declaraciones de Piñera a lo largo de más de una semana que llevan las protestas han sido erráticas, pasó de asegurar que “estamos en guerra contra un enemigo poderoso” a pedir perdón para finalmente calificar de “alegre y pacífica marcha”. Sin embargo sus acciones no dejan lugar a dudas, ha mandado impuso el primer toque de queda en lo que va de la democracia chilena, mandó a carabineros a reprimir, y subió la apuesta militarizando las calles de todo el país con el ejército y los reservistas, dejando a su paso al menos 19 muertes, varias personas desaparecidas, denuncias por torturas y violaciones por parte de agentes estatales.  

Las multitudinarias manifestaciones, que tuvieron su pico el viernes, arrancaron por la suba del boleto de subte, fueron el catalizador de las críticas en uno de los países más desiguales de Latinoamérica. El sistema de las AFJP, el casi imposible acceso a la educación, el colapso del sistema de salud, la privatización del agua, los bajísimos salarios y el inmenso abismo salarial, el alto costo de los peajes, el nepotismo de la casta política, entre muchos otros reclamos.



El movimiento de protesta no ha sido capitalizado por ningún partido político, su horizontalidad y masividad son contundentes y sus repercusiones aún no han se logran ver. Sí es más que preocupante la violencia institucional desplegada para acallar las voces y la crítica, que ha llevado a la vulneración de derechos humanos básicos de decenas de ciudadanos y ciudadanas. ¿Qué clase de investigación llevará adelante la alta comisionada para los Derechos Humanos de la ONU, Michelle Bachelet, en su próxima misión a Chile? Otro punto crítico ha sido la cobertura que han hecho los medios nacionales tradicionales, que ha obligado a los chilenos han buscar información en las redes y hasta en medios argentinos.