La reforma laboral regresiva, que plantea el gobierno, implica llevar a la Argentina al siglo XIX, porque fundamentalmente apunta a quitar derechos a los trabajadores formalizados, que hoy son el 40% del país y eternizar las condiciones de los trabajadores y trabajadoras precarios, que son el 60% restante de la población económicamente activa. 

La ley intenta hacer desaparecer al patrón que está detrás de las plataformas, que es el que organiza el trabajo, paga por él y administra el tiempo del trabajador y la trabajadora, obligándolos a que pongan sus propios recursos (vehículos, teléfonos, computadoras) al servicio de ese patrón. Por otro lado, la reforma busca terminar con los despidos con y sin causa para establecer un nuevo mecanismo de financiamiento que no va a ser el pago de la indemnización por el patrón que despide, sino que se crea un fondo de asistencia laboral que será el encargado de pagar las indemnizaciones. O sea, el Estado subsidia los despidos que le saldrán gratis a los empresarios y que lamentablemente en este escenario de recesión económica se multiplicarán (en estos dos años se perdieron 243.000 puestos de trabajo formales). Quieren instalar un modelo donde desaparece la industria, la cultura, los convenios colectivos de trabajo y el derecho a la huelga porque se reglamenta estableciendo un mecanismo para garantizar el 75% de las guardias y de los servicios. 

Por otra parte, las paritarias y los convenios colectivos de trabajo, quedarán absolutamente limitados con la creación del salario móvil, ya que establece un mecanismo de acuerdos individuales y prevé que la paritaria solamente actúe como techo y no como piso. Y se establece un banco de horas con lo cual desaparecen las horas extras y se podrán trabajar hasta 12 horas por día sin que se les paguen esas horas trabajadas de más. 

Frente a esta situación, la decisión de la CTA es multiplicar el estado de movilización con medidas de fuerza dirigidas a que el Congreso no apruebe estas leyes. A partir de las últimas elecciones, es un escenario difícil por la nueva composición de representación institucional dentro de la Cámara de Diputados y de Senadores, en las cuales si bien Milei ganó con el 25% del total del padrón, el hecho de que no hayan ido a votar 12 millones de empadronados hace que ese porcentaje se convierta en el 40% de los votantes. 

Las CTA en unidad estamos convocando a movilizar en todo el país, en todas las provincias y centralmente en Plaza de Mayo junto a la CGT. Vamos a mantener este estado de movilización durante todo el periodo de sesiones extraordinarias, en lo que resta de diciembre, enero, febrero, para que estas leyes no sean aprobadas. Y en todo caso que se debata en sesiones ordinarias por la importancia y significación de esta reforma y para que sean tomadas en cuenta las distintas propuestas que hemos presentado desde las centrales sindicales y que ya tienen estado parlamentario. Necesitamos que el debate sobre las relaciones laborales sea abordado con la opinión de las trabajadoras y los trabajadores y que esos proyectos sean contrapuestos a los regresivos que está planteando el gobierno, que, insisto, nos quiere llevar a un régimen esclavista en el siglo XXI.

La reforma laboral de Milei pretende llevar a la Argentina al siglo XIX
Foto: Eduardo Sarapura