Son las seis de la tarde de una fría jornada de junio. El campo de deportes y formación del Movimiento Independiente de Jubilados y Desempleados (MIJD) se encuentra semi vacío. Enrique, apodado «Lechuga», defiende uno de los arcos de la cancha del fondo. Los botines Puma Borussia negros y blancos le calzan a la perfección. Viste la camiseta de Hecho Club Social, una organización sin fines de lucro formada a partir de la revista homónima. Relojea su bicicleta y a su perro Rengo en cada avance ofensivo de su equipo. Enrique tiene 52 años, juega al fútbol llamado «homeless» hace más de una década y vive de manera orgullosa en la calle.

«Antes buscaba un cartón por el centro y me tiraba por alguna boca de subte. Mi vida era eso. A la mañana, me levantaba e iba a algún merendero o a alguna iglesia a buscar comida. Esto (el fútbol calle) muchas veces cambia la vida que uno capaz siguió: de drogas, cigarrillo o bebida. Este lugar te da un espacio para que logres cambiarlo, para que empieces a ser un nuevo ser humano», asegura mientras se acomoda la gorra y sus ojos se tornan llorosos.

Los homeless deberían ser quienes juegan el picado junto a Enrique en el predio Raúl Castells. El entrenamiento informal es realizado miércoles y jueves en este lugar. Las reglas de la disciplina son respetadas: cuatro hombres en cada equipo, tres atacan y dos rivales defienden, y los arqueros no pueden salir del área. El estereotipo creado por los grandes medios de comunicación (barba de semanas, olor repugnante, tez mestiza) no es notorio en ellos. Los mencionados habían llegado en motos y bicicletas, visten ropa de marcas deportivas famosas, están bien arreglados. Ocho de los invitados integrarán la Selección argentina masculina en la Homeless Cup 2023, el Mundial de fútbol callejero.

Homeless, un término que significa «poco hogar» en inglés, simula decir todo pero no aporta nada. Con esa palabra, los estadounidenses agrupan a personas en situación de calle. En Argentina, mediante aquella expresión también son aglutinados drogadictos en rehabilitación, exconvictos, contagiados de enfermedades sexuales y demás individuos con inconvenientes ignorados por el ciudadano promedio. La definición trascendió tantas barreras continentales que pasó a ser el nombre de un campeonato mundial de fútbol amistoso.

La Homeless Cup cuenta con la participación de alrededor de 50 países cada año y tiene categorías en ambos géneros. Desde la primera edición en 2003, cuenta con el apoyo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) y la Unión Europea de Asociaciones de Fútbol (UEFA). El evento por los 20 años se celebrará a partir del próximo sábado en Sacramento, Estados Unidos. Los combinados nacionales son todos amateurs y quedan agrupados en seis divisiones según el nivel y la experiencia que tenga cada uno. La inminente copa estará integrada por 16 competidores en la rama femenina y por 43 en la masculina. «Lamentablemente, no podemos atender todas las solicitudes de participación de nuestros 72 países miembros, pero nos esforzamos por ofrecerles una prioridad a todos según la primera opción que hayan elegido para el torneo –cuenta Matthew Williams, director de marketing y relaciones públicas de la competencia–. En el caso de Argentina, el equipo masculino figuraba como primer llamado para concurrir a la Homeless World Cup Sacramento 2023, por eso no contará con representación femenina».

Argentina envió planteles en 17 ocasiones de las 18 realizadas (hubo un parate durante la pandemia). Salió campeón de la quinta zona de hombres en Río de Janeiro 2010 y de la segunda de mujeres en Glasgow 2016. Los miembros de Hecho Club Social eligen a quienes convocarán para la Homeless Cup según distintas metas que debe cumplir cada jugador o jugadora. Los citados no pueden ser profesionales. Chile convocó a tres jugadores del Colo-Colo para el Mundial del 2014 y los sponsors que tenían los dejaron de apoyar. «El que viene se da cuenta que acá lo que valoramos no es quien juega mejor, sino quien hace mejor las cosas para salir adelante. La convocatoria la vamos haciendo en conjunto –sostiene Sergio Rotman, entrenador y organizador del fútbol calle nacional masculino y femenino–. Una vez que tenemos definido el grupo que va a viajar, los ponemos a entrenar la técnica. La parte del fútbol es un accesorio, igual. Parece que el Mundial es el punto cúlmine, pero en realidad es un premio para un proceso intermedio que después llevará hasta donde se lo imponga cada uno».

La actividad deportiva realizada en el complejo del MIJD fue creada por HCS. «Existe una visión de apostar al deporte como herramienta de salud y educación. Sacamos el proyecto de la esfera de HECHO en Buenos Aires y creamos HECHO Club Social para compartirlo con la sociedad civil. Inventamos la Liga Urbana por la Inclusión Social, con la que hacemos torneos todos los meses y vienen pibes de ONGS o algunas entidades públicas», dice Rotman mientras se quita los botines luego de haber jugado con sus dirigidos. La diversidad etaria en el entrenamiento es apreciable: participan adolescentes, adultos y señores mayores. «No hay edad para este tipo de fútbol. Podés tener 60 y seguir jugando. En el Mundial de Río 2010 me encontré con jugadores de Lituania que eran todos chabones grandes, que rondaban los 50 y pico», asevera Enrique.

La página web oficial de la Copa del Mundo anuncia a Argentina como equipo confirmado. La organización del torneo paga todos los hospedajes y traslados dentro de Sacramento pero llegar a Estados Unidos, claro, no es fácil. La solución llegó sobre la hora: el Mundial empieza el próximo sábado, 8 de julio –el rival en el debut se conocerá el día previo, en el sorteo del viernes 7–.

–¿Cómo consiguen plata para financiar los traslados en avión?

–Al final conseguimos los fondos tras una gran ingeniería financiera. El problema son las visas que aún están pendientes. Deberíamos viajar el miércoles 5 o el jueves 6. Durante un buen tiempo estuvimos rezando para conseguir el dinero. Esperamos algunas jugadas mágicas del ámbito privado y de la gran sensibilidad. No me gusta molestar a figuras importantes del deporte.

«¿Homeless Cup? ¿Vos ves algún homeless acá?», consulta con ironía un hombre a la pasada. La equivocación es usual. Sucede con muchos transeúntes que caminan por la zona de las canchas ubicadas en San Telmo. Ven la camiseta de la Selección Argentina de Fútbol Calle –que no tiene el escudo de la AFA– y lucen sorprendidos. La idea de un hombre tirado en un colchón abarrotado de cartones pareciera inmersa en sus pensamientos. Los apodados homeless no solo son tipos que viven en la calle. Las personas que han sido dejadas de lado por la sociedad debido a diversos motivos también lo son. Hecho Club Social y la Copa Mundial de Fútbol Calle intentan que todos se reintegren a ella.