Dentro del gobierno de Javier Milei se cree que el primer logro de las medidas económicas y políticas tomadas en las últimas tres semanas ha sido la caída de la brecha del dólar: al cierre del viernes 29 fue de apenas el 26%. La brecha se mantiene en esos niveles, e incluso menores, desde el día después de la enorme devaluación del 54% del 12 de diciembre.

Pero ya hay analistas que advierten que la actual paz cambiaria podría concluir más pronto que tarde, en algún momento entre febrero y marzo, y podría tener fuertes consecuencias políticas y económicas. Para la consultora Ecolatina, el gobierno nacional «deberá ‘rendir examen’ durante el primer trimestre de 2024”.

Esta firma de análisis observó en un reciente informe que la dinámica de una serie de factores relacionados podría derivar en un quiebre de la estabilidad cambiaria y en una nueva devaluación.

Ecolatina enumera: si la aceleración inflacionaria es mayor a la esperada, no se descarta que el mercado perciba un atraso real en el valor de los dólares financieros -contado con liquidación (oCCL) y MEP- y comience a considerarlos como una oportunidad de inversión a la espera de una devaluación. El tema es que ese momento coincidiría con otros dos hechos: el primero, la caída en la demanda de pesos, que se suele sentir con claridad desde febrero; y el segundo, la mayor demanda de dólares en el mercado libre.

Es decir, tres factores potentes impulsarían la suba del valor del dólar cuando el ingreso de divisas por la cosecha aun estaría lejos, a 60 días de distancia. «Dicho riesgo no es para nada menor» -indica Ecolatina- «dado que el comportamiento de los dólares alternativos es sumamente volátil y puede llegar a sobrerreaccionar, rompiendo así la estabilidad cambiaria».

Ecolatina caracteriza: «Por ende, la estrategia del carry-trade en dólares será sostenible siempre y cuando los USD financieros no se perciban como ‘baratos’ en términos reales».

Carry trade o la bibicleta

El carry trade que menciona Ecolatina es la operación por la cual una inversión financiera en dólares multiplica su renta a partir de su conversión a pesos para aprovechar las elevadas tasas de interés y la estabilidad relativa del dólar oficial durante un período concreto de tiempo. Vencido ese plazo, la inversión sale de los pesos y vuelve a los dólares. Esta bicicleta funcionó durante los dos primeros años del gobierno de Mauricio Macri. En el último año, la obligación impuesta por el Fondo Monetario de que en la Argentina hubiera tasas de interés reales positivas también ayudó a generar un carry trade más leve ya que la tasa de devaluación siempre estuvo por debajo de la tasa de interés.

Según la descripción de la sociedad de Bolsa Cohen, se agrega un nuevo factor a la estabilidad cambiaria: las liquidaciones de divisas de los exportadores. Cohen señaló que «con la mayor oferta de exportadores, sumado a la elevada demanda estacional de pesos de diciembre y a las restricciones que siguen operando en el mercado cambiario, permitieron que los dólares financieros y la brecha con el oficial continúen en baja, pese a la caída en las tasas de interés que quedaron muy debajo de la inflación».

Pero algunos analistas advierten que si la inflación acelera su ritmo y el dólar sigue con su propia dinámica de valorización, del 2% mensual, podría darse de nuevo el escenario de exportadores reticentes a liquidar sus divisas hasta lograr un nuevo valor en la relación peso-dólar.

El Banco Central aprovechó la mayor oferta de divisas y su menor demanda. Desde la asunción de Javier Milei acumula compras por U$S 2900 millones.

Es probable que esas compras se potencien en enero, con el ingreso al país de más dólares de exportaciones y capitales golondrina, atraídos por el carry trade. Mientras dure, el ministro de Economía, Luis Caputo, podrá seguir alardeando de su experiencia. «