En el último año, 113.000 personas cayeron en la pobreza en la Ciudad de Buenos Aires, informó la Dirección de Estadística y Censos porteña. De ese total, 83.000 pasaron a la indigencia, es decir, pobreza extrema porque no pueden cubrir el costo de una canasta básica de alimentos.

El dato preocupa porque la indigencia creció en una proporción de 3 a 1 respecto de la pobreza en la ciudad más rica de la Argentina. O, dicho de otro modo, la indigencia creció un 68% en la Capital Federal en apenas un año.

Los datos oficiales, correspondientes al cuarto trimestre de 2018, indican que la Capital Federal contabilizaba 654.000 pobres, el equivalente al 21,3% de la población total porteña, mientras que la indigencia golpeaba a 204.000 personas, el 6,6 por ciento de la población. Así, uno de cada cinco porteños es pobre y uno de cada 15 es indigente.

En cambio, un año atrás los pobres eran 541.000 (o el 17,7% de los habitantes de la CABA) y los indigentes, 121.000 (o sea, un 4 por ciento).

Estos números fueron anticipados en un estudio del Centro de Estudios de Ciudad (CEC), que depende de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) y publicados recientemente por Tiempo.

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En el trabajo, la experta Inés Albergucci estimó que al tercer trimestre de 2018 la pobreza y la indigencia alcanzaban al 14,7% de los hogares porteños, lo que equivalía a una población de 639.000 personas: una de cada cinco personas en la Ciudad es pobre. Este nivel es un 54% superior al que existía tres años atrás. Y advertía que entre 2015 y 2018, la indigencia se duplicó en CABA al pasar de 100 mil personas a afectar a 198 mil en el tercer trimestre de 2018.

La Dirección de Estadística y Censos de la Ciudad mide pobreza e indigencia desde 2015 en base a misma metodología lo que permite comparar los datos actuales con los de hace cuatro años. Así, respecto del inicio de la serie, la cantidad de pobres aumentó en 144.000 personas, de los cuales 80.000 más son indigentes. Además, la estadística oficial de pobreza muestra un fuerte deterioro en 2016, una leve mejora en 2017 y un nuevo salto durante el año pasado.

El enome crecimiento de la pobreza y especialmente de la indigencia en la Ciudad de Buenos Aires está determinado por la pérdida de poder adquisitivo de la población, la que incrementa sus ingresos a un ritmo mucho más bajo que la suba de los precios.

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Según el informe Dirección de Estadística y Censo, el valor de la canasta básica total (CBT) que mide el umbral de la pobreza en la Ciudad se incrementó un 53,1% en el año que va entre febrero de 2018 y el mismo mes de 2019, para una familia tipo compuesta por dos adultos mayores de 35 años y dos hijos varones de 9 y 6 años. De este modo, para no ser considerada pobre, una familia debió reunir en febrero pasado $ 26.858. Esa canasta no incluye el alquiler de la vivienda.

Para no caer debajo de la línea de indigencia, la misma familia debió reunir en febrero $ 13.319. Se trata de un incremento del 55,6% con relación al valor de esa canasta en febrero de 2018. El índice de precios al consumidor que mide la misma Dirección de Estadísticas de la CABA reveló un incremento de los precios en el período de un 49,7% lo que indica una mayor carestía y, por lo tanto, deterioro de las condiciones de vida de los sectores más relegados de la población.

Otro dato relevante del informe sobre pobreza e indigencia en CABA es que como consecuencia del incremento de la pobreza, se redujo la clase media porteña. De representar el 54% de la población (1.654.000 personas) en 2017, bajó al 47% (1.441.000 personas) en 2018. Agrega el informe oficial que, además, otras 349.000 personas (11,4% del total) son “no pobres vulnerables” y que 340.000 (11,1%) pertenecen a la “clase media frágil”, así definidos porque “ante una eventual disminución del poder adquisitivo de los ingresos familiares, por ejemplo, por la suba de precios por encima de sus ingresos, o ante la pérdida del empleo o de ingreso de alguno de sus miembros, tienen una probabilidad alta de caer en los estratos más bajos”, incluso por debajo del umbral de pobreza.