La aparición de un brote de  carpocapsa, un gusano que afecta las peras y manzanas, y que derivó en que Brasil suspendiera el ingreso de estos frutos producidos en el Alto Valle del Río Negro, profundizó las dudas sobre la eficacia del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) en el control sanitario luego del fuerte ajuste que afectó a esa dependencia pública entre 2017 y 2018.

Dos semanas atrás, funcionarios de la Secretaría de Defensa Agropecuaria de Brasil rechazaron el ingreso de siete camiones procedentes de la Argentina y cargados de peras y manzanas. La causa fue que encontraron que los frutos estaban infestados de la carpocapsa, plaga de la que Brasil está libre.

La última vez que se había detectado la presencia de ese gusano en envíos a Brasil fue en 2015. Para superar el problema, ambos países establecieron un plan de trabajo.

Según la Secretaría de Agroindustria, desde aquel momento a esta parte el trabajo de prevención dio “muy buenos resultados”, de acuerdo con un comunicado emitido este miércoles. «Nosotros venimos aplicando todas las medidas contempladas en el plan de trabajo acordado con Brasil en 2015 y que hasta ahora había dado muy buenos resultados”, indicó en el texto Guillermo Rossi, vicepresidente del Senasa.

“Pero este año se han dado intercepciones” de cargamentos, agregó en referencia a los descubiertos por los funcionarios brasileños. ¿Qué fue lo que pasó?

Según pudo reconstruir Tiempo, la aparición de la carpocapsa es el resultado de una combinación de crisis económica y ajuste fiscal.

La crisis económica afecta a los productores más chicos de la zona del Alto Valle, a quienes las empaquetadoras y exportadoras les imponen un precio vil por su producción.  El año pasado, en el marco de la mesa de competitividad sectorial, los productores aseguraron que perdían hasta $ 2,50 con cada kilo cosechado de pera o manzana.

Un sector de productores abandonó los campos y otro dejó de aplicar los fitosanitarios correspondientes, o lo hizo en una frecuencia menor a la adecuada. En ese ambiente de abandono floreció el gusano de la manzana y la pera.

Según la página web del Senasa, la carpocapsa “es una plaga presente bajo control oficial”. Y aquí es donde ingresa el segundo factor: la crisis del Senasa tras el ajuste del gobierno. “Jamás debieron partir camiones con carga con plaga. Si hubiesen sido controlados, no llegan a la frontera”, dijo a Tiempo una persona con conocimiento del tema.

Según la ley vigente, la responsabilidad de la sanidad de la fruta es del productor. “El Senasa certifica lo que los productores hacen en materia de control de esta plaga”, explicó una fuente del organismo. El Senasa “verifica en la chacra que se cumpla con lo establecido en el pan de trabajo; luego, previo a la cosecha, un monitoreador privado –al que a su vez audita el Senasa­- realiza el control y debe confeccionar un acta con el resultado de su inspección. Tras la cosecha, se vuelve a controlar por parte de un responsable técnico de la empresa empacadora”, agregó.

Es decir, hay al menos tres controles: uno, del Senasa en la chacra del productor; el segundo, de un inspector privado previo a la cosecha; y el tercero, el realizado por la empresa empacadora.

Esas tres instancias de control fallaron y cuando los inspectores de Brasil tomaron las muestras de las frutas enviadas en camiones, encontraron las larvas y rechazaron los camiones.

Mientras tanto, el Senasa suspendió “establecimientos, unidades productivas, galpones de empaque y exportadores” involucrados en las operaciones de exportación de frutos afectados por la plaga. “Esto además implica una investigación documental y técnica para encontrar las razones de la presencia de la plaga según lo acordado en dicho plan de trabajo”, indicó el organismo.

Incluso, existe polémica acerca de qué sucedió desde que Brasil descubrió la plaga hasta este miércoles, cuando resolvió la suspensión de todos los embarques argentinos de peras y manzanas. Mientras que Rossi, el vice del Senasa, aseguró que “extremamos los controles, un trabajo que estamos realizando junto con las provincias, el sector privado, con quienes nos reunimos la semana pasada», en el portal especializado Bichos de campo se consignó que “pasaron más de diez días de ese episodio, que el Senasa trató de minimizar, como queriendo mostrar que no pasaba nada grave. Pero pasaba. Y volvieron a repetirse los rechazos. Hasta que finalmente el ministerio brasileño de Agricultura (MAPA) emitió una resolución suspendiendo ese comercio que es vital para esa economía regional”.

Brasil absorbe el 25% de la cosecha de peras y manzanas argentinas, según consignó Bichos de campo. La información oficial indica que en 2018, los exportadores enviaron a Brasil 105 mil toneladas de pera por 88,8 millones de dólares y 20 mil toneladas de manzanas por U$S 19,4 millones.

Luego de la decisión brasileña, las autoridades de la Secretaría de Agroindustria, que dirige Miguel Etchevehere, y del Senasa, junto con los gobiernos provinciales de Neuquén, Río Negro y Mendoza, y el sector privado, “se encuentran realizando gestiones para revertir la suspensión”. Rossi indicó en el comunicado oficial que «estamos trabajando desde cada uno de los sectores involucrados, públicos y privados, para lograr que se levante lo antes posible la suspensión». De acuerdo con Rossi, “ya está acordada una videoconferencia en las próximas horas para normalizar el comercio”.