En el marco del ciclo de exposiciones 1983-1989. Imágenes de una democracia en construcción se presenta la muestra  Escuelas, 1983-1989. Marcha Blanca 03/1998” en la Casa Nacional del Bicentenario. En ellas se muestra desde adentro como son y cómo funcionan las escuelas del Estado, cómo el guardapolvo blanco se convirtió en símbolo de la educación igualitaria e inclusiva. El visitante evocará recuerdos de su propia infancia. Verá las escuelas públicas bajo la lente de Mónica Hasenberg.

Las fotografías que se exponen pertenecen al enorme  archivo fotográfico Hasenberg-Quaretti. La curaduría estuvo a cargo de Marcela Roberts y Marcelo Martínez Phelan de la Casa del Bicentenario.

La muestra incluye 20 fotos impresas y más de 40 de la Marcha Blanca que circulan por una pantalla gigante

Foto: Gentileza Monica Hasenberg

En momento en que la educación pública que promovió la movilidad social ascendente en la Argentina está amenazada, esta exposición resulta doblemente significativa.

“La muestra está teniendo  una difusión enorme –dice Mónica Hasenberg- y creo que en parte es porque aborda el tema de la escuela pública.  Mi archivo fotográfico es más conocido por  lo que es estrictamente político. Pero a los organizadores  de la Casa Nacional del Bicentenario les interesaban específicamente  estas fotos. Creo que se redimensionó el tema de la educación pública ante el riesgo de perderla según cuál sea el resultado de las próximas elecciones presidenciales”.

Foto: Gentileza Monica Hasenberg

Las fotos que se exponen son a la vez el resultado del talento su talento fotográfico y de la oportunidad que le ofreció para hacerlo su activa participación que tuvo en las escuelas de sus propios hijos.

No sé cuánta gente tenga fotos de este tipo, excepto las fotos de su propia historia. Yo pude sacarlas porque estaba en la cooperadora de las escuelas de mis hijes. Las escuelas que forman parte de Escuelas 1983 1989  están en Buenos Aires, una es la Escuela “José María Gutiérrez” ubicada en la calle La Rioja, en  Parque de los Patricios.  La otra es la Escuela “Juan de Garay” ubicada en la calle Caseros, en  San Telmo.

Foto: Gentileza Monica Hasenberg

Y agrega: “En la escuela de San Telmo terminé siendo presidenta de la cooperadora. Era una cooperadora muy activa y hacíamos muchas cosas con los chicos. Incluso una vez fue Pasquini Durán para ser entrevistado por ellos. Fue una linda experiencia. En ambas dicté talleres. En la escuela de Parque de los Patricios la directora me pidió que hiciera alguna actividad sobre la fotografía y les enseñé a los chicos a hacer una cámara fotográfica con una lata  y un tubo de cartón. Todos vieron cómo la imagen aparecía invertida en la cámara y luego salí con un grupo de chicos por el barrio y ellos sacaron fotos con mi cámara. La Casa del Fotógrafo, de la que yo era clienta, donó papel fotográfico e hicimos una muestra sobre el barrio”.

Foto: Gentileza Monica Hasenberg

“En la escuela de San Telmo –prosigue-hicimos una revista y llevamos a los chicos de excursión a distintos lugares. Eran los comienzos de la democracia. Yo tenía contactos con las editoriales y los llevaba a los chicos de visita. Les regalaban libros de toda la nueva literatura infantil  de los para la biblioteca de la escuela. Me acuerdo de los libros de Graciela Montes que además, charló con ellos. Era la primera apertura cultural luego de la dictadura y era algo muy importante y muy fuerte”.

¿Qué elige fotografiar un fotógrafo cuando no está haciendo fotoperiodismo? ¿Cuáles son las situaciones e imágenes que lo motivan? Hasenberg contesta: “Para mí el mundo de la escuela es importantísimo. No creo haberme puesto a elucubrar sobre por qué debía sacar fotos. Yo fotografío casi todo lo que hago. En ese momento sacar fotos era algo carísimo. Excepto las periodísticas,  gran parte de las fotos que conforman el archivo, como las de Derechos Humanos que tomé en su momento y las de las escuelas no se podían publicar. De los chicos de la escuela sólo se podían mostrar algunas teniendo cuidado de que no se les vieran las caras porque eran menores. sólo se publicaban con la debida autorización en algunos medios que las pedían, por ejemplo, para una nota sobre educación. Incluso, a veces, pedían algunas desde el Ministerio de Educación.”

El archivo Hasenberg-Quaretti está integrado por fotos de la propia Mónica y de quien fuera su esposo, Brenno Quaretti.  “Hay fotos en escuelas del interior del país que las sacó Brenno cuando recorría las provincias para la campaña Más por menos –cuenta-. En esa época,  la revista Familia Cristiana tenía vínculos con Monseñor Gottau que estaba en Añatuya. Era un hombre altísimo, muy grandote, que venía a casa a buscar fotos. Una fundación alemana le donaba dinero para los sectores más carenciados.  Todos los años lllevaba a la Fundación una cantidad de fotografías para mostrar qué era lo que se había realizado con esos fondos.  Entonces, cuando Brenno viajaba para sacar esas fotos, tenía la oportunidad de hacerlo también dentro de las escuelas, cosa que no se puede hacer, si no hay una autorización. Nosotros estábamos vinculados con Gottau y teníamos autorización para hacerlo.”

Las fotos que se muestran en la Casa del Bicentenario son  sólo algunas, pero en el archivo Hasenberg Quaretti hay muchas más no sólo referida a la escuela pública, sino también a diversos oros temas. “Incluso –informa la fotógrafa- hay una muestra circulando con fotos de la Marcha Blanca que las tiene Suteba. En 2016 convoqué a artistas plásticos a trabajar con esas fotos de los chicos en las escuelas  e incluso con fotos familiares sobre el tema. Era  un proyecto para homenajear a la escuela pública, para defenderla.” Esa muestra,  integrada por 22 fotografías, sigue circulando. “Las expusimos justo antes de la pandemia en la sede de Trigre del sindicato. Luego vino la pandemia y siguió montada allí. Cuando me la quisieron devolver les dije que era mejor que la hicieran circular. Y fue así que  este año circuló por diversas escuelas de la Provincia de Buenos Aires  y es posible que la lleven a algún lugar de veraneo del sindicato.  De modo que sigue cumpliendo la función de homenajear a la escuela pública no sólo con las fotos, sino también con las obras que se hicieron sobe ellas”.

Foto: Gentileza Monica Hasenberg

Las exposición le trae a Hasenberg sus propios recuerdos escolares. “La escuela primaria –cuenta-  la hice en una escuela privada porque mi padre era alemán y quería que aprendiéramos el idioma. Pero no disfruté de ella, sino que la sufrí. Fue mi primer contacto con las diferencias sociales que en una escuela privada se marcan mucho más: “como no tenés esto”, “cómo no tenés tal otra cosa”. Era una escuela muy clasista en la que no era natural no tener. Allí descubrí que yo no tenía lo mismo que tenían otros, descubrí la desigualdad. Iba a una escuela privada, pero mis padres alquilaban. Además, como éramos tres hermanos, le hacían un precio especial. Al lado de esa escuela, que quedaba a cuatro cuadras de mi casa, estaba el Comercial 7 que había sido privado y que Perón expropió. La esquina se la dejó a la escuela alemana a la que fui en la primaria.  El secundario lo hice en la escuela pública expropiada que antes formaba parte de la escuela alemana. Allí las cosas fueron distintas y la pasé muy bien. Años después me enteré de que tenía una compañera del colegio secundario desaparecida. A través de familiares y amigos  encontré a la madre en las marchas de las Madres en los 80. Eso me conmovió tanto que con  una docente de la escuela nos organizamos y encontramos que había diez alumnas del colegio desaparecidas, aunque nos habían dicho que de la escuela no había desaparecido nadie. Fotografié todos los cuadernos que había donde se anotaban las ingresantes a la escuela.  Eran cuadernos Gloria forrados de Azul.  Fue un trabajo de varios años del que también participó la gente de la Secretaría de Derechos Humanos. Me dieron las planillas de las denuncias. Repartí copias de los cuadernos que había fotografiado y una copia de la planilla y ubiqué ex alumnas del Comercial 7 hasta en Estados Unidos. Del cruce de los datos de los cuadernos con las planillas, surgió que había 10 ex alumnas desaparecidas. Hay alguna de la que no tenemos la certeza porque el nombre y el apellido son muy comunes y sin el DNI no se puede tener la plena seguridad”.

Y concluye: “Esta muestra me representa mucho porque tengo una relación con la escuela pública afectivamente muy importante y para mí es un orgullo haber participado como alumna en el secundario y haber participado de las cooperadoras de las escuelas de mis hijes que también fueron a escuelas públicas. Me encanta, además, que me hayan pedido  el material fotográfico para mostrar la  importancia que el Estado tiene en la educación y qué significa la vida de la escuelas públicas para las familias.”