Los datos oficiales sobre la marcha de la actividad económica dejan gustos contradictorios. De un lado, es clara la recuperación respecto del año pasado. La explicación es sencilla: en el segundo trimestre del año pasado, la economía argentina estaba en el subsuelo, paralizada por la decisión sanitaria del gobierno para combatir el Covid-19. Del otro, la segunda ola de la pandemia golpeó en la Argentina el ímpetu de la recuperación de la actividad, al punto que se acumularon tres meses consecutivos de caída respecto del mes anterior, según los datos del Indec.

En estos tres meses con retrocesos relativos pesó el desempeño de la industria, que también retrocedió en términos intermensuales. En mayo, por ejemplo, retrocedió un 5% respecto de abril. Pero estas caídas parecen estar quedando atrás.

Junio, despegó

Para junio, dos informes indican un reforzamiento de la actividad industrial. En ello pesa el hecho de que las restricciones sanitarias se aligeraron, especialmente en lo que hace a la construcción y el comercio, con su impacto en la industria.

Uno es el estudio «Panorama productivo» que sacó el Ministerio de Desarrollo Productivo días atrás y que tiene una aparición periódica. Allí se señala: «Tras el freno económico derivado de la segunda ola y con el rápido avance de la campaña de vacunación, la economía retomó la senda de la recuperación en junio. De acuerdo a nuestras estimaciones en base al consumo de energía en 1017 plantas industriales, la industria creció 14,9% interanual y 8,2% contra junio de 2019».

El otro informe es del estudio que dirige el economista Orlando Ferreres. En la comunicación de su Índice de Producción Industrial (IPI) correspondiente a junio, Ferreres sostiene que la producción industrial creció un 3% respecto de mayo en la llamada medición desestacionalizada, que compara  meses consecutivos aunque eliminando las diferencias entre ambos, como cantidad de días trabajados. En cambio, en la comparación contra junio del año pasado, el salto fue del 18,5%. Así, la expansión del primer semestre del año fue del 16,4% respecto del mismo período del año pasado.

Ferreres indicó que durante junio creció la actividad de prácticamente todos los sectores industriales respecto de mayo, un mes en el que se sintió el golpe de la segunda ola. El mayor impulso al crecimiento vino desde el sector automotriz, el cual aumentó su producción un 14,5% respecto de mayo.

El informe oficial coincide con Ferreres, aunque en base a las cifras de Adefa, la cámara empresaria que agrupa a las fábricas automotrices. En junio se produjeron 40.035 unidades, según Adefa, un 67,4% más que dos años atrás. En el acumulado del primer semestre, la producción fue un 20,1% mayor que en el mismo período de 2019 y más del doble que en 2020.

Ferreres indicó que en junio «se destacaron también la industria de los metales básicos y de los plásticos, ambos anotando variaciones interanuales superiores al 50%». El informe oficial, en cambio, no abunda con más datos de junio.

Segundo semestre

Para la segunda mitad del año, Ferreres anticipó «una marcha más pareja de la industria, continuando con la recuperación de la actividad, de la mano de una situación sanitaria algo más despejada y de un aumento de la de-manda a medida que los salarios reales muestren alguna mejora».

El trabajo del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI) que dirige Daniel Schteingart adelantó que «los primeros datos de julio arrojan una tendencia similar (a la de junio). En los primeros 14 días del mes, la industria operó 8,2% por encima del mismo período de 2019 y 0,6% por arriba del mismo período de 2018».

Para Abeceb, consultora que dirige Mariana Camino, el crecimiento de la producción de bienes durables compensa las grandes pérdidas de 2020, cuando la cuarentena derrumbó un 10% al PBI. La producción automotriz, con un repunte del 54,4%; informática, TV y comunicaciones, con 36,2%; y aparatos de uso doméstico, con 24,5%; muestran la mejor performance en lo que va de este año. «