Frente a los continuos cuestionamientos al régimen industrial de Tierra del Fuego por parte de sectores de toda la Argentina, particularmente la dirigencia política porteña, se realizó el jueves un Congreso Internacional para debatir y poner en valor las herramientas de promoción económica en el mundo. La actividad denominada “Motores del Desarrollo”, se llevó a cabo en Río Grande, ciudad que concentra el mayor porcentaje de industrias de la isla.

Organizado por la Fundación Innovación Fueguina, el objetivo del evento fue mostrar un momento decisivo para la provincia, además de visibilizar cómo se implementan estos instrumentos en el mundo para desarrollar zonas estratégicas, consolidar la soberanía y proyectarse geopolíticamente.

“La ley 19.640 no es solamente fundamental para todos los fueguinos, sino también para todo el país porque permite consolidar la soberanía argentina en el sur del país, más en un momento donde otras potencias están disputando sus influencias en el Atlántico”, indicó Fernando Chiesa, cofundador de la consultora.

En ese marco, Tiempo habló con representantes de fábricas de tecnología de la provincia y con diferentes especialistas internacionales que analizaron la situación de la provincia en comparación con las zonas francas de Chile y el régimen de Manaos en Brasil.  

Foto: Gentileza Juan Manuel Santana

La situación del régimen fueguino en la actualidad

La directora ejecutiva de AFARTE, Ana Vainman, explicó que “el régimen de promoción está directamente relacionado con toda la actividad fueguina, con todo lo que sucede en Tierra del Fuego, Antártida, Islas del Atlántico Sur, y por lo tanto es importantísimo que continúe porque la actividad ronda en torno a la ley 19.640 y la soberanía”.

“También, es defender la actividad industrial, que es tan codiciada en tantos países del mundo que no tienen industria propia”, indicó al tiempo que agregó: “Es también hablar de lo que tiene que ver con el desarrollo de la economía azul, de la conectividad bioceánica, de las potencialidades que hay en torno al Frente Antártico, es decir, es hablar de pasado, presente y futuro”.

Al ser consultada por la situación del sector, Vainman respondió que “se encuentra en un momento complejo en torno a la caída de la demanda de los productos que nosotros fabricamos”.  En ese sentido, afirmó: “Estamos expectantes de qué es lo que puede suceder respecto a las importaciones. Sabemos que cualquier industria nacional, no solo la nuestra, se ve perjudicada cuando hay una apertura indiscriminada de importaciones”.

En cuanto a los cuestionamientos de distintos espacios políticos de la Capital Federal sobre que el régimen genera déficit fiscal al gobierno nacional, al periodista explicó: “Hay un gasto tributario calculado por el Ministerio de Economía, que, en realidad, es un dato contra fáctico en función de una actividad que es basada en este sub régimen industrial. Ese gasto no contempla los impuestos que sí paga la actividad, que son aportes patronales, impuesto país, los impuestos locales como ingresos brutos, como tasa de verificación de precios productivos, y también los aportes al FAMP. Es decir, el gasto tributario que se le asigna a Tierra del Fuego no es un subsidio, no hay que compararlo con un subsidio, no es un gasto que el Estado desembolsa, sino que es un ingreso renunciado que es muy diferente”.

Foto: Gentileza Juan Manuel Santana

El caso chileno y el crecimiento de las zonas francas

El profesor de la Universidad de Magallanes, Christian García, indicó que “el régimen de promoción de Tierra del Fuego en Argentina y la promoción industrial en Chile tienen como objetivo principal el desarrollo económico y geopolítico de zonas específicas. Estas herramientas son necesarias para nivelar desventajas y sacar provecho de ventajas naturales de cada territorio. Creo que ese objetivo se cumplió en una primera etapa, porque efectivamente el territorio se pobló. En el caso chileno ha sido un poco más difícil, no hay tanto poblamiento en las zonas extremas del país, pero sin embargo esos incentivos han permanecido, porque claramente hay actividad industrial, actividad económica, comercio, radicación de personas, que a lo mejor no se hubiese logrado sin esos instrumentos”.

“Hasta 2018 había 5.400 zonas económicas especiales, por lo tanto, lejos de ser una herramienta que se está descartando, se está utilizando masivamente”, informó el contador. En cuanto a la tendencia hacia el libre comercio, opinó que “cada país debe seguir el modelo que considere más adecuado para su desarrollo económico”.

Asimismo, al ser consultado por Tiempo sobre cómo conviven las distintas regiones de Chile con los regímenes especiales del país teniendo en cuenta que en Argentina las provincias cuestionan particularmente a Tierra del Fuego, respondió: “Nuestra constitución tiene consagrado el principio de no discriminación, pero también dice muy claramente que no es discriminación cuando se entregan determinados instrumentos, para sacar de una postergación a cierto territorio, para traerlo a un estándar económico similar o más competitivo con respecto a sus pares, que son otras provincias.  Creo que esa visión, un poco egoísta, de las provincias quizás más centrales tiene que desprenderse y tiene que entenderse de que si se quiere poblar un territorio, si se quiere hacer soberanía en él, si se quiere integrar a toda la nación, no puede haber reglas similares para todos los territorios, porque son diversos, sus poblaciones son disímiles y además su encadenamiento y aparatos productivos también son diferentes.

El régimen de promoción de Manaos

En el caso de Brasil, el vicepresidente de Sector Privado en CAF y profesor de economía de la Universidad de Brasilia, Jorge Arbache resaltó que “la política de desarrollo económico en Manaos y Tierra del Fuego se basan en la ocupación del territorio y la atracción de inversiones en plantas industriales de ensamblaje. Ambos casos han tenido éxito en atraer población y ocupar territorio, pero hay dudas sobre la continuidad y la eficacia de estas políticas a largo plazo”.

“En Manaos existía una fuerte disputa geopolítica entre grandes potencias, lo que motivó la creación de la zona franca. Sin embargo, la renuncia fiscal es enorme y no se ha generado un desarrollo productivo significativo. En Tierra del Fuego, el modelo es más reciente y se extiende hasta 2050, pero también enfrenta desafíos en términos de desarrollo productivo y generación de empleo. En ambos casos, la política se centra en el ensamblaje básico, lo que limita la generación de conocimiento y cadenas de valor. Es necesario repensar estas políticas para promover un desarrollo económico más sostenible”, agregó.

Con una mirada más crítica, Arbache comentó que en la actualidad en Manaos se ensambla “casi todo” Electrónica, motos, equipos, autopartes, pero es muy básico, no se requiere gente calificada. Es por eso que los salarios son muy bajos, porque es algo, como llamamos en Brasil, cosmético”.