Las críticas positivas para el nuevo disco de Juana Molina se multiplican casi a diario. Alcanza con revisar muchos de los medios especializados de Argentina, Japón, EE.UU., Inglaterra, Francia y España, entre otros. Halo y sus nuevas doce canciones extienden la cruza entre composiciones introspectivas y sensibilidad indie que marcaron una carrera que empezó a mitad de los ’90 y la posicionaron como una de los músicos argentinos con mayor llegada internacional. Este miércoles presentará Halo dentro del marco de la Red Bull Music Academy en Niceto, poco tiempo antes de embarcarse en una nueva gira global.

El álbum también funciona como un confesionario que Juana dispensa entre susurros arropados por los climas lunares de los teclados. “Para mí este disco tuvo una repercusión inesperada. No sé si es la sumatoria de todos los anteriores o que este tiene algo distinto a los demás. Yo no me doy cuenta, pero estoy muy contenta”, confiesa Juana.

Halo representa lo mismo en más de un idioma, algo que la propia cantante acepta como un hallazgo, al punto de considerarlo un plus: “Me sentí afortunada cuando encontré ese nombre. Terminé haciendo marketing sin querer hacerlo”, dice entre sonrisas. Inmediatamente intenta encontrar el inicio, la punta del ovillo que le dio nacimiento a este nuevo conjunto de canciones: “Creo que fue en Japón (piensa). Fue ahí, en una prueba de sonido donde hice una melodía, una parte de la guitarra, una base y salió ‘Cosoco’, que más tarde terminaría en este disco. La mayoría de las canciones nuevas me salen cuando estoy haciendo otras cosas. No es que digo ‘voy a sentarme a componer una canción’. Si hago eso, no me sale nada bueno. Otra canción que surgió así fue ‘Sin dones’, casualmente también en Japón”.

La mención de ese país es recurrente. Es sabido que Juana es una cara conocida en Japón, al punto de haberlo visitado en más de una docena de oportunidades. “Este año iremos dos veces. Mis shows son siempre diferentes cuando toco allá, porque puedo presentarme en festivales o clubes. Es un lugar donde todo siempre suena bien. Es impresionante cómo se puede trabajar allá, con una calidad inaudita, donde todo está listo rapidísimo. Es algo que no se puede creer como laburan, todos saben lo que están haciendo, no improvisan”, destaca. Halo también nació rompiendo moldes en torno a la construcción histórica de un disco de Juana Molina. Después de casi 20 años –su debut fue Rara, en 1996– cada uno de sus trabajos fue grabado en su casa-estudio en la zona norte de la provincia de Buenos Aires. Esa costumbre esta vez fue postergada, casi a regañadientes, a favor de los Estudios Sonic Ranch, en Texas. “Digamos que tenía mis dudas, pero finalmente me convencieron –recuerda Juana–. Tenía muy ensayado lo que quería, grabamos allá con un sonido que nunca podría tener en mi casa. Fue la opción correcta, porque ahí conseguimos los ingredientes necesarios para terminar Halo”.

Juana Molina presenta Halo este miércoles a las 20 en Niceto Club (Niceto Vega 5510).