Como expliqué en una nota en este diario, en nuestro sistema científico el instrumento principal de financiamiento de proyectos grupales son los Proyectos de Investigación Científica y Tecnológica (PICT). Los PICTs son evaluados por pares en procesos muy rigurosos, otorgados por la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (“la Agencia”) y financiados por préstamos fiduciarios del BID depositados en dólares en el BCRA, donde se pesifican. Los proyectos ganadores reciben el dinero correspondiente dos años después de haber elaborado los presupuestos en pesos. Desde su asunción, el gobierno de LLA y sus aliados pusieron en ejecución un plan de destrucción de la investigación argentina. Respecto de los PICTs, el gobierno primero paralizó los pagos de los proyectos vigentes. Esto causó la virtual paralización de muchas investigaciones. Como es obvio, desfinanciar la ciencia es aniquilarla.

El pasado 4 de julio conocimos nuevos ataques a la producción argentina de conocimiento. El Decreto 447/2025 publicado ese día en el boletín oficial cambia la estructura del Comité Directivo de la Agencia, que pasa de estar conformado por colegas a estar integrado por un presidente y dos directores puestos a dedo por el Poder Ejecutivo Nacional. El objetivo es claro: expulsar de la Agencia las voces científicas con el fin de censurar proyectos de investigación que no se alinean directamente con el proyecto vaciador del gobierno. Ese mismo día, Adorni se refirió a este cambio en un post de la red X:

“El gobierno reorganizará la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación para que cumpla su verdadero objetivo: impulsar la innovación tecnológica en favor de las prioridades productivas del país. De esta manera, ya no tendrán lugar proyectos de dudosa utilidad, como ‘Modalidades posthumanas de la subjetividad y el ser-con-otrxs’. La ciencia tiene que estar al servicio del futuro. Fin”.

La función de la Agencia no es solamente “impulsar la innovación tecnológica” sino fundamentalmente impulsar algo sin lo cual no existe ninguna innovación posible: la investigación básica. Además, este gobierno puso en su plan destructivo a los organismos públicos de I+D que se dedican a la innovación tecnológica, así que no es creíble que tenga un interés real en ella. Tampoco es plausible que la producción sea prioritaria para el gobierno, pues su plan hasta ahora parece ser primarizar y financiarizar la economía argentina, ambas vías de decrecimiento, no crecimiento, económico.

Gabi Balcarce es Investigador Independiente del CONICET y docente de la carrera de Filosofía de la UBA y codirige el Núcleo de Estudios Críticos y Filosofía del Presente del Instituto de Filosofía Dr. Alejandro Korn, UBA. Además, dirige el PICT denostado por el vocero, PICT que ganó en la última convocatoria con el puntaje máximo.

Como expliqué en la nota citada, para ganar un PICT hay que hacer una presentación muy compleja que es evaluada por pares en un proceso altamente competitivo que dura un año entero. Para finalmente obtenerlo hay que conseguir un puntaje generalmente superior a 9.5/10 en varias categorías de análisis diferentes. Al puntaje superior a una línea de corte de casi el puntaje máximo se le suma el cupo por cantidad de dinero disponible: si varios proyectos tienen más de 9.5/10 puntos, no todos ganarán el financiamiento sino solo aquellos con los puntajes más altos. Añado que los montos totales de los PICTs son demasiado bajos en términos absolutos y en términos relativos, comparados con los que otorgan otros Estados de la región, como Chile, Brasil o México.

Sobre el ataque a su proyecto, Balcarce explica que “es probable que el vocero presidencial no entienda específicamente aquello que el título del proyecto propone; sin embargo, sí creo que da en la tecla al sospechar que es un proyecto que apunta en la dirección contraria a este gobierno. Frente al adoctrinamiento que ellos pretenden, la posibilidad de mirar desde otra perspectiva nuestro presente y futuro es algo que los alarma profundamente. Es por eso que quieren descalificar o cuestionar la utilidad de las humanidades y las ciencias sociales, porque saben que estas son clave para el pensar crítico, para el cuestionamiento de lo que se presenta como dado.”

Específicamente, prosigue Balcarce, “el posthumanismo cuestiona la eficacia devastadora del humano a escala planetaria. Y cuando decimos ‘humano’ no nos referimos a lo humano como especie sino a aquellos que se han puesto como paradigma de la civilización y racionalidad, cuyas coordenadas coinciden con el norte global”.

Los estudios posthumanos son hoy una línea de investigación vigente en las universidades mejor rankeadas del mundo; tanto es así que Balcarce ganó un financiamiento alemán para aportar sus investigaciones en Alemania. Es decir, no se trata de un capricho intelectual de una persona aislada y mucho menos de un área “sin futuro”. Los estudios posthumanos se concentran en pensar las alternativas para futuros habitables en un presente de destrucción del ambiente. Pocas líneas de la investigación básica en filosofía son tan interdisciplinarias y útiles como esta.

El director del Departamento de Filosofía, FFyL, UBA, Julio Castello Dubra (también Doctor en Filosofía, docente universitario e investigador independiente del CONICET, especialista en filosofía tardomedieval), señala que “es significativo que la filosofía haya pasado de ser considerada un área estratégica para el desarrollo social (conforme lo planteaba originalmente el Programa de Becas Manuel Belgrano) a sumarse a la lista de disciplinas presuntamente ‘inútiles’.”

Sin un sistema científico sólido y con libertad de investigación no hay futuro viable para la Argentina. No hay que ser Houssay o Leloir ni tener doctorados y papers Q1para entenderlo. La pregunta más importante es por qué un gobierno estaría tan empecinado en atacar la ciencia pública, la educación superior y la autonomía y libertad de investigación. Pueden darse varias respuestas. Ninguna de ellas habla bien del gobierno.

“A lo largo de su historia, la filosofía se ha plegado a veces a la legitimación de las estructuras vigentes, pero también ha probado su capacidad extraordinaria para iniciar transformaciones radicales”, recuerda Castello Dubra. Y añade: “Aunque apenas logren comprender sus enunciados, quienes pretenden avasallar todo tipo de derechos, después de todo, saben lo que hacen: lo que más les conviene es acallarla. La historia también muestra que no lo lograron, ni lo lograrán.”