Si la cobarde patota de rugbiers no hubiera asesinado a golpes a Fernando Báez Sosa el pasado 18 de enero en Villa Gesell, el joven habría cumplido 19 años este lunes 2 de marzo. Atravesados por el dolor, sus padres Silvino Báez y Graciela Sosa, se acercaron al cementerio de La Chacarita para estar un momento junto a los restos de su único hijo.

“Quisiera darle un fuerte abrazo a mi hijo y se lo tuve que dar a la tumba”, fueron las pocas palabras que Graciela brindó a la prensa a la salida del cementerio. La mujer, visiblemente compungida y sensibilizada, estaba acompañada de Silvino quien sí pudo explayarse un poco más: “Hoy es un día muy especial. Estamos muy tristes. No sabemos de dónde sacamos fuerza para seguir adelante”, expresó.

Poco antes, en la puerta de su casa de Recoleta, el padre había señalado: «No tenemos consuelo. Día a día es más duro. Tenemos un dolor inmenso, bronca, hoy en especial que no está Fernando con nosotros”.

“Cada día que pasa nos sentimos más vacíos. A nosotros nos hace falta algo y ése es Fernando”, aseguró e insistió: “Fernando no está, eso es lo más difícil. Nosotros tratamos de sobrellevarlo como podemos, no tenemos otra forma, no tenemos consuelo”, afirmó.

Además, el padre de la víctima agradeció al colegio donde iba su hijo, que esta tarde, a las 19 horas, realizará una misa para recordar a Fernando. Los padres, que estarán presentes en la ceremonia, también reconocieron “el apoyo de la gente”.

“Yo tengo enojo, a mí me corre sangre por las venas, pero hasta que la Justicia haga todo su trabajo yo no puedo andar diciendo cosas que no debo”, comentó respecto de la investigación que considera “está en buen camino”.

Por último, y antes de partir hacia el cementerio, Silvino dijo: “Voy a saludar a mi hijo, a decirle que estamos de pie luchando hasta que se consiga Justicia por él y por todos los chicos que la necesitan. No tenemos vida”.