En 2017, según datos del BCRA, los rubros que integran el sector turístico generaron un déficit de U$S 10.662 millones. La cifra cobra dimensión si se la compara con el déficit comercial de bienes que, en el mismo período y entre todos los rubros, acumuló U$S 8.500 millones.

Por ese motivo, en los último años pero en particular en 2017, los referentes de las cámaras de turismo pusieron el foco de sus reclamos en el ‘atraso cambiario’ y su impacto en el sector. Para dar respuesta parcial a esos reclamos de mejora en la competitividad, desde el gobierno se tomaron algunas medidas de corte tributario para establecer, en los hechos, un sistema de tipos de cambios diferenciados con el propósito de estimular el ingreso de turistas extranjeros y entorpecer la salida de turistas argentinos al exterior.

Entre esas medidas se desataca la deducción del IVA para consumos en establecimientos hoteleros a los extranjeros por un lado y el incremento del impuesto DNT que se aplica sobre los pasajes aéreos, terrestres y fluviales de residentes que viajan al exterior, por el otro. A la luz de los resultados publicados por el BCRA para ese año, el impacto de las medidas fue intrascendente.

Recién a partir de las recurrentes corridas cambiarias y la mega devaluación de la moneda nacional que pasó de poco menos de $20 a los actuales $38,50 los números del sector comenzaron a reaccionar de manera favorable. Es que, según la última Encuesta de Turismo Internacional (ETI) del INDEC del mes de julio, el ingreso de turistas extranjeros por vía aérea se incrementó un 6,9% con relación al mismo mes del año pasado mientras que la salida de argentinos al exterior sufrió una contracción del 4,6%.

En el acumulado anual las llegadas subieron un 5,2% mientras que las salidas continúan con un crecimiento acumulado del 8,7%. Si bien el saldo de turistas en julio continuó siendo negativo (ingresaron 234.400 extranjeros  y salieron 377.700 argentinos), según los números del INDEC, y como era de esperarse, la brecha comenzó a reducirse y la tendencia general a revertirse en forma notoria.

Los tendencia que reflejan los datos de la ETI (acotados a las vías aéreas y que por lo tanto subestiman el impacto del flujo con los países limítrofes) se verifica también en el balance del Mercado de Cambios del BCRA que, para julio, en el rubro “viajes, pasajes y otros pagos con tarjetas” arrojó un déficit de U$S 651 millones que implican una reducción del 27% con relación al mismo mes del año anterior.

Con todo, en el acumulado de los primeros siete meses del año la caída es de apenas un 5%. Es que la devaluación del peso comenzó a producirse recién a partir del quinto mes del año luego de que en los meses de enero y febrero, con un alto volumen de turismo, se registrara un incremento del déficit del 6% y el 15% respectivamente.

Aldo Elías, presidente de la Cámara Argentina de Turismo señaló a Tiempo que “para el turismo representa una gran oportunidad. Va a contrarrestar lo que venía pasando en los dos años y medio con dólar atrasado cuando los argentinos no paraban de salir al exterior. Mientras no se traslade a precios, es muy favorable para traer turistas.”.

La envergadura de la devaluación conlleva el riesgo de un traslado a precios que afecte la competitividad obtenida por tipo de cambio para el turismo receptivo por un lado, pero también el poder adquisitivo de los argentinos y su capacidad ya no sólo de viajar al exterior sino también de hacerlo en el país afectando el turismo interno.

Para Elías, si los operadores trasladaran a precios la devaluación “habremos perdido la oportunidad de tener un sector competitivo. No me preocupa tanto por el turismo interno en sí, sino porque toda esta movida habría significado un esfuerzo vano volviendo rápidamente a un escenario de dólar atrasado.”.

El dirigente confió en que “el empresario turístico argentino, en este escenario de una economía tan recesiva, va a priorizar que se mejoren los porcentajes de ocupación y las ventas por sobre una ganancia fuerte con pocos huéspedes.”.

Con todo, esa preocupación subyace entre los empresarios de un sector que se sabe muy elástico a la suba de precios y la caída del consumo.