Científicos del CONICET investigaron el rol de los escarabajos estercoleros (Coleoptera scarabaeinae) en la fertilidad del suelo y la salud ecosistémica. Concluyeron que estos insectos cumplen tareas fundamentales como la degradación de materia orgánica, la dispersión de semillas, la modificación de las propiedades fisicoquímicas del suelo y la reducción de la incidencia de parásitos, contribuyendo a la agricultura y la ganadería sustentables.
El estudio, realizado por un equipo del Instituto de Biología Subtropical (IBS, CONICET) en la Universidad Nacional de Misiones (UNaM), constó de una revisión de 81 trabajos científicos sobre esta variedad de escarabajos realizados desde 1941 en distintas regiones del país y fue publicado en el último número de la Revista de la Sociedad Entomológica Argentina.
De acuerdo a este trabajo, los scarabainae contribuyen a la regeneración del suelo y las pasturas para ganadería, al removerlo y mezclarlo con materia orgánica (estiércol o carroña) durante el proceso de alimentarse y construir sus nidos.
Sin embargo, estos y otros insectos benéficos (como las abejas), están siendo diezmados por el uso de agroquímicos, que alteran su sistema nervioso o directamente los matan por intoxicación.
Producir alimentos sin envenenar los ecosistemas
Cada vez más, la ciencia está mostrando los efectos adversos del actual sistema productivo basado en el uso intensivo de agroquímicos para los cultivos; y medicamentos y antibióticos para el ganado.
A su vez, diversos trabajos científicos redescubren los beneficios de la agroecología y la agricultura y ganadería regenerativas, que además de evitar el uso de sustancias tóxicas, permiten “regenerar” y devolver nutrientes fundamentales al suelo.
En este sentido, uno de los estudios citados por el Conicet y la UNaM en la región del Chaco Seco, reveló que la presencia de escarabajos triplicó los contenidos de fósforo; además de aumentar los niveles de carbono orgánico y otros nutrientes en campos con Manejo de Bosques con Ganadería Integrada (MBGI), en comparación con campos donde se realiza ganadería convencional.
Un nuevo paradigma
Frente al modelo imperante de agronegocios apoyado en la venta de “insumos” y productos químicos, surge con fuerza el paradigma “regenerativo” que, en lugar de enfrentar a la naturaleza, la respeta y trata de imitarla.
“La ganadería regenerativa permite recuperar los pastizales y el suelo, utiliza un bajo a nulo nivel de insumos y genera renta, además de capital biológico y social. Además, captura mucho más carbono de lo que emite, por lo cual permite producir carnes con huella de carbono negativa, lo cual es fundamental en un mundo que necesita reducir las emisiones de dióxido de carbono para enfrentar el cambio climático”, sostiene el agrónomo y productor ganadero Pablo Borreli, fundador de Ovis21.
Además de proteger la biodiversidad y ser resilientes frente a eventos climáticos extremos, la agricultura y la ganadería regenerativa se realizan a pequeña y mediana escala, proveyendo un sustento y oportunidades de desarrollo a productores familiares, indígenas y cooperativas.
Se trata de un paradigma que promueve la producción y consumo local de alimentos, las cadenas cortas de comercialización, el consumo consciente y el precio justo.
En Argentina, la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), el Movimiento Nacional Campesino Indígena (MNCI-ST), y otras organizaciones de pequeños productores de alimentos y cooperativas conformaron en 2021 la “Mesa Agroalimentaria Argentina”, para impulsar el acceso a la tierra y el financiamiento para los productores de alimentos, en un contexto en el que el estado nacional retiró todas las políticas de ayuda y está desmantelando organizaciones científicas y de apoyo al sector como el INTA.