Tal como estaba previsto, se reunió este miércoles el Comité Confederal de la CGT que agrupa a los secretarios generales de los sindicatos confederados en la Central. El organismo tiene el atributo de convocar a los congresos para renovación de autoridades y a tratar eventuales reformas de los estatutos de la central, entre otros temas.

Los 201 representantes formalizaron al reforma del estatuto para integrar el 30% que indica el cupo femenino pero decidieron postergar el debate sobre un diferendo entre el sindicato de estacioneros liderado por uno de los co-titulares de la Central, Carlos Acuña, y el titular del gremio de los mecánicos, el SMATA, Ricardo Pignanelli por el encuadramiento de los empleados de estaciones de servicio de rutas de la Provincia de Buenos Aires

La postergación de ese debate fue una señal adelantada de la intención de impedir que asuntos de importancia relativa o sectorial dificulten la intención de lograr una lista de unidad para la nueva conducción entre los distintos sectores que conviven en la entidad sindical. El documento aporbado por unanimidad propone “realizar los máximos esfuerzos para alcanzar la unidad en una nueva conducción que pueda sintetizar el pensamiento de todas las expresiones internas”.

En líneas generales se trata, por un lado, del bloque que hoy integra el diezmado Consejo Directivo electo en 2016 y liderado por Héctor Daer y Carlos Acuña con vínculos cercanos con Alberto Fernández y Sergio Massa y, por el otro, del sector liderado por el moyanismo cuyos dirigentes abandonaron el Consejo Directivo actual y confluyeron con la kirchnerista Corriente Federal de los Trabajadores (CFT) y el mencionado líder del SMATA. Estos últimos, además, confluyeron con el titular de la Unión Ferroviaria Sergio Sasia que se había abstenido de participar de la conducción saliente.

La unidad que parecía allanada a partir del apoyo de todas las fracciones al Frente de Todos comenzó a crujir con la crisis de la coalición gobernante luego de la derrota en las PASO. Sin embargo, la asunción de Juan Manzur como jefe de gabinete a propuesta de la vice presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de estrechos vínculos con Héctor Daer y el secretario adjunto de la CGT y titular de UPCN, Andrés Rodríguez, ofrece un nuevo marco favorable para un acuerdo.

En el medio, claro, habrá que sortear dos pruebas para nada sencillas. La primera será la elección de la conducción de la Confederación Argentina de Trabajadores del Transporte (CATT) pautada para el 7 de octubre y donde el sector liderado por Hugo Moyano cuenta con una mayoría propia que amenaza hacer valer para consagrar a su actual aliado el ferroviario Sergio Sasia. La intentona choca con la voluntad de dos gremios de peso como La Fraternidad de Omar Maturano (enfrentado en la Juventud Sindical con el aeronavegante moyanista Juan Pablo Brey) y la Unión del transporte Automotor (UTA) de Roberto Fernández donde el camionero orienta a una activa oposición nucleada en la agrupación Juan Manuel Palacios.

Este sector apuesta a una suerte de empate detrás de la renovación del mandato de Juan Carlos Schmid. Una imposición del camionero podría reflejarse en la propia conducción de la CGT donde aspira a consagrar un representante propio en un posible triunvirato con Héctor Daer y con el metalúrgico Antonio Caló al que también se candidatea un referente del espacio liderado por

La otra prueba será la movilización que el propio Confederal confirmó para el 18 de octubre en el monumento al trabajo y de la que participarían todas las fracciones que integran la Central. Será el escenario en el que, detrás del apoyo al gobierno, se exhiba la capacidad de movilización de los diferentes sectores con riesgo cierto de algún roce. El cónclave fue el escenario en el que uno de los dirigentes, Héctor Daer, adelantó el rechazo a toda reforma de la legislación laboral vigente en clara referencia al proyecto presentado por Juntos por el Cambio para eliminar las indemnizaciones, una iniciativa que también recoge la simpatía de empresarios oficialistas como el textil Teddy Karagozian. El texto aprobado en el Confederal y difundido a la postre señala: “vamos al Congreso Nacional de los trabajadores a buscar la Unidad que nos de las herramientas para garantizar la plena vigencia de toda la legislación sindical y laboral”.