Las coordenadas de la vida a veces se modifican de forma abrupta. Eso le está ocurriendo a Candela Saitta, la joven actriz argentina que pasó en pocos años de interpretar a la Máxima Zorreguieta adolescente en una serie biográfica a manejar cuchillos y pelear por sobrevivir en un mundo postapocalíptico. A sus 22 años, Saitta se mete de lleno en el universo de The Walking Dead: Daryl Dixon, sumándose en la tercera temporada de una tradición televisiva que mezcla horror, acción y drama humano, desde una perspectiva internacional.
Radicada en España desde hace unos años, Candela comenzó su carrera actoral en la Argentina con participaciones modestas: debutó en 2022 en la serie El primero de nosotros, para luego sumarse a proyectos como Último primer día y la segunda etapa de Argentina, tierra de amor y venganza. Pero su primer gran salto internacional llegó junto a la serie biográfica Máxima -sobre la vida de la reina de los Países Bajos-, en la que interpretó a la protagonista. Para meterse en la piel de la futura monarca, Candela tuvo que aprender equitación, estudiar su historia y adaptarse a guiones que, originalmente escritos en neerlandés, fueron traducidos al inglés y luego al español.

Pero otro giro sorprendente llegaría este año, cuando fue convocada para su papel más desafiante hasta ahora: convertirse en Justina, una sobreviviente que afronta el caos de un mundo infestado por caminantes en The Walking Dead: Daryl Dixon. La exigencia profesional -cuchillos, peleas, armas, escenas de alto impacto físico- la obligó a entrenar duro: además del acento (tuvo que disfrazar su habla argentina por un registro español), practicó esgrima, combate, manejo de armas y adaptación al ritmo frenético de las producciones de Hollywood. Su dedicación rindió frutos: «El día que maté a un zombi por primera vez fue un hito en mi vida», confesó risueña y con asombro.
Los desafíos de Saitta
Pero más allá de la acción y el maquillaje postapocalíptico, lo que destaca en Saitta es su profesionalismo. Su paso de Máxima a The Walking Dead no es un cambio de vestuario: es una apuesta al riesgo, a demostrar que una actriz joven puede adaptarse.

El contexto internacional de la producción también habla de un cambio estructural: en un mundo cada vez más globalizado, actrices latinoamericanas como Saitta encuentran puertas abiertas en ficciones que alguna vez parecieron imposibles.
La serie Daryl Dixon se estrenará este año, y con ella la oportunidad para que Saitta demuestre que su nombre no es una promesa sino una realidad en expansión. Si con su versión de Máxima ya había dado que hablar, ahora con la sangre, el caos y la supervivencia zombie, apuesta a revelar otra cara: la de una actriz capaz de sobrevivir al apocalipsis -literal y figurado- sin perder su origen ni su voz. ¿Cuáles serán sus próximos pasos?