Las cifras del último Relevamiento de atención ginecobstétrica en la Argentina, realizado por el Observatorio de Violencia Obstétrica y publicado el 13 de mayo, indican que el 36% de las mujeres y personas con capacidad de gestar señalaron que sus decisiones fueron ignoradas o manipuladas por el personal médico. En particular, cuando rechazaron prácticas o intervenciones. En muchos casos, se emplearon tácticas coercitivas, amenazas, maltrato verbal y físico para intentar que aceptaran tratamientos.
Este año, la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecoobstétrica presentó una serie de acciones para concientizar sobre el tema. Durante la Semana del Parto Respetado (13 al 20 de mayo) distintos monumentos de la Ciudad de Buenos Aires fueron iluminados de rojo. Además, se presentó un proyecto de ley (1898-D-2025) para declarar el 17 de mayo como el Día Nacional para la Erradicación de la Violencia Ginecobstétrica.
“Se trata de un paso clave hacia el reconocimiento institucional y la construcción de políticas públicas con perspectiva de derechos”, dice a Tiempo Argentino, Luján Arcidiácono, coordinadora de la campaña.
Nada está bien
El Relevamiento del Observatorio de Violencia Obstétrica indica que el 22% de las personas consultadas no estuvieron acompañadas durante la atención. Con respecto a los tiempos de atención en la consulta, en un cuestionario de respuestas múltiples, el 55,4% de las encuestadas aseguró que “el/la profesional se centró principalmente en cuestiones clínicas y médica” y el 47% consideró que el tiempo de atención fue insuficiente para despejar el/los motivo/s de la consulta”.
Agrega que el 45% sufrió maltrato verbal y el 46%, maltrato psicológico. Solo el 13,8% pudo decidir de forma autónoma sobre su atención.
“En los últimos años no hubo grandes avances a nivel resultados ni indicadores ni políticas públicas. Sí lo hubo en términos de la difusión de la temática y de visibilización hoy existe más divulgación sobre el tema”, dice Luján Arcidiácono.
El tema planteado así, como una problemática, lo trabajó en profundidad la Campaña Nacional contra la Violencia Ginecobstétrica no sólo como estrategia de difusión y posicionamiento si no también como un marco teórico. Eso fue, dice Arcidiácono, un avance desde los activismos.
“En lo concreto el Estado argentino no ha tenido grandes avances en la temática en materia ni de prevención ni de sanción. Los únicos dos fallos relevantes en la materia a nivel internacional es el caso Britez- Arce, que es un fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos contra el Estado Argentino de 2022, y el último fallo de la CEDAW, del Comité de Naciones Unidas, que es de 2025. Ambos fallos son contra el Estado argentino y hasta donde nosotros tenemos información, el Estado no cumplió con las medidas de reparación impuestas en ninguno de los dos fallos”.
Son varios los motivos por los cuales la violencia obstétrica no tiene la atención que debería tener en los ámbitos sociales y políticos. “Falta decisión política, como siempre, para cualquier modalidad de violencia de género. Esa falta de decisión tiene que ver con que no existe una demanda social de cambio. Hasta hoy las situaciones tienen una lógica muy individual cuando hay algún caso las mujeres suelen pensar que les pasó a ellas que son casos aislados. No hay una percepción de lo sistémico y lo cotidiano que es esta modalidad de violencia”, resalta la activista.

Un sistema en cuestionamiento
Muchas mujeres que reconocen en los relevamientos no haber advertido que lo que vivieron sea violencia obstétrica o violencia ginecológica. No saben tampoco que incluso, existe una ley que reconocen sus derechos a la hora de, por ejemplo, atravesar un parto.
“También sucede que estamos cuestionando un sistema de un modelo asistencial y que todavía hoy es muy difícil tocar ciertos lugares de poder. El modelo médico hegemónico es un lugar de mucho poder, de mucho prestigio social, a pesar de que los tiempos están cambiando. Hoy podemos discutir un montón de cosas del sistema de salud, en general, pero el saber y las prácticas médico-asistenciales parecerían todavía hoy ser incuestionables. Son muy pocos los sectores o las personas que se animan a dar esa discusión”.
Otro punto, explica Arcidiácono está relacionado con que en las discusiones nunca se incluyen todos los actores. Están las mujeres y personas gestantes, están los activismos, a veces están los y las funcionarias, pero no están los profesionales, las asociaciones médicas ni las universidades.
“A nivel general en la sociedad, discutir qué prácticas están bien o están mal, o dejar de naturalizar algunas formas de intervenciones muy comunes que tienen que ver con el control y el manejo del proceso, y no con prácticas que protejan y resguarden la salud de la mujer o del bebé por nacer. “Como campaña nacional, hemos hecho informes, relevamientos, análisis de datos, damos charlas y en todos esos espacios de discusión hablamos entre nosotras. Con suerte le podemos hablar a algún funcionario que está en algún lugar de toma de decisión. Me parece que ahí también hay un punto muy importante”.
Cómo abordar esta violencia para erradicarla
La violencia obstétrica y ginecológica está atravesada por una multiplicidad de factores. “Estamos hablando de usuarias, personal de salud, profesional y no profesional, que también tienen situaciones muy particulares de precariedad laboral, de falta de recursos, de explotación laboral muchas veces y de falta de estabilidad otras. Un montón de condiciones que también hacen a la calidad de atención”, dice Lujan. “Por eso decimos que hay que corregir el modelo asistencial y trabajar con nuevas prácticas. Los profesionales siguen siendo formados en paradigmas muy antiguos y muy violentos de atención”.
La lógica y la violencia es casi estructural y forma parte del mismo sistema de salud. La intervención de los poderes del Estado en esta problemática hoy es casi imposible dado que no es prioridad en la agenda de debate ni es prioridad. Por lo tanto, es necesaria la demanda social.
“Hay cuatro pilares para abordar esto. En primer lugar, necesitamos información, datos concretos, necesitamos estadísticas. No hay datos oficiales acabados sobre el tema ni a nivel nacional ni a nivel provincial en ningún lado. Los que tenemos son los que construimos las activistas y las organizaciones sociales. Necesitamos que el Estado le dé importancia al tema y que genere estadísticas adecuadas para tomar decisiones y elaborar políticas públicas también adecuadas”, destaca.
Otro punto importante desde la Campaña contra la Violencia Ginecobstétrica es la formación y las políticas públicas en general. “El abordaje tiene que ser preventivo no tenemos un posicionamiento de una mirada punitivista. Todavía hay un camino para recorrer y que hay que analizar muy bien esto de tener una propuesta más punitiva. Entonces creemos en la formación de recursos humanos, desde el replanteo de los programas de estudio en las universidades hasta capacitaciones obligatorias y permanentes al personal de salud, no solamente en prácticas médico-asistenciales sino en perspectiva de género y de derechos. Gran parte de lo que sucede tiene que ver con una construcción cultural en torno a la figura de la mujer en estos procesos”.
El tercer pilar tiene que ver con cambiar el modelo asistencial, que es generar propuestas concretas que permitan dar una respuesta a este fenómeno. “Apoyamos el proyecto de casas de parto, crear lugares de baja intervención dirigidos por licenciadas y licenciados en obstetricia. Ahí ya nos ahorramos un montón de situaciones de violencia obstétrica que ocurren por la sobreintervención y por el paradigma obstétrico imperante que no es el paradigma de la partería”, aclara.
Este último punto es una recomendación a nivel mundial. Hoy se está buscando en todas partes del mundo que las parteras sean la primera línea de atención para embarazos de bajo riesgo y los médicos, ginecólogos y obstétricas están reservados para los embarazos de alto riesgo o con complicaciones. “Eso también cambia muchísimo el modelo asistencial y para eso tenemos en Argentina la Red Argentina de Casas de Parto que impulsan este proyecto”.
Sin lugar para denunciar
En los últimos informes emitidos por el ex Observatorio de las Violencias y Desigualdades por Razones de Género (OVyDRG) del ex Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad de la Nación indicó que entre 2017 y 2021 hubo varias denuncias a la Línea 144 sobre violencia ginecoobstétrica. Entre los principales motivos estaban el trato deshumanizado, la falta de información y el no respeto por la decisión de las mujeres y otras personas gestantes. Hoy esas herramientas no existen.
“En concreto hasta el gobierno de Milei teníamos como vías de denuncia posible por vía administrativa solamente de denunciar ante la Comisión Nacional Coordinadora de Acciones para la Elaboración de Sanciones de Violencia de Género (CONSAVIG), ante el INADI, ante la Defensoría del Pueblo de la Nación. También el Ministerio de Salud tenía un equipo de trabajo que se ocupaba de la implementación de la ley de parto respetado. De todo eso, lo único que queda es la Defensoría del Pueblo de la Nación. Todo lo otro fue desmantelado, con lo cual se han reducido notoriamente los canales de denuncia”.
@campvgo 🌍 Desde todos los rincones del mundo, una sola voz: ¡BASTA de violencia ginecobstétrica! Lo que vivimos en los consultorios, partos, abortos y duelos no es un hecho aislado. Es una forma sistemática de violencia de género que atraviesa fronteras, cuerpos y sistemas de salud. 💔 Este #17Mayo, la Marea Roja se levanta desde Colombia, Venezuela, México, Argentina, Chile, Perú, Ecuador, Costa Rica, Bolivia, España, Brasil y Portugal, para exigir: ✊ Respeto ✊ Dignidad ✊ Derechos 🟥 Que se declare YA el 17 de mayo como el Día Internacional para la Erradicación de la Violencia Ginecobstétrica. 📢 Sumate a la movilización en tu ciudad. 💬 Comentá “QUIERO” y te contamos cómo. #MareaRoja #17M #ViolenciaGinecobstétrica #CampVGO #PartoRespetado #GinecologíaSinViolencia #EsViolenciaDeGénero #InternacionalismoFeminista #NoEsNormal ♬ Epic Heroic Motivational – Carlos Estella
Si bien la Defensoría del Pueblo de la Nación sigue trabajando en la temática ha decidido no publicar más los dictámenes que emite frente a las denuncias que recibe. Por lo tanto, tampoco se puede hacer un seguimiento de qué es lo que se denuncia ni quienes son los profesionales o instituciones involucradas. “Todo eso ya no es público, así que también tenemos un retroceso en ese sentido. También se desarticuló lo que era la Línea 144 que de todas formas no era el canal más idóneo para denunciar pero que ante algunas situaciones de violencia obstétrica en curso existía el mecanismo de articular algunas medidas que se tenían que tomar con urgencia”, dice la coordinadora de la campaña.
Por último, Luján Arcidiácono destaca que todas las campañas y los lemas siguen hablándoles a las personas gestantes, pero no al personal de salud. “Así como se le dice a la mujer cuáles son sus derechos hay que decirle al personal de salud cuáles son los derechos que tienen que respetar ellos. Nos siguen hablando nosotras porque nadie quiere tocar el sistema de salud”, finaliza.
En el Instagram de la Campaña contra la violencia ginecoobstétrica se pueden ingresar a los relevamientos. Actualmente hay uno sobre la aplicación de DIU.