Tras la decisión de importar alimentos para bajar la inflación, contradiciendo la propia teoría libertaria de que los altos costos se deben puramente a la emisión monetaria, el gobierno avanzó con la difusión del listado de los alimentos que traerá del exterior, subsidiando en términos cambiarios e impositivos.

Por medio de la Comunicación “A7980”, el Banco Central (BCRA) determinó que las importaciones de una serie de alimentos pasarán a disponer de las divisas necesarias para poder concretar esa operación en un plazo de 30 días.

Según relata el sitio Bichos de Campo, «la regla general al respecto comprende actualmente un esquema de pagos en cuatro cuotas a los 30, 60, 90 y 120 días, lo que implica, en muchas situaciones, que los importadores deben financiar las compras con dólares o euros propios hasta poder recibir la totalidad de las divisas en cuestión».

También se determinó suspender, por una plazo de 120 días, el cobro de la percepción de IVA adicional e impuesto a las Ganancias a las importaciones de los alimentos básicos comprendidos en la medida oficial. «Eso implica, en los hechos, que el ministro de Economía Luis Caputo está dispuesto a subsidiar por la vía cambiaria y tributaria a los importadores con el propósito de intentar contener la inflación en alimentos», agregan.

En las próximas semanas se verá si las mismas grandes empresas alimenticias serán las mismas que traigan los alimentos de afuera para venderlo a los consumidores argentinos.

Yerba de Brasil, lácteos de Uruguay

El listado es extenso, pero llama la atención la presencia de alimentos típicamente relacionados a la Argentina, y especialmente al sector rural, afín al gobierno de La Libertad Avanza. Figura la carne vacuna, porcina, aviar y ovina, embutidos, lácteos, conservas de pescado, hortalizas frescas y en conserva, frutas, café, té, yerbamate, arroz, harina de trigo, pastas, cereales para desayuno, galletitas, polenta, frutos secos, jugos, aceite de oliva, aceite de girasol, mayonesa, azúcar y cacao, entre otros.

«Algunos de tales productos son inviables de importar a un menor precio que el interno, como es el caso de la carne vacuna, el aceite de oliva o el aceite de girasol», advierte Bichos de Campo.

«Sin embargo, otros, con las facilidades ahora dispuestas, pueden llegar al mercado con valores competitivos, como es el caso de la carne porcina, frutas, cereales para desayuno, azúcar o yerbamate proveniente de Brasil, así como algunos productos lácteos de Uruguay», añade.

Hoy, por ejemplo, se pueden encontrar en la web yerbas del Brasil por 58 dólares.

La protesta rural

Las decisiones del gobierno de Javier Milei provocan reacciones inesperadas hasta hace poco tiempo atrás: el rechazo de sectores rurales, incluso aquellos que parecían irreconciliables entre sí quienes coincidieron en que por este camino quedarán en el camino miles de pequeños y medianos productores.

Los que quedaron en la Federación Agraria (dividida en el último tiempo) se reunieron el Rosario el miércoles a la noche. Luego, el Consejo Directivo Central de la entidad emitió un comunicado en el que vuelve a reclamar al gobierno “planificar un cronograma de retiro de derechos de exportación, alivio fiscal, y una reparación histórica de las economías regionales, por la degradación de haber cobrado retenciones en producciones que necesitan de 3 a 6 años de inversión para llegar a la producción”.

La entidad también rechazó la adhesión argentina a la UPOV 91, que es el principal caballito de batalla del secretario de Agricultura, Fernando Vilella. Y criticó especialmente “el reciente anuncio del gobierno nacional de abrir las importaciones de alimentos para bajar el precio de los productos en góndolas”.

“Creemos que esa medida ataca los efectos y no las causas, que no precisamente son los productores, y tampoco pone el foco en resolver la distorsión de precios entre el valor que se le paga al productor y lo que el consumidor paga en góndola. Esta medida perjudica directamente al productor, y lo deja sin expectativas para producir, en el marco de una economía que presenta atraso cambiario, falta de competitividad internacional, una inflación alta desde la devaluación que impactó en aumento de insumos, combustibles y fletes, quedando en peores condiciones para producir. En este escenario, el único precio que van a bajar es el que le pagan al productor, y el indefectible resultado será la desaparición de más pequeños productores”, indicaron los dirigentes que siguen al presidente de FAA, Carlos Achetoni.

La Federación de Cooperativas Federadas (Fecofé), que se abrió de la FAA hace muchos años y forma parte ahora de la Mesa Alimentaria Nacional, emitió un comunicado advirtiendo que “la apertura total de importaciones de alimentos anunciada por el Gobierno es volver a las penurias de la época de Martínez de Hoz y del Menem-Cavallo-delaruismo, que trajo miseria y muerte. Una vieja y fracasada receta que siempre perjudicó a los sectores que viven del trabajo pero que supo acumular en el bolsillo de especuladores y financistas”.

Juan Manuel Rossi, el presidente de la Fecofé, opinó que “bajar las barreras arancelarias de productos elaborados es pagar por el trabajo ajeno en detrimento del propio, es profundizar la pauperización de las mayorías populares y las clases medias, es acabar con los establecimientos de pequeña y mediana escala. Fundirán a cooperativas y productores. Cancelarán las posibilidades de agregar valor y crear trabajo en los pueblos del interior”.

A su vez, el sector de productores conocido como Bases Federadas, que también se despegó de la entidad enrolada en la Mesa de Enlace hace un par de años, emitió su propio comunicado. Manifestó su perplejidad porque “el gobierno nacional lleva 3 meses de ataques incisivos y cada vez más eficientes”, que parecen apuntar directamente al sector productivo.

“Durante la semana en curso, el Gobierno Nacional nos sorprende con otra medida inédita: apertura de importación de productos para la canasta básica. ¿Acaso nuestro dirigentes desconocen el sacrificio, la inversión y el trabajo de un productor de cerdos que intenta dar valor agregado? ¿Alguien se imagina la frustración de nuestros chacareros al ver que su actividad se convierte en inviable?”, se preguntan los dirigentes de Bases Federadas, grupo que entro otros integran el ex presidente de FAA, el santafesino Omar Príncipe, ademas del bonaerense Sebastián Campo y el cordobés Carlos Baravalle.