Lidiando con operaciones mediáticas, los hostigamientos y el mal clima, la huelga y acampe en la empresa Lácteos Vidal de Moctezuma (Carlos Casares) está superando el 18° día consecutivo en reclamo por el cumplimiento del convenio colectivo de trabajo.

La medida de fuerza comenzó el 11 de agosto, pero en realidad se trata un nuevo capítulo de un conflicto que comenzó hace años y en el que, según denuncian, «la empresa no ofreció ningún tipo de solución». La huelga, determinada por los trabajadores en asamblea y acompañada por la Seccional Trenque Lauquen de la Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina (Atilra), cuenta con el apoyo y presencia de las seccionales de todo el país del gremio lechero y de otras agrupaciones sindicales que acompañan el reclamo.

Este mismo año, y por los mismos motivos, ya había tenido lugar una huelga de tres días en Lácteos Vidal. En ese caso fue levantada cuando el Ministerio de Trabajo de la Nación dictó la conciliación obligatoria. En esta ocasión, al repetirse las situaciones y la falta de respuesta de patronales y autoridades, la situación se profundizó.

A días de comenzada la medida de fuerza, desde el Consejo Directivo Nacional de Atilra se denunció «la intromisión de la extrema derecha con una fuerza ilegal de choque empresarial contra los trabajadores (hasta Macri salió a twitear sobre el tema) y las amenazas contra el personal de la fábrica», quienes recibieron telegramas intimándolos a dejar de lado sus reclamos y volver a sus tareas; y la invitación «extorsiva» de la dueña de la empresa a hablar con los trabajadores «pero ‘adentro de la fábrica’”.

A pesar de ese contexto, una asamblea realizada en el salón del club del pueblo decidió mantener la huelga por tiempo indefinido. Días después, el 24 de agosto, todo Moctezuma se movilizó en solidaridad para quienes llevan adelante el reclamo ante una patronal que los quiere «de rodillas», según afirman.

“Como bien quedaron plasmadas en las actas de las sucesivas audiencias que tuvimos en el ámbito del Ministerio de Trabajo, una vez finalizada la conciliación obligatoria los compañeros tomaron la firme determinación de continuar con el conflicto, son reclamos genuinos para ponerle un freno a las amenazas, a los hostigamientos que recibían de parte de la patronal, a las injusticias que se venían cometiendo desde hace muchos años”, puntualizó Heber Ríos, Secretario Gremial del Consejo Directivo Nacional de Atilra y titular de la Seccional de General Rodríguez.

“Los compañeros están llevando adelante una huelga muy firme y solidaria. A pesar de las amenazas y de los seguimientos que están haciendo en el pueblo casa por casa los compañeros se sostienen”, agregó.

Un conflicto de 8 años y el maestro quesero

¿Cuáles son los motivos? Lo explica el secretario general de la Seccional Trenque Lauquen de Atilra, Gastón Moreno: “Esta huelga que estamos realizando viene de un conflicto que ya existía en el 2014, cuando hicimos una huelga de dos días sobre un reclamo puntual de 22 categorías. A través de esa medida de fuerza se lograron las categorías que pedimos. Se plantearon inspecciones, asambleas con los trabajadores y de ese trabajo que se hizo en 2018 surgió uno de los reclamos actuales que es el de las 20 categorías, que el Ministerio nos dio la razón».

En el conflicto de 2014, tras 26 años, el maestro quesero de la fábrica pudo ascender una categoría. Hoy Juan Carlos Chineschnuk ya lleva 33 años trabajando y la lucha continúa: “A la categoría la venimos reclamando desde hace muchísimos años pero pasó y pasó el tiempo y alcancé a conseguir la C, la otra no sé si voy a llegar a poderla recibir”.

“Llegaba llorando a mi casa”

“Hace 28 años que estoy en la empresa, antes las horas se pagaban en negro, no existían las categorías, nos obligaban a hacer horas extras, sino estábamos mal mirados por la empresa. Había aprietes, había gente que la sacaban y no sabíamos por qué la sacaban”, resume Osmar Damico, trabajador de la fábrica y delegado general.

Con lágrimas en sus ojos cuenta: “cuando entré a la fábrica recibía amenazas, éramos vigilados y yo tenía una familia atrás, tenía chicos chiquitos y me tocó muchas veces llegar llorando a mi casa, por las amenazas y por no poder conseguir otra cosa y tener que mantener el trabajo porque sino me quedaba sin nada”.

Franco Yedro es trabajador de Lácteos Vidal e integrante de la comisión directiva de la Seccional Trenque Lauquen de Atilra. Asegura que desde que entró a la fábrica “hay persecución”. Denuncia: “llegaron a agujerear la puerta de los baños para controlar a la gente… una persecución constante”.

Explica que fueron estas cuestiones las que hicieron que se empezamos a juntar: «dijimos ‘basta’ porque no tenés derecho a nada… tener la gente fuera de convenio para que el día de mañana los echen con tranquilidad e impunidad”.

Foto: Prensa Asociación de Trabajadores de la Industria Lechera de la República Argentina

Una bomba de tiempo

Gastón Moreno afirma que varias empresas (la mayoría del rubro) se manejan con trabajadores fuera de convenio «pero acá se da la particularidad de que quienes están fuera de convenio trabajan en lugares clave como la cuadra, en la caldera y en mantenimiento».

El reclamo por la caldera lleva ya mucho tiempo: «están trabajando en una caldera que no está en condiciones, es una bomba de tiempo, sabemos lo que pasa cuando una caldera revienta”.

La falta de presupuesto no parece ser un justificativo para Lácteos Vidal, que diariamente procesa 150 mil litros. “Está claro que no pasa por una imposibilidad de la patronal de poder afrontar lo que se reclama, es una empresa con una rentabilidad sumamente alta. Se trata de un antes y un después en cuanto a las relaciones empleados y patronal”, acota Heber Ríos.

Patrones de estancia

“Durante todos estos años se acostumbraron a que los compañeros y las compañeras agachen la cabeza, que los vean como patrones de estancia que tiene el poder de decir qué es lo que pueden hacer y qué no, y los trabajadores tomaron conciencia de que tienen derechos, que hay una organización sindical que los respalda y hay un convenio colectivo que tienen que se tiene que respetar”, enfatiza Heber Ríos.

“Acá no hay bloqueo, los trabajadores están en huelga y los grandes medios de comunicación le dan pantalla a la victimización del sector empresario pero ninguno vino a hablar con los trabajadores o directamente con el pueblo”, completa.

En esa línea, Gastón Moreno advierte: “cuando el obrero empieza a manifestarse a través de la huelga empiezan a tratarnos de patoteros y mafiosos. Acá, como en todos los paros que hemos hecho, nos hemos puesto en un lugar en el que no molestamos a nadie; se permite el ingreso y egreso de los camiones, fue un paro ejemplar”.

“Las cosas que se dicen por televisión son mentiras –reclama Osmar Damico, trabajador de la planta–, el acceso para los camiones está libre, es mentira que se tira la leche como dijo TN, la leche se traslada a otro lugar y se trabaja”.

Hasta el delegado municipal de Moctezuma, Miguel Angel Rodríguez, salió a desmentir a los medios, en defensa del reclamo que se lleva adelante en la fábrica del pueblo:  “Los chicos están reclamando lo que les corresponde, es un paro pacífico donde a muchos medios nacionales y locales se le ha vendido una cosa que no existe y la mayoría de la gente del pueblo apoya este paro porque es el reclamo de los trabajadores y de las familias».

Para Heber Ríos se trata de “una operación que viene realizando la patronal en complicidad con la justicia y con los medios de comunicación, generando denuncias falsas y transformando un reclamo laboral en un conflicto penal”. Denuncia que Lácteos Vidal cuenta con la lógica de la cámara empresaria que los representa (APYMEL) “que desde hace mucho tiempo argumentan que porque son pequeñas y medianas empresas no pueden pagar los salarios acordados en paritarias”. Y remarcó la relación que tienen las empresas con un grupo de abogados a los que denominan ‘antibloqueo’, «liderados por Florencia Arietto y Patricia Bullrich, que se meten en cada uno de los conflictos laborales para desvirtuar el reclamo de los trabajadores”. 

“Queremos volver a trabajar a la fábrica”

“Queremos volver a trabajar porque somos laburantes y es lo que sabemos hacer, para que la empresa siga saliendo adelante como lo hicimos todos estos años en una empresa que lamentablemente nos ha defraudado”, señala Walter Cerri, quien hace 27 años trabaja en la empresa láctea de Moctezuma.

Franco Yedro tiene la esperanza que otorga el motor de la lucha: “Todos queremos volver a trabajar, este reclamo es duro, hay familias detrás de todo esto, pero la protesta va a terminar con todos los puntos que pedimos en favor de los trabajadores y con el fin de las persecuciones y el maltrato”.