Quentin Jagorel nació en Rennes. Reside en París, donde cursa el primer año de la Escuela Nacional de Administración (ENA), después de una doble diplomatura en HEC y Sciences Po. Presidió el cine club de su universidad y fundó la revista digital Profondeur de Champs, escrita en su mayoría por estudiantes. Ha realizado numerosas películas de ficción y documentales, exhibidas en circuitos universitarios y culturales. Realizó El éxodo, historia bíblica de una historia de amor y Kolia, cortometraje en blanco y negro que cuenta la vida de un viejo emigrante ruso en el campo francés.

Junto con Nicolás Camerati, sociólogo y filósofo chileno, culminó un último film con implicancias políticas en el liceo más tradicional de Santiago, en el barrio de Recoleta. La película exhibe el proyecto de la fundación Chile Inteligente en el colegio Valentín Leterier como «espacio privilegiado para la implementación de un método dialógico para iluminar la educación con conciencia, humanidad, inclusión». Se centra en una política comunal en alianza con el municipio, y cuenta con voluntarios para la gestión. En los talleres se valora el afecto en el aprendizaje, a partir de actividades corporales, meditativas, de terapias alternativas. Además convocan en el Parque Forestal alrededor de mil personas en la celebración de la luna llena. La fundación se inspira en fuentes que fusionan la literatura antipoética chilena de Nicanor Parra, estudios junguianos, budismo, biodanza, psicología y sociología francesa, entre otras áreas. Asegura que «la derecha chilena no asiste», y dice: «nos olvidamos de la importancia del sentimiento».

-¿De qué trata este documental?

-Es una película con implicancias políticas porque, en educación, el interactuar humano es un tema importante, no en el sentido del poder sino de cómo organizar la sociedad. Corresponde a la izquierda chilena, su manera de ver el mundo con una dimensión filosófica, visión aportada por Nicolás Camerati. El objetivo es exhibir que es posible lograr un cambio de paradigma de las relaciones humanas en el ámbito escolar. Aquí los alumnos faltan a clase, están desconcentrados. El sentido es volver a lo esencial.

-¿Recibieron apoyos o subsidios económicos?


-Lo financia la fundación Chile Inteligente. Ellos trabajan en la ceremonia de la luna desde hace siete años, y ya llevan más de noventa encuentros. Los talleres se dictan en el colegio desde hace un par de años. La presidenta de la fundación es Loreto Morras y el director de los talleres Eduardo Yentzen, fundador de la revista La bicicleta, de resistencia cultural a Pinochet, en los años setenta. Son extracurriculares con acuerdos con el liceo.

-¿Qué tomas hicieron?

-Una secuencia importante se da en una clase con un maestro, su ambiente, los intercambios. Los alumnos están despistados, a la vez que el maestro es muy formal. Además hay escenas de taller complementario, secuencias del liceo vacío para mostrar que sin los seres humanos los espacios no existen. La idea es que el interactuar humano crea los espacios, así que la película se abre con el edificio como fantasma porque ha sido muy prestigioso en la época de Salvador Allende. Augusto Pinochet lo destruyó. También hay una secuencia larga de la ceremonia de la luna.

-Ya realizaste otros documentales. ¿Qué tiene de particular El paisaje de los sentidos?

-La manera de construir es muy diferente, está definido en el género. En la ficción creas la realidad, construyes la realidad que vas a contar. Yo opino que es más difícil pasar del documental a la ficción. Aunque lo que más complicado es ir de la sociedad francesa, que es muy particular, a la chilena. Es un desafío. Sólo tienes una toma y las cámaras tienen que estar dispuestas para captar esa realidad.

-¿Y tu última película de ficción, El éxodo?

-El éxodo nace de una historia personal, de una música que yo solía escuchar con mi padre de pequeño. Tiene un lado lírico, épico, pero también universal. Es un cuento muy simple por eso los personajes no hablan. Sólo conocemos sus nombres. Tampoco sabemos bien su época. El misterio viene de la ausencia de sonido directo. Mi historia central es el partir, el volver, la separación. Las raíces del territorio. Un movimiento del espacio y las identidades.

Ver el film documental completo El paisaje de los sentidos.