Ante el inminente síndrome de abstinencia que el final del Mundial podría generar en parte de la población vernácula, Tiempo ofrece un servicio para ellos, que se extiende al resto de los lectores interesados en el arte audiovisual. Sin orden de preferencia, aquí cinco series estrenadas durante el semestre.

1- Counterpart. Otra serie que, como Dark, está ubicada en lo que parece ser un ya mítico 1986. En ese año, un episodio de tipo sobrenatural influido por la acción humana (en este caso el de la investigación y el manejo de la energía atómica) produce una dimensión paralela: allí, todos los que se encuentran en el mundo oficial, tienen su equivalente. Un acuerdo entre las partes establece un estricto control para pasar de un lado a otro y mantener la paz. Pero se sabe que en el mundo de hoy nada es estable, y menos en Berlín, ciudad pionera en esto de aprender a vivir en la incertidumbre. Puede inscribirse en el género fantástico y ciencia ficción, esos que siempre nos interpelan sobre el futuro más o menos mediato.

De la cadena Starz, se pudo ver por TNT series y hoy está disponible en Flow. Tiene segunda temporada.

2- Patrick Melrose: Una serie lisérgica, si es posible tal categorización. Se trata de contar el presente de un joven ya adulto que abusa de drogas y alcohol para disipar los recuerdos de su infancia, en los que sufrió distintos tipos de abuso (en principio no sexuales) de su padre. Esta adaptación de la novela de Edward St. Aubyn tiene en la destreza de su creador Edward St. Aubyn y del gran Benedict Cumberbatch sus pilares centrales. También, para los que gustan de comparar épocas en sus texturas visuales y en sus comportamientos sociales, una gran oportunidad: aquella época gloriosa del capitalismo en cuanto a la equidad en el reparto de las riquezas que producía, la laxitud en las costumbres para educar a una juventud numerosa como nunca antes y que encima no tenía problemas de llenar su panza y una sobre abundancia de tiempo libre para vagar por ahí, resulta casi un relato de ciencia ficción para las generaciones que sólo tuvieron acceso a esos tiempos a través de los libros. Y puede decirse, como frutilla del postre, que es la muestra de que el arte es preponderantemente forma antes que contenido, y que sólo cuando se logra asir el primero (sea de la forma que fuese), se consigue el segundo.

Miniserie de cinco capítulos que emite Showtime.

3. The Terror: Otra muestra de la habilidad de Ridley Scott para transitar ese espacio tan fino que une la cultura popular con el arte más elitista. Aquí es la historia está ambientada en el siglo XIX, en una expedición hacia el apenas conocido Círculo Polar Ártico. Basada en la novela del mismo nombre de Dan Simmons, en diez episodios relata cómo dos barcos remontan un río en busca de un paso hacia el otro lado de lo conocido, y cómo, esos hombres no sólo sabían más de ciencias e ingeniería de lo que hoy se supone, sino que decidían a diario sobre las implicancias de tomar una u otra decisión en cuanto a seguir en pos de la gloria que permita ser recordado y alcanzar el objetivo, o la sobrevivencia. Terror de ciencia ficción (en el que Scott tiene un master), con dos actores sobresalientes: Jared Harris y Tobias Menzies.

Diez 10 episodios disponibles en Flow y tiene confirmada segunda temporada.

4. Barry: Un asesino a sueldo se inmiscuye en una clase de teatro y se verá tentado a intentar ser feliz. Si aún no se rió con esta descripción, vea la serie y seguro lo hará. Bill Hader viene del stand up y la comedia desde el mítico Saturday Night Live. Y aquí hace de un sicario que ejecuta las changas que un tío le pasa; la mayor parte se la queda el tío, y él es más que impecable. Pero, como dice la síntesis, uno de sus trabajos lo lleva a una clase de teatro, y ahí se produce de fascinación. Sensación que comparte quien oficia de maestro en la clase. Ahí surge una de las mejores comedias que haya dado la TV en los últimos años: no sólo se ríe de las profesiones ajenas (algo tan caro a Hollywood), sino que lo hace de la propia y con códigos que exceden los límites de la geografía norteamericana. Poner en pie de igualdad -para la risa- a “profesiones” tan disímiles como asesinar a sueldo y actuar -especialmente en drama- es totalmente refrescante.

Disponible en HBO Go.

5. Cobra Kai: Si algo le faltaba rescatar de los años 80 la explicación a los hijos de dónde provenían los padres. Y pocas películas como Karate Kid representaron tanto a esa generación, hoy padres y madres de familia. Si en 1984 cautivó a multitudes fue, entre otras cosas, porque demostraba que los nerds y “buenos chicos” podían defenderse solos si adquirían las habilidades necesarias (con la inestimable ayuda de un “abuelo”), y encima podían quedarse con “la chica” que todos los varones hétero querían. Aquí tiene su continuación en el formato preferido de los millennials y en su tiempo predilecto: media hora. No es una remake ni reinvención de aquella historia, sino, más bien, qué son hoy aquellos jóvenes después de toda el agua que corrió bajo el puente. Es un ejercicio que últimamente las series vienen haciendo, utilizando al máximo toda la información que aparece a diario sobre el pasado y dandole una lectura en perspectiva desde el presente. En este caso, sale casi diez puntos.

Con Ralph Macchio y William Zabka -los originales de Karate Kid- por YouTube Red, el canal de pago de YouTube