Curiosamente, Waminix, de Leticia de Lellis y Osqui Guzmán fue concebido antes de que asumiera gobierno actual. De no haber sido así, podría pensarse que este espectáculo de circo moderno de la cooperativa Proyecto MIGRA, fue inspirado en nuestra realidad más inmediata. En este caso, podría repetirse la consabida fórmula “todo parecido con la realidad es mera coincidencia”, aunque esto tampoco es demasiado cierto. El arte, intuye, adelanta hechos, casi vaticina a partir de la sensibilidad.

Proyecto MIGRA es una cooperativa que promueve el circo como actividad teatral. Fue fundada hace diez años por Leticia Vetrano, quien entre 2001 y 2013 desarrolló su carrera en Bélgica. De regreso a la Argentina consolidó aquí un proyecto de nueve socios con el objetivo de darle vida a un espacio cultural móvil con raíces en el circo.

Podría decirse que Waminix es una distopía, si no fuera porque el sombrío tiempo futuro del que habla, ya es presente.

El mundo está gobernado por los “cabezas de tacho” y la sobreviviente comunidad  Waminix ejerce la resistencia a partir de recuerdos de algunos rituales. Se trata de volver a ser humanos, de impedir que a esa comunidad le sigan llenando la cabeza de basura, de que la distopía se convierta en utopía para poder seguir construyendo nuevos sueños y realidades. Hacer memoria es la única posibilidad de salvación.

Seis artistas en escena  hacen técnicas circenses como bicicleta acrobática, rueda cyr, látigo, acrobacia en dúo, acrobacia de troupe, clown, manipulación de objetos, música y canto en vivo.

Foto: Prensa

-Creo que Waminix tiene un toque midoniano inevitable porque trabajaste mucho con Hugo Midón. Hay circo moderno, títeres…¿Cómo reúnen Leticia y vos todas estas cosas?

Creo que todo pertenece a un mismo universo. Cuando empezás a leer el plano imaginativo de las infancias, ves que en los chicos no hay límites: todo lo que ellos creen que está vivo está vivo. Ése es el juego y en nuestro caso, en el juego dramático, aquello a lo que le damos vida en el escenario se empieza a relacionar y crea teatro.  Si vos lo separas por partes está la marioneta, la bicicleta, la acrobacia, lo mágico, hay muchos factores. Pero el teatro tiene esa virtud maravillosa, de relacionar, de juntar todo y por eso es el arte supremo de la humanidad.

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Suspende la incredulidad. Toby es un perro, aunque sea en realidad un tapado de piel.

-Exacto, hay distanciamiento poético. Los chicos ya conocen eso, no hay que explicarles nada.  Saben  que cuando la intérprete está adentro del tapado de piel es Toby, cuando está afuera, es el saco de piel.

– ¿Es un tanto arbitraria la clasificación “teatro infantil”? Creo que los adultos disfrutamos el espectáculo tanto como los chicos.

-Claro, por eso me gustó mucho tu  referencia a Hugo Midón, porque Hugo defendía un teatro para la familia.  Esto significa que la obra está creada sobre el universo lúdico de los chicos y sobre los conflictos, pensamiento y de ideas que tienen los mayores.  Entonces incluye, integra a ambos. Los niños entienden y los adultos se entregan al juego de las infancias.

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Proyecto MIGRA es una cooperativa. ¿Qué dinámica particular le imprime al trabajo este hecho?  

– Es una dinámica particular.  Estamos felices con Leticia González de Lellis, mi compañera y también directora y creadora de la obra, de que nos nos haya convocado,  porque sentimos que trabajar con ellos que son una cooperativa de trabajo nos hizo crecer muchísimo en el respeto de las ideas grupales, siempre lo tuvimos, pero nunca lo practicamos tanto como trabajando con la cooperativa.

Allí  todas las ideas son válida, hay que probarse, hay que probarlas, hay que escuchar al otro en profundidad y no solamente dar la palabra porque nos toca hablar a cada uno. Hay que ser respetuoso de una dinámica grupal decididas por todos y votada por todos, entonces hay que realmente escuchar en profundidad tratando de entender al otro, entender  su universo que es de donde salen sus ideas.  Ninguna idea es mejor que otra. Trabajar así nos lleva más tiempo, pero estamos felices del resultado, porque también creemos que el resultado todavía no llegó. Siempre hay algo más para aportar.

-¿Cómo es el proceso creativo? Hay una idea previa o la idea parte  del escenario mismo?

– Eso depende de los compañeros, de  los proyectos. Proyecto MIGRA nos propuso hacer una obra para toda la familia.  Tenían una idea base que tenía que ver con una canción, Waminix, que ellos cantaban, que los agrupaba. Apareció un personaje con un tacho en la cabeza,  empezamos a pensar en un mundo distópico. Veníamos  de la pandemia y  entonces comenzamos a indagar en qué sucedería si finalmente los cabezas de tacho gobernaran y se impusiera  un nuevo orden.

-Parece que los cabezas de tacho comenzaron a gobernar. Estás hablando de un futuro distópico, pero lo que muestra la Waminix es algo que está sucediendo  en este mismo momento. Y aquí hay que señalar que este espectáculo para toda la familia es también un teatro político.

-Es que el teatro siempre expone ideas, ideologías. Me refiero a ideologías y no a ideas partidarias, por eso no es un panfleto, no hay bajada de línea, pero sí es una manera de ver el mundo.  En este caso, el dogmático  ultratachista ha impuesto un orden sin pensamientos y sin sentimientos. Lo increíble es que todo esto sucedió antes de las elecciones y el espectáculo se estrenó antes de las elecciones.

Quizá sea la visión que surge del temor a lo suceda es lo que nos marcó el camino. Pero siempre estuvimos entregados a cuál era la idea en común y esa idea en común siempre se emparenta con las ideas de sociedad, porque  en esto somos todos socios.  Me refiero a la idea de crear el mundo y esto de crear el mundo nos llevó a crear una realidad.  Se habla de la verdad y se habla de la realidad y no tenemos en cuenta que la verdad está implícita en lo humano y que la realidad es una construcción y que, como construcción, no es la misma para todos.

Entonces es en esa realidad que nosotros pusimos el ojo para construir este mundo y en la verdad implícita que tenemos como artistas, en el deseo de cómo queremos que sea el  mundo.  Ahí ambas cosas se chocaron y crearon este Waminix que transcurre en un futuro tan lejano que se nos acerca muchísimo.

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-¿Vos tuviste alguna otra relación con el circo?

-Siempre hice algún trabajo de circo. Tanto Leticia como yo admiramos el circo profundamente. Siempre hicimos cama elástica, incluso cama elástica en pareja, cosa que es muy difícil. También hicimos acrobacia. Siempre tuvimos este rinconcito  en las artes:  hacemos clown, somos payasos, pero estas cosas las hicimos siempre por separado.  Cuando proyecto MIGRA nos llama, nos vemos en la necesidad de integrar todo.

El teatro une, mezcla lo que estaba por separado. Y ahí es donde empezamos a descubrir el universo de lenguajes, de idiomas que maneja el circo y, al mismo tiempo, su cercanía con los anhelos humanos.  Por ejemplo uno se acerca siempre al anhelo humano de dominar la gravedad. Por eso miramos a las aves, por eso creamos aviones, ¿no? Nuestro cuerpo, de acuerdo a las dinámicas y los ejes,  puede acercarse a ese dominio, a ese control.

Es un anhelo humano conocer la magia, es un anhelo humano recibir sorpresivamente la visita de algo inesperado. Las personas necesitamos transformarnos. De hecho yo estoy en mi casa,  voy al trabajo y necesito transformarme en ese que trabaja para relacionarme con mi jefe, para relacionarme con mi tarea, con mis compañeres. Esa habilidad para transformar es un anhelo humano y el circo habla de anhelos humanos, De esta manera evoca constantemente una de las fuerzas más grandes que impulsa el crecimiento cívico, social, político, geopolítico… Ningún sistema se va a librar jamás de este anhelo de la humanidad que es la fuerza más poderosa.

– El teatro lo une todo, pero yo he escuchado decir que un clown es algo distinto del actor. ¿Cuál es la diferencia?

Creo que la gran diferencia es que el actor necesita que lo toque el drama para ponerse en acción. Los actores necesitan la acción. En cambio, el payaso podría estar quieto como los payasos de Esperando a Godot. Podrían estar quietos, callados, no necesitan nada más.  No necesita de la teatralidad pero que la generan, la generan.  Pero no es por su propia voluntad,  es casi algo involuntario.  

Es algo parecido a los niños cuando juegan. No quiere hacer un espectáculo, pero los ves y lo que hacen es un espectáculo en sí mismo. Podríamos decir que dentro del payaso, dentro del clown, está todo el teatro, por eso un payaso, puede entrar solo a un escenario, no necesita nada.  Un actor, en cambio,  necesita otros elementos. Necesita una escenografía, un escenario que también puede ser un espacio vacío, para empezar a crear su relación con el resto de las cosas, su relación con el mundo.

Creo que, tal vez,  el actor está en camino a ser payaso.

-¿Qué te gustaría decir de Waminix?

-Que estamos muy conmovidos con la respuesta del público, las cosas que nos escriben y nos dicen a la salida: cómo se divirtieron y qué bueno está el contenido.   Es lo que pasaba con Midón: lo que hacía tenía un contenido.  Queríamos crear un organismo completo y sentimos que lo creamos.  Por cómo va creciendo y cómo va proyectándose en el tiempo pareciera ser que Waminix va a tener larga vida y eso nos pone muy contentos, nada está seguro en el teatro.

El  espectador es el que decide, el que tiene la última palabra. Me parece que hemos encontrado una síntesis en un espectáculo construido en base a muchas preguntas, cada escena tiene infinidad de preguntas. Preguntas que no tienen respuesta, pero que merecen el trabajo de formularlas.

Waminix puede verse el sábado 25 y el domingo 26 de Mayo a las 17, en el segundo piso del Centro Cultural Borges, Viamonte 525, CABA. Entrada libre y gratuita.