La entrevista de algo más de dos horas del presidente ruso con el estadounidense Tucker Carlson despertó feroces críticas en medios y gobiernos occidentales pero al mismo tiempo tuvo más de 100 millones de visitas en la cuenta en X del periodista, cercano a Donald Trump y la nueva derecha internacional. Para el canciller alemán Olaf Scholz fue una «burla»; para la Unión Europea, Vladimir Putin repitió «viejas y peligrosas mentiras» sobre Ucrania y para diarios del Reino Unido, Nueva Zelanda y Estados Unidos, amenazó con una nueva guerra mundial, dijo que Rusia jamás perderá en Ucrania, fue incoherente y no dejó hablar al entrevistador.

Carlson estuvo en Buenos Aires para reportear a Javier Milei antes de la primera vuelta electoral. También subió al espacio, que abrió luego de que lo echaran de la cadena Fox, sus charlas con el neofranquista español Santiago Abascal, el premier húngaro Viktor Orban y Trump. Son de esasconversaciones relajadas que permiten las nuevas plataformas, donde hay un cara a cara sin límites de tiempo. Como el mismo Carlson advirtió en el prólogo de su charla con Putin, uno puede estar o no de acuerdo con lo que dice el líder ruso, pero a dos años de la guerra en Ucrania, «una guerra que está remodelando el mundo entero» y de la que las mayorías no están informadas, «deberías saber todo lo que puedas. Y luego, como un ciudadano libre y no un esclavo, puedes decidir por ti mismo».

En su exposición, Putin repite su versión de la historia acerca de que Ucrania es «en cierto sentido, un Estado artificial creado por voluntad de Stalin» y que fue beneficiada con territorios de población húngara, polaca y rumana cuando se formó la Unión Soviética. Carlson le pregunta si considera que esas naciones podrían reclamar territorios. «Es muy posible, si no decir que tienen el derecho de hacerlo (…) por lo menos es comprensible» que lo quisieran hacer. Aunque jura que no le sugiere algo así al premier húngaro, con quien tiene una relación bastante amigable.

Tras su explicación de los lazos que unen a ucranianos y rusos, Putin habla las cinco oleadas de avance de la OTAN hacia el este, a pesar de las promesas en contrario esbozadas en 1991 por los líderes occidentales. Algo que dijo repetidamente durante el 2021. Y detalla que en 2008, en una cumbre en Bucarest, la OTAN dijo que le abriría las puertas a Ucrania y a Georgia. Luego vendría el golpe de 2014, a pesar de que se avecinaban elecciones anticipadas en las que el entonces presidente, Viktor Yanukovich, «no tenía ninguna posibilidad de ganar. Todo el mundo lo sabía». Un tema de fondo entonces era el acercamiento a la Unión Europea, a lo que Putin se negaba porque había una zona de libre comercio entre ambos paises. «Si Ucrania abría sus fronteras con Europa todo fluiría a nuestro mercado».

En este tramo, Putin le recuerda a Carlson su intento fallido por entrar en la CIA («gracias a Dios no lo contrataron», bromea) y habla muy bien del trabajo de sus excolegas, «ya que yo trabajé en la Primera Dirección Principal, es decir, el servicio de inteligencia de la URSS». La cataloga como una organización seria de la que siempre han sido oponentes, pero «un trabajo es un trabajo». Y como antiguo colega puntualiza que con el golpe del que estos días se cumplen diez años «lo hicieron todo bien». Luego hay un cruce jugoso:

–¿Quién voló los gasoductos Nord Stream?

—Ustedes, por supuesto.

–Ese día estaba ocupado. No volé el Nord Stream.

–Usted personalmente puede tener una coartada, pero la CIA no la tiene.

–¿Tiene pruebas de que la OTAN o la CIA hicieron esto?

–No voy a entrar en detalles, pero en estos casos siempre dicen: busca a alguien que esté interesado. En este caso, no sólo debemos buscar a alguien que esté interesado, sino también a quien pueda hacerlo.

Putin revela conversaciones con los presidentes Bush padre e hijo y con Bill Clinton acerca del deseo ruso de entrar a la OTAN, frustrado por la parte occidental. Y dice que hubo una posibilidad de acuerdo de paz luego del 24F, en una mesa de negociaciones en Estambul. «Hubo un documento aprobado por el jefe de la delegación ucraniana (…) que luego dijo (que) el señor Johnson (entonces primer ministro británico) vino y nos convenció» de tirar todo para atrás.

Putin se explaya en lo que entiende por «desnazificación» de Ucrania y acota que si los países occidentales dejan de enviar armas a Ucrania «todo acabará en semanas». No queda fuera del tintero el rol de los países BRICS+ en este nuevo mundo multipolar: recomienda a las elites estadounidenses que tomen en cuenta estos cambios y les advierte por los errores que cometen al pretender sancionar a un país como Rusia, que de todas maneras creció en este tiempo, y con pretender que el dólar sea la forma de dominio del mundo. El entrevistador no olvida reclamar la liberación de Evan Gershkovich, enviado espcial del Wall Street Journal acusado de espía por Rusia. Putin dice que son cuestiones que se negocian en el ámbito de las agencias de inteligencia. «Cuanto más se da publicidad a este tipo de cosas, más difícil resulta resolverlas. Todo debería ser con calma», culmina.


La entrevista completa se puede ver en inglés en X en @TuckerCarlson o en https://tuckercarlson.com/. Hay cuentas con el subtitulado en la exTwitter.

Zelenski descabezó la cúpula militar

Luego de varias semanas de dimes y diretes, finalmente el presidente Volodimir Zelenski se deshizo del que pinta como su principal competidor político de cara a futuras elecciones, el comandante de las fuerzas armadas ucranianas, Valeri Zaluzhni, y designó en su lugar al general Oleksander Sirski. La información oficial habla de «perfeccionar los medios y métodos de guerra» para lograr un triunfo militar. La realidad es que el teniente general Zaluzhni compite en popularidad con el excomediante, y que hace tiempo venía reclamando cambios en la estrategia de la guerra con Rusia para no seguir perdiendo tropas. Por otro lado, antes de tomar esta medida, el primer mandatario tuvo que «pedir permiso» a los aliados de Ucrania en la OTAN y sobre todo, Estados Unidos.
Sirski es considerado por los medios occidentales como el héroe de la defensa de Kiev en los primeros días de la operación militar rusa, en febrero de 2022 y le atribuyen triunfos en la contraofensiva en Jarkov y la defensa de Bajmut. Pero básicamente resaltan que es hombre de la más absoluta confianza de Zelenski. El presidente también destituyó al jefe del estado mayor, el general Sergi Shaptala.
Otro dato a tener en cuenta es que la tan meneada contraofensiva de verano de 2023 (junio-noviembre) terminó sin pena ni gloria a pesar de las promesas de Zelenski a los europeos y al gobierno de Joe Biden de que estaría en condiciones de recuperar el territorio ahora en manos de las fuerzas rusas y los independentistas del Donbass. Sin embargo, ese fracaso no recayó, entre la población, sobre la espalda de Zaluzhni, que venía señalando los errores de conducción que le ordenaban desde Kiev.
La capacidad militar de Ucrania sigue dependiendo del apoyo de EE UU y la OTAN, y ahí tampoco Zelenski las tiene fáciles. Biden, en plena campaña por la reelección, no logra que los republicanos le aprueben un nuevo paquete de ayuda. «El fracaso del Congreso de Estados Unidos al no apoyar a Ucrania roza una negligencia criminal», le dijo Biden al canciller alemán Olaf Scholz en visita oficial a Washington.