Las cuentas preliminares que realizan en el sector agrícola preanuncian una lluvia de dólares para la cosecha 2020/21. Según los números que maneja la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el valor bruto de la producción esperada de la soja y el maíz (los dos granos de mayor producción) se ubica en U$S 24.326 millones. La cifra es un récord para la última década y supera en 43% al valor del ciclo anterior.

Las buenas perspectivas se basan en el alza de los precios que se viene registrando en las últimas semanas. En el caso de la soja, los valores a futuro en los mercados de Buenos Aires y Rosario (Matba y Rofex, usados como referencias locales) crecieron 60 dólares con relación al año pasado y están en U$S 310 por tonelada, el máximo histórico de 2015. Eso compensa la baja en la producción esperada: se aguarda una caída de 3,5 millones de toneladas en la cosecha de maíz, que bajaría de los 51,5 millones de toneladas de la cosecha anterior a 48 millones; en la soja, la disminución sería mucho más leve (de 50,7 millones de toneladas a 50 millones). Según los analistas de la BCR, el efecto precio, es decir la valuación de la producción esperada para el próximo ciclo a los precios de venta de la cosecha pasada, es favorable en U$S 7.835 millones.

Esa mejora, por lógica, se trasladará al plano de las exportaciones. El informe calcula que las ventas al exterior de ambos productos y de sus derivados sumarían U$S 26.563 millones. En la proyección se tuvo en cuenta que “los despachos de aceite de soja caerían un 11% frente a la incipiente recuperación que se espera del uso doméstico para biocombustible”. Aun así, el monto sería el mayor de los últimos diez años.

El documento aclara que los datos son preliminares y que están sujetos a varios factores, entre ellos la evolución climática y que se mantenga el ciclo alcista en los mercados internacionales. De todas formas, “si bien aún faltan confirmaciones en el plano productivo y de precios de exportación, el nuevo ciclo comercial 2020/21 genera expectativas favorables en materia de valor de exportaciones agroindustriales”, manifiesta.

La actividad de este sector económico es clave para el conjunto de la economía, no sólo porque moviliza otros rubros conexos sino porque es el mayor generador de divisas, que son claves para la importación de insumos industriales. Sin embargo, diferencias políticas tensaron la relación entre los dirigentes agrarios con el gobierno. La principal es la aplicación de derechos de exportación y la obligación de liquidar el producto de sus ventas por el mercado oficial, en el que el dólar cotiza a la mitad que sus variantes financieras. Por eso muchos productores retuvieron buena parte de sus granos: se estima que en depósitos y silobolsas se almacenan 17 millones de toneladas, con un valor potencial de U$S 7.000 millones. La decisión oficial de reducir temporariamente parte de esas retenciones (del 33% al 30% para el grano de soja y al 27% para los aceites) no modificó la situación.

A pesar de ese conflicto, el impacto de esa mayor exportación en la recaudación fiscal sería positivo. “Considerando las alícuotas que volverían a estar vigentes a partir de 2021 en el complejo soja, se arriba a una estimación de ingresos para el Estado en este concepto por US$ 6.949 millones en la campaña comercial 2020/21 completa. Mientras que en pesos tal ingreso tributario podría arribar a $ 683.993 millones, en base al tipo de cambio promedio estimado a partir de la curva de devaluación esperada por el gobierno en el proyecto de Ley de Presupuesto 2021”, estima la BCR.