Las reservas internacionales del Banco Central terminaron casi al mismo nivel nominal de comienzos de año. El jueves finalizaron en U$S 39.500 millones, apenas U$S 133 millones más que el último día hábil de 2020.

Los números grafican las dificultades de la economía local para acumular divisas. La variación a lo largo del año apenas representó el 1% del superávit comercial (U$S 14.352 millones hasta noviembre, estimado por el Indec).

Buena parte de la diferencia se explica por los pagos de deuda al Fondo Monetario Internacional, que entre amortizaciones e intereses redondearon unos U$S 5000 millones en todo el año. La compra y venta de bonos para estabilizar las cotizaciones alternativas del dólar, como el MEP, habrían insumido unos U$S 2500 millones, según observadores privados.

Pero lo que más preocupa a los analistas no es el monto total sino las reservas netas efectivamente disponibles, las que quedan luego de descontar componentes tales como el swap precautorio con el Banco Popular de China, los encajes de los depósitos privados en dólares y los DEG enviados por el Fondo Monetario, de los que quedan unos U$S 600 millones. “Las reservas netas con DEG finalizarían el año en torno a U$S 4100 millones, un 25% menor al stock de fines de diciembre de 2020 –U$S 5440 M– que de por sí ya era bajo en términos históricos”, estimó la consultora Ecolatina. Otros informes, como el de GRA Consultora, estiman que las reservas netas ya andan por debajo de los U$S 3500 millones y arriesgan que “el BCRA habría usado ya unos U$S 400 millones de oro (probablemente vía alquiler y/o swaps) para fortalecer su posición de reservas líquidas”.

Es en el marco de esa escasez que el Central tomó algunas medidas para frenar la sangría. Además de los periódicos ajustes al cepo cambiario, dejó de intervenir en el mercado de bonos (práctica que el FMI venía mirando de cerca) y resolvió suspender la compra de pasajes y paquetes turísticos en cuotas con tarjeta de crédito, lo que le valió la bronca de las clases alta y media acomodada.

Lo cierto es que la crítica situación le resta margen de maniobra a la entidad para intervenir en el mercado cambiario, que en la última ronda del año le insumió perder U$S 100 millones. Fuentes que siguen de cerca esas operaciones destacan que durante el año el Central compró U$S 5000 millones en el mercado oficial, cifra que estuvo lejos del objetivo de máxima (acaparar todo el excedente comercial) pero que al menos alcanzó para culminar el mejor resultado anual desde 2014. También señalaron que en el mercado de futuros la entidad obtuvo una ganancia estimada de U$S 300 millones como resultado de haber colocado contratos entre inversores que apostaban a una tasa de devaluación mayor de la que se verificó. Un pequeño consuelo, en medio de la malaria generalizada. «  

Suben tasas y evitarán el retraso cambiario

 La suba de las tasas de interés y una actualización periódica del tipo de cambio («crawling peg») más acelerada, para evitar el retraso cambiario, serán las principales herramientas que el Banco Central planea utilizar en el año que se inicia. Así lo anunció la entidad en un documento titulado «Objetivos y planes para 2022», difundido en la última jornada hábil del año.

Allí anticipó que fijará un sendero para la tasa de interés que ayude a lograr «retornos reales positivos sobre las inversiones en moneda local» y que dejará crecer la base monetaria para acompañar «la mayor demanda de saldos reales derivada de la expansión económica».

En cuanto a la política cambiaria, se resolvió «preservar los niveles de competitividad externa, readecuando gradualmente la tasa de crawl en el marco del régimen vigente de flotación administrada al ritmo de la inflación». También se buscará «fortalecer la posición de reservas internacionales a través de la acumulación del superávit externo reflejado en el mercado de cambios».

Según el comunicado, esos instrumentos (entre otros que se plantean) servirán para cumplir «los objetivos de políticas monetaria, cambiaria, financiera y crediticia».

La puesta en marcha de ambas medidas se venía discutiendo desde hace un par de semanas. Se cree que fueron consensuadas con el FMI, en el marco de las conversaciones para un nuevo programa de ayuda financiera. «