Lamentablemente, la represión en las marchas de los jubilados ya no es novedad: cada semana, quienes reclaman dignidad son recibidos con gases, golpes y balas de goma. Pero frente al avance de la violencia institucional, sectores populares empiezan a organizarse para defender el derecho a protestar y proteger a quienes ponen el cuerpo.
Desde Hinchas Unidos del Sur, un espacio que nuclea a simpatizantes de distintos clubes de la zona sur del conurbano bonaerense, lanzaron una iniciativa clara y urgente: este jueves por la tarde, se realizó un taller gratuito de primeros auxilios y defensa legal en contextos represivos.
La actividad tuvo lugar en la Cámara de Comercio de Temperley (25 de Mayo 102) y fue pensada como una herramienta concreta para enfrentar el hostigamiento policial que sufren semana a semana quienes se movilizan.
El encuentro contó con la participación de Franco Capone, médico de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y uno de los fundadores de las postas de salud y cuidado que funcionan en las movilizaciones del Congreso, y de los abogados Sergio «Cherco» Smietniansky y Marcela Del Santo, de la Coordinadora Antirrepresiva por los Derechos del Pueblo (CADeP).
«El objetivo es muy claro: queremos que cada persona que decide salir a la calle sepa cómo cuidarse y cómo cuidar a los demás. No podemos permitir que el miedo se convierta en política de Estado», afirmó Cherco Smietniansky, abogado, integrante de Banfield por los Derechos Humanos y miembro de la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino.
«Cuando vemos que cada miércoles la respuesta del gobierno a los reclamos de los jubilados es la represión, entendemos que es urgente generar estas instancias de formación, contención y acción», continuó Cherco.
Mucho más que un taller
El taller abordó cuestiones prácticas —cómo asistir heridas por balas de goma, gas lacrimógeno o golpes—, pero también herramientas jurídicas ante detenciones arbitrarias. La propuesta se enmarca en una construcción colectiva que busca ir más allá de la urgencia.
«Esto no es solo una capacitación: es una forma de plantarnos frente a la impunidad con organización popular. Lo que intentan es desmovilizarnos, quebrar el tejido social, aislar a quienes protestan. Nosotros queremos lo contrario: tejer comunidad, generar redes entre distintos sectores y demostrar que nadie está solo», sostuvo Smietniansky.
La articulación entre hinchas y militantes de derechos humanos no es casual. Desde la marcha del 12 de marzo en apoyo a los jubilados —cuando muchas hinchadas del sur dijeron presente—, distintos grupos comenzaron a coordinar acciones. Así nació Hinchas Unidos del Sur, con la participación de espacios como Trenazo Banfileño, DDHH Lanús, Autoconvocados de Talleres y Temperley con los Jubilados.
La actividad de este jueves también se inscribió en una agenda más amplia que distintas organizaciones vienen impulsando. Desde la Coordinadora de Derechos Humanos del Fútbol Argentino, de la que Smietniansky forma parte, se desarrollan acciones que combinan memoria, denuncia y solidaridad.
En el marco del mes de la memoria, y ante el negacionismo creciente y el vaciamiento de los Espacios para la Memoria por parte del Gobierno, se organizó recientemente la Caravana de la Coordinadora, bajo las consignas: «En nuestras tribunas nos faltan 30.000» y «Los sitios y la memoria se defienden». La jornada partió de Plaza de Mayo, donde los clubes colgaron sus banderas alrededor de la pirámide en un abrazo colectivo a la memoria.
También en estos días se realizó un emotivo abrazo al Hospital Ramos Mejía por la salud de Pablo Grillo, el fotógrafo herido de gravedad durante la represión del 10 de abril en el Congreso. Desde ese hospital público —que resiste los recortes con dignidad— partió una movilización hacia la Plaza de Mayo, con hinchas de distintos clubes unidos por el reclamo de justicia.
Y como parte de esa cadena de acciones, el pasado sábado 12 de abril se desarrolló en Remedios de Escalada una jornada solidaria y cultural para exigir justicia por Pablo y acompañar a su familia. Hubo música en vivo, espectáculos infantiles, buffet popular y un stand de serigrafía con remeras estampadas al grito de Fuerza Pablo.
«Cuando el Estado reprime, nuestra respuesta tiene que ser más solidaridad, más conciencia, más organización. No podemos mirar para otro lado. Cada golpe a un jubilado, a un militante o a un hincha, es un golpe al conjunto. Y si nos tocan a uno, nos tocan a todos», cerró Smietniansky.
En tiempos donde manifestarse parece haberse convertido en un acto de valentía, este taller propuso otra forma de lucha: con conocimiento, con cuidado mutuo y con el compromiso de no dejar nunca solos a quienes pelean por lo justo.