A casi un mes y medio de asumir la Presidencia francesa, Emmanuel Macron realizó hoy su primer cambio de gabinete, como dicta el protocolo después de la aplastante victoria electoral en las legislativas, pero también obligado por la salida de cuatro ministros teñidos por sospechas de corrupción y nepotismo.

Los cambios más significativos son cuatro: la jurista Nicole Belloubet, de 62 años, fue nombrada en sustitución de François Bayrou, el principal líder centrista de Macron, al frente del Ministerio de Justicia; la ex secretaria de Estado Florence Parly, de 54 años, dirigirá la cartera de Defensa y la directora de la Escuela Nacional de Administración (ENA) Nathalie Loiseau, de 53 años, encabezará Asuntos Europeos.

El cuarto nuevo ministro será el socialista Stéphane Travert, quien asumirá al frente de la cartera de Agricultura en reemplazo de Jacques Mézard, quien a partir de ahora dirigirá el Ministerio de Cohesión Territorial.

El nuevo gabinete está compuesto por 20 ministros y 10 secretarios de Estado, y mantiene no sólo la promesa de paridad de género de Macron, sino también amplio espectro de edades, profesiones y pertenencias políticas que van desde la centro-derecha hasta la centro-izquierda, según el diario local Le Monde.

Poco después de asumir, en mayo pasado, Macron nombró a Edouard Philippe como primer ministro y le encargó formar un gobierno que lo represente. De ese elenco original, apenas cuatro figuras ya no están más.

Las cuatro salidas afectan a tres miembros de la fuerza centrista MoDem -que supo ser uno de los principales aliados de Macron durante la campaña presidencial y legislativa- y un dirigente socialista. La causa en la mayoría de los casos es la misma: sospechas de corrupción.

En los últimos días, la prensa francesa denunció que eurodiputados de MoDem, la fuerza dirigida por el ahora ex ministro Bayrou, crearon puestos ficticios de asesores parlamentarios para financiar gastos del partido.

La Justicia está investigando y aún no hubo imputados, pero la denuncia fue suficiente para hacer saltar por los aires a varios ministros nacionales.

La campaña presidencial de este año estuvo marcada por las denuncias de corrupción contra dos de los principales candidatos, el conservador Francois Fillon y la ultraderechista Marine Le Pen, y la victoria de Macron en las urnas, según muchos analistas, es en parte resultado de un rechazo popular a la corrupción estructural demostrado por miembros de partidos tradicionales.

Primero renunció ayer la centrista Sylvie Goulard al Ministerio de Defensa y hoy la siguieron Marielle de Sarnez, la mujer al frente de Asuntos Europeos, y Bayrou, la figura más importante del MoDem en el gobierno.

De Sarnez había sido eurodiputada desde 1999 hasta este año y Goulard, desde 2009. Bayrou cayó, en cambio, por ser el referente político de la fuerza.

Desde la sede del MoDem en París, Bayrou explicó su decisión ante la prensa y dejó en claro que la alianza con la República en Marcha, el flamante partido del flamante presidente francés, sigue más viva que nunca.

«Elegí no exponer al presidente y al gobierno que apoyo», sentenció el centrista, en referencia a Macron.

«Estaré al lado del presidente de la República para ayudarlo y apoyarlo, fiel a una alianza política y personal que aprecio mucho. En el fondo, esta decisión es una decisión de servicio. Servicio a una cierta idea desinteresada de la política», agregó Bayrou.

Más tarde, tras anunciar el nuevo gabinete y los reemplazos de los ministros renunciantes, el primer ministro Edouard Philippe, habló con la emisora de televisión TF1 y ratificó que la alianza con el MoDem está intacta.

«Francois Bayrou lo dijo el mismo cuando afirmó que el MoDem es uno de los pilares de esta mayoría. El conjunto de los parlamentarios de MoDem se expresaron de igual manera. Francois Bayrou es un hombre de una carácter íntegro, que irrita a veces, que seduce a menudo», aseguró el primer ministro.

El cuarto ministro que renunció y fue reemplazado hoy no pertenece al MoDem, sino al Partido Socialista. Richard Ferrand decidió alejarse del gobierno, acosado por sospechas de nepotismo, un tema que en la Francia actual está muy vinculada a la corrupción.

Durante la campaña, el candidato presidencial conservador Fillon fue acusado de inventar cargos de asesores parlamentarios para su familia.

Lejos de pegar el portazo, Ferrand volverá a su cargo de diputado en la Asamblea Nacional y, a pedido de Macron, se convertirá en el jefe de la bancada mayoritaria del oficialismo.

Pese a los aliados acosados e investigados por denuncias de corrupción y nepotismo, la imagen y el poder del flamante presidente de Francia siguen intactos.

Así lo demostró la decisión de un grupo de diputados conservadores de Los Republicanos de romper con su bancada en la Asamblea Nacional y sumarse a la ya aplastante mayoría oficialista.

Bajo el nombre de Los Constructivos, esta nueva bancada no sólo incluirá a conservadores, sino también al partido centrista y hasta ahora aliado de Los Republicanos, la Unión Demócrata Independiente (UDI).

Con un gabinete apenas reformado y una mayoría legislativa cada vez más amplia, Macron tiene todo listo para dar rienda suelta a sus reformas.