Hace exactamente dos décadas moría Juan José Saer en París, una ciudad que fue casi un destino obligado para muchos escritores argentinos que se exiliaron allí o que recalaron en esa ciudad porque era el epicentro de la cultura.

Saer había nacido en una familia de inmigrantes sirios en 1937 en Serondino,  una zona rural de la provincia de Santa Fe pero en 1968 se instaló en París. Había ido a Francia con una beca de estudios otorgada por la Alianza Francesa que duraría seis meses, para estudiar el nouveau roman pero se quedó a vivir allí.

Las razones por las que no volvió, seguramente, deben ser varias  e imposibles de determinar. Pero lo cierto es que la lejanía de su tierra natal hizo que la recreara o la creara  en su narrativa, que la convirtiera en escritura.

En una entrevista con Horacio González dijo refiriéndose a su viaje: “Creo que nunca podemos ver totalmente las situaciones que vivimos, los problemas en los que reflexionamos totalmente desde afuera, siempre estamos implicados en ellos, pero por ejemplo me resultó bien irme del país porque por primera vez lo vi como un conjunto, de lo contrario tenía una óptica demasiado situada como para verlo en su totalidad, no diré que lo vi claro en su conjunto, simplemente lo vi como a una totalidad, de ahí a que mis análisis sean más o menos confusos o más o menos claros es otro problema”.

Y agregó: “Por primera vez lo vi como una totalidad, lo vi desde fuera, como cuando uno está en la habitación de una casa y cuando sale afuera ve la fachada, el exterior, ve más o menos las dimensiones generales (…).

El legado de Juan José Saer, a 20 años de su muerte

A pesar de que fue contemporáneo del boom de la literatura latinoamericana, no figura en la lista de sus protagonistas sencillamente porque su proyecto literario fue distinto y, por lo mismo, solitario.  Su búsqueda se centró, sobre todo, en la forma y, en este sentido, no hizo concesiones con ningún tipo de facilismo para ganar lectores.

Por el contrario, muchos de sus libros ofrecen cierta resistencia  a la lectura, cierta dificultad que es como una “escollo” a vencer  para poder entrar en su mundo, para acceder a sus historias. Éstas nunca le producen al lector la sensación de que “se cuentan solas”, sino que están hechas de palabras y que es, precisamente, la palabra la que tiene la llave del a narración.

El legado de Juan José Saer, a 20 años de su muerte

Saer abarcó el cuento, la novela, la poesía, el ensayo y también el guión de cine ya que en 1985 fue el guionista de Las veredas de Saturno, la película homónima de Hugo Santiago.

Su reconocimiento fue rotundo, pero más bien tardío, como ocurre con todo escritor que no se adapta a los criterios del mercado y que no aspira a que su nombre aparezca en los primeros lugares de la lista de los autores más vendidos.

Saer y su lugar en la literatura argentina

Hoy Saer es una de las figuras más notables de la literatura argentina. Pero ocupar ese lugar no fue tarea sencilla. Cómo escribir después de Borges fue una pregunta que desafió a muchos escritores argentinos de su generación. Cada uno, por supuesto, dio su propia respuesta.

El legado de Juan José Saer, a 20 años de su muerte

Beatriz Sarlo, estudiosa de la obra de Saer, afirmó  que el escritor santafesino sabía que “no había que competir con Borges, o, para decirlo de otro modo, se competía con Borges al ser completamente diferente”.

Y consideró que  “la originalidad de Saer es la poeticidad de su ficción. Saer es Saer, por el lugar y la extensión que elige para la descripción”. Señala que su ritmo, su puntuación, son totalmente originales por lo que recomienda leerlo en voz alta del mismo modo que a James Joyce.

El legado de Juan José Saer, a 20 años de su muerte

Lo consideró, además, el escritor argentino  más notable de la segunda mitad del siglo XX

Según afirma Martín Kohan, “Saer es el autor más relevante de Argentina después de Borges”- Considera además que el hecho de que “el reconocimiento de la obra de Saer haya resultado tan laborioso y tan demorado en el sistema literario argentino, echa dudas sobre el sistema literario argentino, y no sobre la obra de Saer”. Considera que junto a Rodolfo Walsh  y Manuel Puig es uno de los tres exponentes de la vanguardia posborgiana.”

Maestro  indiscutido de la narración, Saer, el hombre que escribió la mayor parte de su obra en Francia –siempre se manifestó contra cualquier tipo de nacionalismo-  ocupa, sin duda, un lugar central en la literatura argentina,