Era el verano de 1999. Época de Fernando de la Rúa al frente del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, y una serie de ciclos de recitales masivos al aire libre, impulsados por los que serían los muchachos culturales de la Alianza, con Darío Lopérfido a la cabeza. Invitaron a Charly. Aceptó. Y como siempre, él quiso ir por más. En el marco del ciclo Buenos Aires Vivo III, que se realizaba en Puerto Madero, con el río detrás, propuso tirar muñecos al mar desde helicópteros como referencia a los «vuelos de la muerte» y los desaparecidos, cuando no muchos hablaban de eso, tras años de menemismo. Parecía superar un límite y eso le pareció a Hebe.

Apocalypse Now lo llamaba Charly, que siempre buscó conceptos en su obra. La presidenta de Madres de Plaza de Mayo le pidió reunirse. Cómo negarse. “Vos no podés montar vuelos de la muerte ni en broma”, le inquirió Hebe. “Vos no entendés, Hebe. Mi dolor también vale”, contestó García. Era el 16 de febrero, faltaban diez días para el recital.

En ese momento Charly contaba que el espectáculo tendría la impronta visual de la película Apocalypse Now, la película de Francis Ford Coppola, con una orquesta tocando arriba de un barco fondeado en el dock de Puerto Madero y helicópteros sobrevolando la multitud. Esa idea, como le expuso la dirigente a Página/12 luego de su conversación con el músico, “es una cosa de locos”. El artículo del diario reproducía el diálogo:

–Charly, vos no podés usar la muerte para un show: ya bastante hemos sufrido con esos vuelos para que vos los recreés.
–Vos no entendés, Hebe. Mi dolor también vale.
–Sí que entiendo, Charly. Pero te repito, el dolor de las desapariciones no puede ser bastardeado. Vos no podés montar vuelos de la muerte ni en broma.
–Pero vos estuviste con Bono y con Sting y a mí me decís que no…
–Estás equivocado: ellos fueron respetuosos. Vos, en cambio, estás usando a los desaparecidos para un hacer un show.

“Que quede claro: nosotras no vamos a participar de eso. Yo siempre hablo con él, lo llamo para saber cómo está. He ido varias veces a su casa. Por eso mi sorpresa. No es que me tenga que consultar para cualquier cosa, pero me parece que en este tema algo tengo que ver, ¿no?”.

Dos días después Charly comprendió, o cedió, y decidió no hacer lo que pensó en un primer momento: «No voy a tirar muñecos al río». El encuentro entre las dos figuras se había producido la noche anterior, en la sala de ensayo del músico en Fitz Roy, en lo que era Palermo Viejo. Hebe llegó al terminar la tarde a la sala de ensayos, y esperó el arribo demorado de Charly.

La negociación había comenzado, con un gesto: en un impulso mutuo, se abrazaron largamente y en silencio. Después se sentaron a hablar. Charly ya había sido informado, por teléfono, a artistas que solían trabajar con las Madres, quienes le propusieron que en lugar de arrojar maniquíes o muñecos desde las alturas, Charly utilice esas figuras para hacerlas emerger de las aguas del río, como si revivieran. “A mí me encanta la idea: nuestros hijos no están muertos, viven en nuestra lucha”, dijo Hebe en ese momento.

Al lado de la pileta, frente a frente, ambos dialogaron afectuosamente. 

–Nosotros no tenemos por qué pelear, loca.
–Sí, estuvimos hablando por lo que salía en la prensa.
–Yo no quise ofenderte…
–Está claro, pero vos sabés que con la personas que se quiere mucho, a veces una puede enojarse. Y con la gente que quiero, las broncas se me pasan enseguida y soy incapaz de estar enojada. Vos me conocés.
–Está todo bien, Hebe.
–Tenés razón. Los dos estamos haciendo las mismas cosas y peleamos por lo mismo. Por ahí tuvimos ideas diferentes sobre esto…
–No te preocupes, Hebe. Yo el martes voy a dar una conferencia de prensa para contar cómo va a ser el show, pero ya te digo: quiero que suban al escenario para estar conmigo.
–Por supuesto, dalo por hecho. Te quiero mucho.
–Yo también.

***

Más allá de posibles encuentros circunstanciales, la relación más cercana entre García y Bonafini data de 1987 y 1988, cuando Sting llegó al país con una comitiva integrada, por ejemplo, por Bruce Springsteen y Peter Gabriel, en una gira de shows por los derechos humanos de Amnesty International. Allí compartieron jornadas, y Charly encabezó la comitiva de músicos locales que tocaron en River junto a las estrellas internacionales. Pero tampoco se quedó ahí:

Los visitantes querían entonar “¡Derechos humanos ahora!” en español, traduciendo de forma literal la proclama original en inglés “Human rights, now!”, como venían haciendo, pero los locales -con Charly García al frente y León Gieco siguiéndolo- respondieron que no quedaba bien en nuestro idioma. Que era mejor, y más sensato, cantar: “¡Derechos humanos ya!». Más allá de una reacción agresiva de Bruce y Peter, sobre todo por contradecir «al jefe», fue el propio Sting el que le dio el aval a Charly. Y así quedó. Mientras Hebe era invitada por un músico, por primera vez, a subir al escenario.

El show de Amnesty.

García también tuvo un encuentro con Hebe en 1997, época en la que Charly volvía a ser noticia por cuestiones extra musicales. Época Say No More, en la que declaraba frases como «estoy en guerra contra la nada». Hebe fue de las pocas personalidades que salieron públicamente a hacerle el aguante. Como cuenta Roque Di Pietro en su libro Esta noche toca Charly, el choque de planetas García-De Bonafini tuvo lugar el lunes 13 de enero en la sala de Fitz Roy y con un solo testigo vinculado a los medios: Rodrigo Fresán, de Página/12.

La cobertura del episodio fue tapa del diario el 14 de enero. El encuentro del músico con Hebe fue motivado luego de que la Madre de Plaza de Mayo publicara una carta abierta a García (también en Página/12) luego de observar el programa de Antonio Gasalla. Decía la carta:

«Querido Charly:
Ayer te vi en el programa de Gasalla, te escuché y tuve ganas de escribirte, ¿sabés por qué? Sentí como si fueras un pibe de esos que están hartos de que le pregunten ¿por qué pide limosna en la calle? y ¿por qué no va a la escuela?

Me pareció que te escapabas de las preguntas obvias. Yo sé Charly que el mundo siempre te quedó chico, tus canciones son un grito, a veces un reclamo, un pedido, una aseveración. Cenando con amigos y charlando de esto, me regalaron tu compact, ahora mientras te escribo lo escucho. En este momento tu canto dice yo sé que soy imbancable pero no aclarás para quién, yo también soy imbancable para algunos que no soportan a los diferentes.

¿Sabés Charly? Me gustaría encontrarme con vos, charlar y sobre todo decirteque yo muchas veces pienso en vos. Que en esta sociedad de hipócritas tu rebeldía molesta a los “democráticos” y moralistas.

Querido Charly, si me lo permitís, quiero que sepas, soy tu amiga. Te abrazo muy fuerte en este país incendiado».

***

“Charly es el Maradona de la música”, «Charly es muy generoso. Siempre tuvo voluntad con las Madres», fueron algunas de las frases de Hebe cuando le preguntaron en estos años por su relación con el músico. Hay algo no tan conocido. Así lo relató en una entrevista hace un año:

«Te voy a inventar algo para vos», le dijo Charly una vez que la invitó a su estudio de grabación, previo a un show que iba a hacer Charly para la Asociación de las Madres.

«Me llamó antes y me preguntó si además del piano me gustaba algún otro instrumento –contó Hebe en diálogo con AM750–. Le dije que me gustaba mucho el saxo».

Cortaron. Pasaban las horas Charly no aparecía. «Lo llamaron y dijo que estaba comprando un saxo porque a mí me gustaba, quería ver si lo podía tocar. Es muy generoso, muy generoso. Nunca nos dijo que no y tocó siempre para las Madres, en todos los momentos más difíciles, cuando nadie tocaba y él siempre él estaba ahí».

«Lo que él hace es como sueños, los sueños son todos. Y no sólo la letra tiene belleza, la música, el amor que el que le pone a todo el cariño, el afecto, la responsabilidad, la alegría que le da la juventud, que lo ama, lo adora, lo es, está fuera de todo», describió Hebe, que tuvo a «Los dinosaurios» (cómo no), como su tema favorito.

El último encuentro se dio en el CCK. Fue en el cumpleaños 70 de García, en octubre del 2021. El propio músico formó parte del show homenaje liderado por Fito Páez. Al momento de tocar «Cerca de la revolución» hizo una reverencia con su sombrero. En ese momento no se supo bien a quién era. Pero era a ella, que lo miraba emocionada en primera fila. Sabiendo que son dos figuras acostumbradas a luchar, crear y resistir. Dos figuras que son un símbolo de la Argentina.