A la altura de Villa Domínico, los turistas que fueron y vinieron de la Costa Atlántica por la autovía Buenos Aires-La Plata apreciaron a principios de la semana un cartel: las caras de Patricia Bullrich y Daniel Lipovetzky, por encima de la frase «La fuerza del cambio». El cartel con la propaganda se emplazaba dentro del predio de entrenamiento de Independiente, presidido desde octubre por Fabián Doman. El viernes ya no estaba: había sido despegado después del escándalo rojo-amarillo. Bullrich es la presidenta del PRO. Y Lipovetzky, su posible candidato a intendente de La Plata. «Pertenece a la empresa PC Publicidad», se había desligado el club, y había apuntado que el contrato era de la gestión anterior. Pero el oficialismo le renovó la tercerización. Doman había dicho que «no ganó el PRO» luego de que Bullrich, Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal se anotasen su triunfo. El presidente más votado en la historia de Independiente «sacó» a Hugo Moyano, que dejó después de ocho años a un club al borde de la quiebra. Muchos de sus 11.492 votantes (72%) esgrimieron «terminar con la política en el club» en referencia al líder camionero Moyano, quien, en concreto, había introducido a dirigentes macristas con Cristian Ritondo a la cabeza. Hoy el vice primero de Doman es Néstor Grindetti, intendente PRO de Lanús. El «pecado original» es replicar lecturas entre la política nacional y la de los clubes.

La cuna del macrismo, su cantera de dirigentes, fue Boca. Y, es cierto, los clubes funcionan como un trampolín a la política partidaria. En el «renovado» Independiente de Doman conviven exdirigentes de Moyano (Daniel Seoane, Ricardo Cirielli y el propio Ritondo, a la vez jefe del bloque PRO en Diputados), otros PRO (Christian Urreli, hermano del diputado bonaerense Adrián Urreli, o Pablo Grindetti, hijo de Néstor) y hasta Carlos Montaña, exvice de Moyano y jefe de Gabinete de Sergio Berni en el Ministerio de Seguridad bonaerense. El rasgo macrista en términos de cómo manejar a un club, más allá del cartel, se remonta a los inicios de Mauricio Macri en Boca. «Tenemos un fondo de inversión, un fondo fiduciario con el objetivo de tener dinero. Ya estamos trabajando y hablando con gente», aceptó Doman. En 1997, luego de los primeros dos años con resultados adversos, Macri habilitó en Boca el Fondo Común de Inversión con el fin de comprar jugadores «sin la aparición de intermediarios». Dirigentes opositores denunciaron en aquel momento que el entonces intermediario Gustavo Arribas era el dueño del 30% de Martín Palermo. Arribas, se sabe, fue director general de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) durante la presidencia de Macri, procesado por espionaje ilegal y acusado de promover causas judiciales contra líderes sindicales.

El estatuto de Independiente, recordaron desde la oposición a partir del cartel, establece prescindir de «toda actividad política, religiosa o racial». PC Publicidad, la empresa tercerizadora del cartel de Domínico, tiene como presidente a Julián María Álvarez Echagüe, cuñado de Guillermo Dietrich, exministro de Transporte de Macri. En el fútbol argentino –el de los clubes asociaciones civiles sin fines de lucro donde empezaron a jugar los campeones del mundo– también están prohibidas las sociedades anónimas deportivas. Macri cerró 2022 agitando la privatización del fútbol: «No aceptamos la modernización del mundo, donde hay empresas administrando clubes, con estrategia y hasta inteligencia artificial». Es el plan si Juntos por el Cambio gana las elecciones en octubre (también se votará en diciembre en Boca). Macri se lo expuso en Qatar a Gianni Infantino. Es el presidente que lo nombró al frente de la Fundación FIFA apenas terminado su mandato en 2019. El horizonte de Macri es el Brasil de Jair Bolsonaro, que habilitó las SAD en el final de su gobierno.

En un año, Doman pasó de conductor del programa de espectáculos Intratables (América TV) a presidente de Independiente. En el medio, fue vocero de la empresa energética Edenor, cuyos accionistas Daniel Vila y José Luis Manzano son, a la vez, dueños de América TV. Sin cercanía previa a la política de Independiente –a diferencia de Marcelo Tinelli con San Lorenzo o de Mario Pergolini con Boca–, Doman está a prueba del micromundo del fútbol, de sus lógicas y «códigos». Andrés Ducatenzeiler se presenta como «el último presidente de Independiente campeón del fútbol argentino». Lo era en el Apertura 2002. En las elecciones se mostró cercano a Claudio Rudecindo, candidato al que apoyó el barrabrava Pablo «Bebote» Álvarez. Ducatenzeiler oficia como un francotirador. «Lo más grave no sería la gigantografía en Domínico: es la utilización de un territorio de una asociación civil tomado por una agrupación política, por Juntos por el Cambio, para hacer usufructo políticamente de una institución que tiene seis millones de hinchas y a los que nadie les consultó nada», dice Ducatenzeiler, que participa de El loco y el cuerdo, en el canal de YouTube de Flavio Azzaro, y agrega: «Doman es un mitómano, un empleado de Clarín y de Ritondo que cumple órdenes. Hoy Independiente es un rehén de Juntos por el Cambio. Doman y Juan Marconi (vice tercero, a pesar de los rumores de renuncia) fueron la cara visible porque si los de Juntos por el Cambio que están en Independiente con cargos menores ponían ellos la cara, no ganaban la elección. Para llegar a la presidencia, anularon una elección a través de un juzgado amigo para que los habilite a presentarse y tomar el club. El fútbol les permite eternizarse en la política».

Leandro Stillitano, el entrenador debutante de Independiente con pasado como ayudante de Ariel Holan, no fue la primera opción. Tampoco la segunda ni la tercera (apareció hasta Carlos Tevez, afín al macrismo). Stillitano es el DT posible. El saliente fue Julio Falcioni. Había ganado cinco partidos seguidos antes de las elecciones. «No es de mi gusto», dijo Doman, recién ungido presidente. Perdió dos y empató el siguiente. «Esperemos que aprenda rápido porque no nos sobra nada –dice otro exdirigente–, el fútbol no es la tele». Llegaron 11 jugadores para 2023. Libres y «apuestas». El mánager es Pablo Cavallero. La N° 10, la de Ricardo Bochini, aún está vacante. El último en vestirla fue Alan Soñora. Como prima en el mercado, se marchó libre. Aún sin club, Diego «Chiche» Soñora, su padre, exfutbolista, dice: «Cuando salís a decir que no se negocia más y tirás cifras, la gente piensa barbaridades del jugador. Doman no tiene idea de fútbol, de cómo se maneja; él me lo dijo: que no entiende nada de fútbol». El jueves, Alan Soñora debutó en la selección de Estados Unidos.

A inicios de 2023, Doman le pidió «ayuda» al propio Moyano, un «esfuerzo económico personal» después de que el América de México le reclamase al club una deuda de 5,7 millones dólares por el pase del paraguayo Cecilio Domínguez y Silvio Romero. Doman recurrió a quien había dejado «tierra arrasada», según sus palabras. El miércoles, Independiente quedó inhibido para los próximos dos mercados de pases o hasta que salde la deuda con el América. El pasivo, había informado la nueva comisión directiva, asciende a 7.000 millones de pesos. Cuentan que Doman le pidió 12 millones de dólares a Alejandro Domínguez, presidente de la Conmebol, de buenas migas con Macri. Como en las viejas asambleas, en la primera con Doman como presidente hubo piñas y corridas en la sede de Avenida Mitre. En 2017, Moyano había ganado las elecciones con el 89% de los votos. Después, golpes a hinchas en el Libertadores de América que cantaban en su contra, represión en la calle en plena asamblea en la sede, postergación de elecciones, un agujero económico que roza el vaciamiento. Ahora la línea dura del macrismo se metió de lleno en Independiente. Un partido jugando su «partido». Pero el sentido que aún se impone, certificado con la participación histórica en las elecciones, es que el club es (y será) de los socios.