Más de 20 millones de venezolanas y venezolanos están habilitados para votar este domingo en las elecciones regionales y legislativas. Se renueva por completo la Asamblea Nacional, el parlamento unicameral de 285 miembros, y también las 24 gobernaciones, ademas de los consejos legislativos de cada estado. Por primera vez se elegirá gobernador del Estado Guayana Esequiba, la zona en disputa con la República Cooperativa de Guyana. Más allá de la crónica internacional y las denuncias de posibles sabotajes violentos, el clima es de tranquilidad.

En Venezuela los mandatos de elección popular tienen duraciones diferentes. Mientras el presidente gobierna seis años, los gobernadores cuatro, y los diputados de la AN cinco. Todos pueden optar a la reelección sin limitaciones. El presidente Nicolás Maduro lleva apenas unos meses en el ejercicio de su tercer mandato y esta elección no puede verse como una suerte de referéndum de su gestión.

Aún así, en el final de la campaña Maduro se subió a las tarimas. El jueves encabezó una gigantesca movilización en Caracas, junto a su hijo, Nicolás Maduro Guerra, cabeza de lista de los candidatos a diputados de la capital. Durante la breve campaña el oficialismo revalidó ampliamente su capacidad de movilización.

Según datos del Consejo Nacional Electoral, 54 partidos inscribieron candidatos, la mayoría opositores. Son pocos los referentes que llaman a la abstención, encabezados por la ultraderechista María Corina Machado. Incluso, en esta elección vuelve Henrique Capriles Radonski, dos veces candidato presidencial, ahora candidato a diputado con buenas posibilidades.

Otro que destaca entre los opositores es Juan Requesens, un exdirigente estudiantil, conocido por su verborrea antichavista, condenado por el atentado con drones contra Maduro en 2018. Requesens se postula como candidato a gobernador en el Estado Miranda, una vidriera política vecina a la capital. También intentará seguir, al frente del estratégico estado Zulia, Manuel Rosales. Es uno de los referentes opositores que el año pasado apoyó a Edmundo González para la presidencia.

La participación de Capriles es una buena noticia para el gobierno de Maduro, porque amplía el espectro opositor con una oferta incluso atractiva para los opositores más acérrimos. También queda más sola Machado, abanderada de la abstención y el saboteo electoral.

Las noticias sobre la campaña compitieron con las informaciones sobre la captura de más de 70 personas, entre ellos Juan Pablo Guanipa, un cercano a Machado. También varios extranjeros y un argentino, en redadas para desarticular amenazas de violencia antes y durante los comicios.

Un ojo en el Esequibo

La novedad principal de esta elección es la incorporación del Estado Guayana Esequiba. Se trata de la extensa zona en reclamación (175 mil kilómetros cuadrados, apenas más pequeña que Uruguay), controlada por la República Cooperativa de Guyana, y en el centro de un recalentado conflicto de raíces coloniales, donde participan sin demasiado disimulo los Estados Unidos y la petrolera Exxon Mobil. En la práctica, no habrá elecciones en ese territorio, sólo unos 21 mil ciudadanos de zonas limítrofes en el Estado Bolívar serán “superelectores” que votarán para dos gobernaciones.

Se trata así de una movida más simbólica que práctica, pero que muestra que Venezuela no está dispuesta a ceder en su reclamo. El río Cuyuní, la línea de facto de la Guayana Esequiba, fue noticia esta semana por escaramuzas que Guyana denuncia como agresiones venezolanas y Caracas atribuye a operaciones de falsa bandera para calentar el ambiente. Como sea, esa remota zona del mapa sudamericano es una olla a presión. Mientras tanto, lo que prima en las calles venezolanas es una tranquilidad que incluso podría rozar la apatía. Se sabe que estos comicios donde no se discute presidente siempre convocan menos votantes. Pero una elección con muy baja participación sería una mala noticia para el chavismo, aunque no ponga en riesgo su hegemonía política.