Tras la brutal represión desatada el jueves pasado sobre los manifestantes contra la reforma previsional, esta vez es el gobierno de la Ciudad el encargado del operativo de seguridad en los alrededores del Congreso de la Nación ante un nuevo intento de aprobar la ley.
Esta vez, el gobierno opto por montar un esquema diferente al del jueves pasado. En primer lugar, Gendarmería (cuestionada por su accionar del jueves y señalada como responsable de la muerte de Santiago Maldonado) fue apartada del operativo y la Policía de la Ciudad encabezará el perímetro.
También podés leer: La justicia prohibió una nueva cacería policial en el Congreso
A las 9, cuando llegaron los primeros manifestantes, detrás de las vallas apostadas en puntos más alejados del palacio lucían apenas un puñado de Policías y no había carros hidrantes ni otros vehículos como los que si estaban apostados provocativamente la semana pasada. De la saturación se giró a un operativo disimulado toda vez que, en realidad, hay un millar de agentes afectados al operativo.
En los alrededores del Congreso, hay colas de gente vive o trabaja en el barrio y que debe acreditar su domicilio para poder traspasar el vallado que esta vez se ubicó una cuadra más lejos que durante la sesión del jueves y cubre 300 metros a la redonda.