Gonzalo «Pipi» Alonso tenía 29 años. Fue asesinado el día de las elecciones, el domingo 14 de noviembre de 2021, cuando lo llamó un amigo desde Los Hornos, quien se encontraba -con un grupo de compañeros- en un predio de esta localidad platense conocido como “Megatoma», de unas 160 hectáreas, que permanece usurpado por más de mil familias desde hace varios años.

Este muchacho llamó por teléfono a “Pipi”, le dijo que habían discutido con una pareja de ocupantes por un terreno y le pidió ayuda porque tenían que correr un contenedor para solucionar el conflicto. Por eso fue hasta el lugar. Cuando llegó apareció un grupo de al menos nueve personas, armadas con pistolas 9 milímetros, quienes empezaron a disparar y el hincha de Estudiantes de La Plata recibió un tiro en la cabeza.

Una movida solidaria

Por eso este jueves por la tarde su viuda, Anabella Aranda, organizó -como lo hace habitualmente- una repartija de útiles escolares para que 200 chicos del barrio puedan empezar las clases, hubo merienda para todos: “Así reclamamos justicia por ‘Pipi’ con mis dos hijas, hoy de 9 y 14 años, porque es el legado que él nos dejó; siempre que veía una injusticia social la visibilizaba con una actividad solidaria”, aseguró la mujer de 34 años, en diálogo con Tiempo.

Fue una persona que siempre ayudó a la gente, “tenía 15 años cuando lo conocí y era muy bueno con su familia, amigos y vecinos”, recordó Anabella. Continuó contando que, “durante la pandemia, cuando nadie podía salir y costaba mucho tener un plato de comida en la mesa, mi marido empezó a juntar mercadería, armó bolsas y las repartió a los vecinos de los monoblocks que más necesitaban”.

Como el aislamiento social se extendía cada vez más y la situación empeoraba, el hincha empezó a organizar ollas populares «en forma semanal, lo hacía todos los jueves”, dijo la mujer. Aparte de las viandas, “teníamos pan, frutas, leche en polvo, galletitas para que los chicos lleven a sus casas y tengan para desayunar”, agregó.

La pasión y el sentimiento por su club

Así, fue formando una gran comunidad organizada, “los vecinos se sumaban continuamente y él se entusiasmaba cada vez más con ayudarlos”, remarcó la viuda. Siguió relatando que su compañero de la vida era una persona muy ocupada “trabajaba 16 horas por día para poder darle lo mejor a sus dos hijas, siempre positivo y alegre”, recordó que uno de sus empleos era como sereno en el Club Estudiantes de La Plata por las noches, “del cual fue hincha toda su vida, ese entorno lo ama”.

La corta vida que tuvo fue muy dura, “sufrió mucho durante su infancia y la niñez, por eso se esforzó para poder triunfar, hizo todo lo que pudo, estudió y trabajó, una excelente persona”, expresó Anabella, llena de dolor. Sin embargo, “lo asesinaron de un balazo en la cabeza; los vecinos de La Plata lo querían mucho y lo recuerdan de la mejor manera todo el tiempo, es increíble la cantidad de gente que convoca cuando se realiza una actividad en su nombre”, enfatizó.

Anabella, viuda de Pipi, trabaja en la actividad realizada en La Plata.

Unos diez días antes de ser asesinado “Pipi” Alonso había cumplido el sueño de toda persona, tener una casa propia: compró un departamento en el complejo de monoblocks conocido como «La Favela», en la localidad platense de Tolosa, con patio y pileta.

Detenidos y prófugos en la causa

En la actualidad, por el asesinato de “Pipi” Alonso hay tres personas detenidas y dos prófugas; “pero participaron más en la escena del crimen, eran al menos nueve, pero hasta el momento no las pudieron identificar”, reclamó la viuda. En el momento que sucedieron los hechos “los amigos de mi marido le dieron aviso a los policías que estaban en la zona sobre que había problemas, que los habían amenazado, pero el patrullero que estaba ahí se fue y no cumplió con su deber”, denunció.

La causa está paralizada: “Necesitamos que todos los responsables vayan presos y paguen por el gran daño que nos hicieron”, exigió Anabella. También explicó que, en lo personal, no comparte la medida de cortar una ruta, hacer una marcha y quemar gomas, “porque no quiero que mis hijas me vean mal, nosotras sabemos muy bien que ni haciendo eso actúa la Justicia, ya probamos y no funcionó, solo nos llenó de más dolor”.

Por eso prefieren recordarlo y reclamar “haciendo actividades comunitarias como las que realizaba él, es el legado que nos dejó, lo que hacía todo el tiempo y le gustaba”, enfatizó. Considera que de este modo también “puede ser escuchado nuestro reclamo, los amigos y allegados me preguntan en qué me pueden ayudar, siempre les digo que la idea es armar estas movidas para ayudar a la gente y de esa manera visibilizar el caso para que no quede impune, así como lo hacía ‘Pipi’ cuando quería elevar un reclamo”.

Tiene la esperanza de que “todos los que participaron en su homicidio peguen por el terrible hecho que han cometido, por haberles arrebatado el padre a dos niñas”, imploró la viuda. Sabe que nadie le va a devolver “a mi compañero de la vida, pero lo que más quiero es que se haga justicia”.

Explica que quiere que sus hijas entiendan “que nuestro reclamo es pacifico, así como lo hacía el padre de ellas cuando veía una injusticia, no quiero que se queden con lo feo de la vida”. También apunta a que “las niñas aprendan que a pesar de la tragedia que nos atravesó, ellas pueden ser felices y recordar a su papá como era, buena persona, bondadosa, que supo hacerse querer por todos los vecinos”.

Protesta solidaria

Si la gente las quiere ayudar, “nosotras recibimos donaciones de todo tipo, para seguir haciendo lo que hacía mi marido, suplir las necesidades de la gente, es lo que venimos haciendo desde que lo mataron”, pidió Anabella. Porque, cuando hacen estas actividades comunitarias y solidarias “yo siento que él está acá con nosotras y los vecinos, nosotras aprendimos a luchar así, con una sonrisa”, expresó.

Sobre la causa y los hechos ocurridos

Gonzalo «Pipi» Alonso de 29 años. Vivía en un departamento del complejo de monoblocks conocido como «La Favela», en Tolosa, partido bonaerense de La Plata. Su homicidio ocurrió el 14 de noviembre de 2021. Pertenecía a la facción de «Los Leales», la barra brava de Estudiantes de La Plata, era hijo de Omar «Hache» Alonso, histórico ex líder de esta tribuna. Su fe religiosa la tenía puesta en el Gauchito Gil.

El día que fue asesinado lo llamó un amigo desde Los Hornos, quien se encontraba -con un grupo de compañeros- en un predio de esta localidad platense llamado “Megatoma» de unas 160 hectáreas, que permanece usurpado por más de mil familias hace varios años. Este muchacho le dijo que habían discutido y peleado con una pareja de ocupantes por un terreno y que necesitaban ayuda porque tenían que correr un contenedor para solucionar el conflicto. Fue hasta el lugar, allí apareció un grupo de al menos nueve personas dirigidas por Romina Rocha, la mujer con la que habían discutido. Tenían pistolas 9 milímetros, empezaron a disparar, “Pipi” recibió un tiro en la cabeza y murió en el lugar.

En la actualidad hay tres detenidos, Mariano «El Gordo» Román, Sebastián «Chavi» Ojeda y Cristian «Kaku» Terzano. Romina Rocha y su pareja Sergio Montaño son de nacionalidad boliviana, por lo cual, los investigadores aducen que se fueron a su país de origen. Rocha había prometido volver con “gente” de la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (UOCRA), mientras que los policías que estaban en la zona se fueron del lugar a pesar de que fueron alertados sobre el conflicto.

La referencia que hizo Rocha a «la gente” de la UOCRA es porque Montaño era supervisor de obras vinculadas al ex sindicalista Juan Pablo «Pata» Medina, quien había sido detenido en 2017 por asociación ilícita, extorsión, lavado de dinero y recuperó su libertad a los pocos meses.

En cuanto Román sería delegado y custodia de Medina, en el momento que sucedieron los hechos lo habían designado en ese cargo. Por su parte, Ojeda también era miembro de la UOCRA, pero en la facción de Cristian «Puly» Medina, hijo del «Pata».

Cuando velaron a “Pipi”, centenares de personas se acercaron a despedirlo, hicieron flamear las banderas y sonar bombos de su equipo de fútbol. Estuvieron amigos hinchas de Gimnasia de La Plata, Vélez Sarsfield, Chicago, Platense y Tigre, entre varios clubes más. También asistieron Juan Sebastián Verón, vicepresidente de Estudiantes, y los futbolistas Marcos Rojo y Agustín Almendra, de Boca Juniors.