Los cuerpos de Ulises Beisso lo ayudaron a respirar: gestó sus pinturas, dibujos, esculturas, mobiliario y objetos para reafirmar el amor, la identidad y el derecho a la sexualidad. El esencial artista uruguayo falleció a los 38 años, en 1996, y sus más de trescientas obras marcaron un hito para la disidencia LGBTIQ+ en el Río de la Plata. Por eso la muestra Mi mundo privado, hasta el 10 de noviembre en el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA), en Av. Figueroa Alcorta 3415, es un hito para la memoria de Beisso: ilumina su legado.

Ulises Beisso en el MALBA: un símbolo del arte queer en el Río de la Plata

El título, Mi mundo privado, refiere no sólo al film queer de Gus Van Sant, de 1991, que marcó a Beisso durante su última etapa: también así se tituló el cuaderno de bocetos y anotaciones que dejó el uruguayo. ¿Qué otras inspiraciones tuvo en mente entonces? Entre 1994 y 1996 -ya sobre el fin de su vida- viajó a Nueva York por unos tratamientos y en el Museo Guggenheim lo sorprendieron dos muestras alusivas al HIV -de Félix González-Torres y de Ross Bleckner-: así, las figuras masculinas fueron parte de su última serie.

Pero no se agota allí Mi mundo privado, la primera exposición de Beisso fuera de Uruguay, que es fruto de una alianza entre el MALBA y el Institute for Studies on Latin American Art (ISLAA). Artista clave de la figuración expresiva, Beisso había nacido en 1958 en Montevideo y la muestra conjuga sus “Rituales Dorianos”, en los que la sexualidad, con colores vivos, trae referencias mitológicas clásicas, y las “Imágenes de lo (mí) escondido”, que testimonian, en su madurez estética, la denuncia a la discriminación a su condición de homosexual y el trance de su enfermedad. Su brillo y su potencia conmocionan sin adjetivos.

Ulises Beisso en el MALBA: un símbolo del arte queer en el Río de la Plata

Beisso fue ilustrador, diseñador y además psicólogo. No dejaba de producir arte, pero en vida presentó pocas exhibiciones: tres en galerías y una en el Cabildo de Montevideo, unos meses antes de morir. En su inspiración también había respirado su vínculo con Juan, su gran amor, a la par de la conceptualización de la disidencia y la diversidad en el ámbito rioplatense de los años ‘80 y ‘90. Beisso, entonces, con su ojo transgresor, pudo poner en cruce la intimidad, la sexualidad y la identidad más allá de toda discriminación en Montevideo.

Martín Craciun, el curador de la muestra, nacido en 1980, piensa con emoción en la personalidad de Beisso: “Él no tenía contacto ni con galerías ni con curadores -explica-. Ulises manejaba sus códigos, su humor, su explicitud, porque trabajaba para él. Esa era su pulsión de vida: una vida que estuvo también cargada de dolor”. Por un lado “siempre estaba la frustración, la sociedad, el tabú, la censura en Montevideo”. Y por el otro “estaba este Ulises lleno de vida, de amor, compartiendo con su pareja, ya que la de él y Juan fue una gran historia de amor”.

En torno a esta vida luminosa, el MALBA sumó a la exposición un catálogo coeditado por el ISLAA que incluye un texto comisionado a la artista visual y escritora uruguaya Magela Ferrero, que analiza el contraste entre la obra de Beisso y la Montevideo de los años ‘80 y ‘90, y un sensible ensayo de Martín Craciun. “Mi satisfacción, como curador, fue poder dar lugar a estas narrativas desde un lugar central -siente Craciun-. La historia de Ulises Beisso está llena de dolor, de miseria, de desencuentros, de amor y de tensiones. Y este es un acto reparatorio”. Además, “hay distintas reivindicaciones y satisfacciones que esta muestra termina aportando: aquí se visibiliza arte uruguayo comprometido y de calidad”.

Ulises Beisso en el MALBA: un símbolo del arte queer en el Río de la Plata

Ulises Beisso y su producción artística

Cabe imaginar a Beisso sumergido en su arte, produciendo más de trescientas obras en cuatro décadas. Se había formado con José Luis Montes, Jorge Damiano y Guillermo Fernández. Entre 1977 y 1979 vivió en México, donde estudió en la Academia La Esmeralda y asistió a talleres de dibujo, pintura y escultura. Así, a la par de su producción plástica fue ilustrador y diseñador gráfico en los Cuadernos de Marcha -que abarcaban filosofía, historia, literatura, política y relaciones internacionales-, y luego de su partida física su obra fue resguardada -en la oscuridad- por su madre y su pareja. Recién veinticinco años después fue reunida, catalogada y restaurada.

Ulises Beisso en el MALBA: un símbolo del arte queer en el Río de la Plata

“Lo personal es colectivo y también político”, creía Beisso, que había tenido la valentía de asumirse homosexual en una sociedad machista y patriarcal, y en medio de un circuito del arte que no privilegiaba los temas que aquél proponía en su producción figurativa. Por eso fue relegado, pero nunca dejó de pintar, dibujar y diseñar: sus creaciones fueron su liberación. En la muestra en el MALBA, señalan desde el museo, “se reproducen más de 100 obras de Beisso -entre dibujos, pinturas y objetos- y también el ‘Manifiesto Doriano’, texto manuscrito por el artista perteneciente al Estate Ulises Beisso y hasta ahora inédito”.

¿Cómo lo ve, en perspectiva, Craciun? “Creo que él tenía una conciencia de que estaba construyendo a futuro, para la sociedad, este espacio de diálogo que es el arte. Ulises Beisso tuvo la generosidad de legarnos su pulsión más verdadera”. Ahora Uruguay atesora este acervo y lo reconoce: “En la Ciudad Vieja de Montevideo están todas las obras, los apuntes y los cuadernos”, aclara Craciun. “Ulises, desde su orgullo homosexual, fue parte de toda esa generación que murió a mediados de los ‘90 y que no pudo ver las grandes transformaciones sociales de la agenda de derechos”.

Aunque ya desde su arte Beisso “preparó el campo simbólico para el cambio de época: la llegada del gobierno del Frente Amplio de 2004, 2005. Desde allí se afirmaron muchos derechos: hoy la gente no mira cuando dos chicas o dos chicos se besan o se abrazan. Pero aun así necesitamos seguir avanzando para generar nuevas transformaciones”, proyecta Craciun. En el interín, “Uruguay encontró su camino para que las reivindicaciones que uno puede leer en las obras de Ulises se transformaran en nuestra vida cotidiana. Y la muestra en el MALBA es parte de esas satisfacciones”.

Ulises Beisso en el MALBA: un símbolo del arte queer en el Río de la Plata

La entrada general sale $9000; estudiantes, docentes y jubilados con acreditación pagan $4500; la exposición es sin cargo para menores de 5 años y para personas con discapacidad. “A cada artista le llega su tiempo -observa Craciun-. Es un honor, como curador, expandir el campo de trabajo de un artista como Ulises Beisso, que no había podido ser escuchado o considerado en su tiempo. Nunca se lo había visto como aquí en el MALBA, donde se conjuga todo su universo: la amistad, el deseo y el amor. Ulises murió joven, pero esta obra sobrevivió, y poder verla es también entrar en paz con el camino que él decidió”.