El exministro de Economía, Axel Kicillof, convocó ayer a los economistas críticos con el gobierno de Mauricio Macri a establecer una «caracterización» de las decisiones de política económica de la administración de Cambiemos que les permita intervenir, «en unidad», en la «disputa por la definición de la actual etapa» y que, a su vez, sea la base de la generación de una teoría económica latinoamericana.

El diputado del Frente para la Victoria (FPV) dio estas definiciones en la exposición que realizó en el marco del Tercer Congreso de Economía Política, junto con el también diputado del Partido Solidario Carlos Heller.

Kicillof destacó que en los últimos meses busca llegar al público que no votó la lista del FPV en las últimas elecciones presidenciales, para explicar esta disputa. Subrayó que la política económica del oficialismo es «puro neoliberalismo, punto por punto» aunque es presentado con distintos formatos con la colaboración de un «enorme cerco mediático». Así, destacó que la apelación oficial a la «herencia recibida o la corrupción» apunta a «ocultar su programa económico».

«El neoliberalismo que aplica el gobierno es un programa permanente, no tiene que ver ni con lo que prometieron ni con lo que encontraron, ni con la pesada herencia ni con la corrupción. Se trata de un programa permanente con raigambre histórica porque defiende ideológica y materialmente a determinados sectores», enfatizó.

Para defender esta idea, Kicillof se remontó a los programas económicos impuestos por los gobiernos de facto que sucedieron a los derrocamientos de Juan Domingo Perón, en 1955, y de María Estela Martínez de Perón, en 1976, historial al que agregó al gobierno de Carlos Saúl Menem, desde 1989. «Tras derrocarlo, con Perón hicieron lo mismo», dijo, al establecer un paralelismo entre el gobierno de Eugenio Aramburu y el de Macri, de impulsar un programa económico neoliberal justificado en la corrupción y las malas condiciones económicas que recibieron, indicó.

Ante un auditorio que colmó las instalaciones del subsuelo del Centro Cultural de la Cooperación -los organizadores calcularon que había unas 250 personas-, Kicillof ironizó sobre los argumentos del macrismo. «Hablaban en 2015 de ‘bombas de tiempo’ y de ‘crisis asintomática’. Quiero felicitar al que inventó ese nombre. Es como decir que en el segundo semestre hubo una prosperidad asintomática», dijo y arrancó risas y aplausos de los presentes.

Kicillof consideró que la tarea actual de los economistas es consolidar «una caracterización» del gobierno macrista y que esa actividad se puede realizar en «unidad»: «No es problema que digamos juntos ciertas cosas en las que estamos de acuerdo», dijo en lo que sonó a un guiño a economistas ajenos a las experiencias heterodoxas que respaldaron las decisiones de las administraciones kirchneristas. «Lo que está pasando es muy fácil de explicar y nosotros debemos encontrar los instrumentos para hacerlo», apuntó.

Además, consideró que esta acción permitirá al sector crítico terciar en la disputa ideológica con el neoliberalismo y avanzar en el establecimiento de una teoría económica latinoamericana basada en las experiencias de «inclusión y desarrollo industrial».

Antes que Kicillof habló el diputado Heller, quien planteó argumentos en la línea que luego expondría el exministro de Economía. Heller apeló a una serie de lecturas, una entrevista al ex ministro de Economía de la última dictadura, Alfredo Martínez de Hoz, de 1995, y las cartas de presentación de la Asociación Empresaria Argentina (AEA) y del Foro de Convergencia Empresarial, con el fin de mostrar un «hilo conductor» en lo que consideró «políticas económicas neoliberales» aplicadas, tanto por el macrismo como por «la dictadura cívico-militar y en los noventa».

Heller indicó que «la llamada pesada herencia estaba compuesta por un país fuertemente desendeudado, con bajo desempleo y salarios altos».

El Tercer Congreso concluye esta tarde.