A cinco años del homicidio de la concejala socialista Marielle Franco, Brasil carga con la deuda de saber quién mandó a matar a la dirigente política de Río de Janeiro y por eso el presidente Luiz Inácio Lula da Silva ratificó este martes que puso al Gobierno federal a disposición de la investigación, algo destacado por su ministra de Igualdad Racial y hermana de la víctima, Anielle Franco.
Al abrir la reunión de gabinete de ministros en el Palacio del Planalto, Lula pidió un minuto de silencio para recordar a Franco: es la primera vez que el Poder Ejecutivo homenajea a la concejala asesinada el 14 de marzo de 2018, cuando el país era gobernado por Michel Temer y Río de Janeiro era intervenida por el general del Ejército Walter Braga Netto, excandidato a vicepresidente de Jair Bolsonaro en 2022.
Hasta el momento lo que está ratificado en la causa es que dos expolicías pertenecientes a las mafias de las milicias cariocas fueron los asesinos de Franco y salieron a cometer el homicidio desde el condominio de casas en Barra de Tijuca donde reside el expresidente Bolsonaro, quien en ese entonces era candidato y niega cualquier vinculación con los homicidas.
«Saber quién mandó matar a Marielle es un deber de la democracia. Me duele tener que hablar sobre pedir justicia después de tanto tiempo, pero lo haremos hasta solucionar el caso»
«La mejor forma que tenemos aquí de homenajear a Marielle es hacer un minuto de silencio», le dijo Lula a sus ministros.
En las redes sociales, el mandatario elogió la decisión del ministro de Justicia, Flavio Dino, de incorporar a la Policía Federal a la investigación para determinar quién mandó a asesinar a Franco, una dirigente negra de la favela de Maré que además había cuestionado el rol de las milicias parapoliciales que actúan en la «ciudad maravillosa» aliadas a la ultraderecha.
En su tercer mandato, Lula colocó el caso de Marielle en el centro de su política, un homicidio ocurrido un mes antes de que el exsindicalista fuera encarcelado y proscripto para participar en las elecciones de 2018, en un clima de violencia política inédito desde la redemocratización en 1985.
La designación como ministra de Anielle Franco, periodista que ganó relevancia al comandar el Instituto Marielle Franco, se convirtió en uno de los mensajes del Gobierno de Lula para luchar contra la violencia política.
«Saber quién mandó matar a Marielle es un deber de la democracia. Me duele tener que hablar sobre pedir justicia después de tanto tiempo, pero lo haremos hasta solucionar el caso. Es la primera vez que el gobierno está realmente comprometido con que se haga justicia», aseguró la ministra de Igualdad Racial.
En el marco del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo pasado, el Gobierno anunció una serie de proyectos de ley que fueron enviados al Congreso, entre ellos instituir el 14 de marzo como Día de Enfrentamiento a la Violencia Política, de Género y de Raza en Brasil.
El proyecto ganó carácter de urgencia y debe ser sometido a votación en los próximos meses.
En Río de Janeiro, el Museo de Arte de Rio (MAR), en la Plaza Mauá, inauguró una estatua en homenaje a Franco del artista plástico Paulo Nazareth de 11 metros de altura en aluminio y metal y que fue presentada en la Bienal de Sao Paulo de 2021.
«Marielle se volvió una gigante como esta estatua. Es fundamental que sea gigante en su legado», dijo la madre de la víctima, Marinete da Silva.
El asesinato
El 14 de marzo de 2018 Franco fue acribillada de más de 40 tiros junto a su chofer, Anderson Gomes, en la zona céntrica de Río de Janeiro cuando salía de una reunión partidaria.
Los pedidos de justicia este martes frente al Consejo Deliberante de Río se extendieron a Gomes.
La viuda de Marielle Franco, la concejala Monica Beniciio, del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), dio un discurso: «Como todos los 14 de marzo, es un sentimiento de dolor por un asesinato que golpeó la democracia de Brasil. Cinco años sin respuestas».
Los detenidos por haber asesinado a Franco salieron del condominio Viviendas da Barra, la residencia personal de Bolsonaro, hoy instalado en Florida, Estados Unidos, como turista, después de haber abandonado Brasil antes de dejar el cargo el 30 de diciembre pasado
Por el crimen de Franco están detenidos los expolicías Ronnie Lessa y Elcio Queiroz, aunque todavía no se determinó quien mandó matar a la concejala.
Los dos acusados son expolicías que forman parte de las llamadas «milicias», organizaciones parapoliciales que disputan el poder del crimen organizado en las favelas y comunidades, sobre todo en Barra de Tijuca y Jacarepaguá, zona oeste de Río, y en la llamada Baixada Fluminense, el Gran Río de Janeiro.
Durante toda su vida como parlamentario, Bolsonaro -algo que repiten sus hijos- ha premiado a policías vinculados a las milicias y defendió la acción particular para combatir el delito.
El mismo mes que Franco fue acribillada a tiros junto con su chofer, Lula se encontraba en una caravana por el interior del estado de Paraná, donde los ómnibus en los que viajaba la comitiva fueron baleados por desconocidos.
Un mes después del crimen de Franco, Lula fue preso y proscripto de participar en las elecciones por orden del juez Sérgio Moro, de la Operación Lava Jato, que finalmente terminó siendo ministro de Justicia de Bolsonaro.
Durante la campaña electoral en la cual venció a Bolsonaro, Lula aseguró que «gente vinculada» al expresidente había sido la autora del homicidio.