Se lo nota entusiasmado, contento. Podría suponerse que es por su nueva costumbre de «hacer fierros”, que fue lo único que le solucionó el “dolor crónico de cuello y hombros por tocar el violín”. Antes había probado con yoga y pensaba: “¿Qué voy a hacer pesas? Me va a joder las manos”. Pero los gimnasios se convirtieron en sus mejores aliados. Pero el verdadero motivo de su felicidad es que el Ramiro Gallo Quinteto está a punto de cumplir 25 años de existencia. “Son un parpadeo, como cantaba Gardel, aunque es mucho tiempo”, reflexiona.
“A mí me parece que fue ayer que empezamos –reafirma Gallo–. Sin ninguna exageración. Los años han volado, han pasado de manera vertiginosa. Después quedan las cosas que pudimos hacer, los distintos integrantes que pasaron por el grupo. La sensación interna es que fue todo un pestañeo”.
Para celebrar ese pestañeo, Gallo (violín, dirección y composiciones), Adrián Enríquez (piano), Santiago Vera Candioti (guitarra eléctrica), Joaquín Benítez Kitegroski (bandoneón) y Lautaro Muñoz Arista (contrabajo) se presentarán este jueves en Hasta Trilce.

En la música, como en cualquier proyecto pensado para perdurar, el inicio adquiere con el tiempo estatura de mito personal. “No pensaba que esta aventura iba a durar tantos años, pero tenía muy claro por qué quería hacer el grupo, y eso me daba la certeza de que no iba a ser algo ocasional”. La certeza se basaba en dos pilares: la convicción de que era el tango y ningún otro género al que se quisiera dedicar, y que la mejor forma expresiva requería un quinteto.
“Antes de venir a Buenos Aires viví ocho años en Paraná e inicié un montón de proyectos. Eran agrupaciones móviles: no siempre tenía la misma cantidad de integrantes y el repertorio cambiaba. Vine con la sensación de arrastrar un bagaje disperso y quería un grupo que aglutinara toda mi faceta de compositor. Y como ya me había enamorado del tango, no debía tener otra estética ni género. El quinteto es clásico del género: no buscaba innovar orquestalmente”, puntualiza Gallo.
Todo se plasmó el “2 de noviembre de 2000, aunque lo venía pensando desde hacía tiempo”. La escena de la música popular estaba dominada por rock y pop, el folklore seguía su convención y al tango, pese a jóvenes intentos de rescatarlo, le costaba levantar vuelo. “Sentíamos que crecía el interés. Fuimos una generación que aportó agrupaciones que miraban hacia atrás en perspectiva y rescataban cuestiones estilísticas clásicas para incorporarlas a nuestras propuestas. Lo estábamos amando y practicando, pero también aprendiendo. Esto lo digo aunque siempre toqué tango. Estaban rotos los canales de conexión con el público: la gente no percibía aspectos del lenguaje y la pronunciación. Nosotros lo tocábamos de oído, pero lo empezamos a mirar con lupa, y así contactamos a viejos maestros.”

El cambio en la expresión musical urbana no se hizo esperar. Gallo y otros músicos dieron un vuelco a la historia. “Yo tocaba en El Arranque, una de las primeras orquestas en volver a la pista de baile. Tocábamos en vivo en las milongas, algo poco habitual.” Las giras por Europa le dieron el empujón final para formar el quinteto. “En ese grupo no hacía mis temas, y siempre necesité componer y mostrar mis materiales. Salí con una agrupación dedicada a tocar música original, y eso fue novedoso. Había tocado en sinfónicas, coqueteado con rock, jazz y fusión de los ’80. Mis composiciones sonaron distintas y eso nos dio notoriedad”.
Gallo también recuerda un encuentro casual con el gran Ramón Ayala: “Una vez, mientras presenciaba un concierto, el Mensú estaba a mi lado. Lo comentaba casi como en un partido de fútbol. En un momento escuchó un tema y me dijo: ‘A esta composición le falta vida, le falta sangre. Y después: le falta un por qué’. Para mí eso resume un montón de cosas. La música tiene que tener un por qué”.
“Estoy al servicio de los sonidos que me visitan -reflexiona-. Detrás de esa práctica honesta tiene que salir música original. No importa en qué etapa de la vida o de un grupo aparezcan, siempre hubo necesidad y honestidad.”

Gallo cierra recordando lo que alguna vez le dijo el gran bandoneonista y compositor Raúl Garello: “’Te aviso: estás en un camino de satisfacciones y belleza. Pero también de profunda soledad’. Al principio no lo dimensioné, pero años después entendí que se trata de disfrutar la tarea y salir a pelear por el público, aunque sean 50 personas. Esas 50 son parte del esfuerzo igual que nosotros”. «
¿Cuándo?
Ramiro Gallo Quinteto Concierto Aniversario: 25 años de tango contemporáneo y libertad creativa. Jueves 6 de noviembre a las 21 en Hasta Trilce, Maza 177 (CABA).