La pandemia paralizó múltiples actividades económicas y uno de los sectores más golpeados es el de la cultura. Pero la danza en particular sufría una profunda crisis aún antes de que la llegada del Covid-19 hiciera su situación aún más dramática.

En abril pasado, a menos de un mes del inicio de la cuarentena, los integrantes del campo de la danza comenzaron a activar reuniones digitales para pelear por la defensa del sector.

“Fue a partir del Foro danza en acción, una agrupación de coreógrafos, bailarines, performers, distintos proyectos constituidos de CABA que funcionan hace tiempo -explica Catalina Lescano, una de las integrantes del Frente de Emergencia de la Danza-, para discutir una carta hacia el ministerio de cultura de CABA y de Nación. Era para pedir que se declara la emergencia cultural, que en la danza es preexistente a la pandemia.”

-¿Por qué es anterior a la pandemia?

-Es un sector híper vulnerable. Casi ningún artista está regulado, pero en la danza aún menos: no existe un instituto nacional como en la música o el teatro, ya que la danza no tiene una ley nacional. Por lo tanto no tiene un sindicato, no tiene una asociación que represente realmente al extenso campo laboral. Hay como 15 proyectos de ley nacional, y sigue regido por la ley 340, que enmarca al instituto de fomento en CABA, y que está en revisión desde el 2004: desde entonces es obsoleta, no representa al funcionamiento del campo de la danza.

-¿Por los nuevos estilos y diversos espacios que se fueron sumando?

-Exacto. Era algo que en un momento representaba a algunas compañías de danzas con algunos proyectos de coreógrafos puntuales o grupos estables; eso era sólo para la danza arriba del escenario, y tal vez para algunas exploraciones o ensayos. Hoy la danza tiene muchos pliegues, existen grupos de investigación académica, de investigación artística, plataformas de entrenamiento y de formación, festivales locales, regionales e internacionales, actividad callejera; hay un despliegue gigante, hasta en plataformas virtuales. Se ha desplegado una multiplicidad de formatos que no están contemplados en las líneas fomento de esta ley. Sólo existe un concurso para hacer una obra, y si querés hacer un festival, sí o sí  tenés que tener la representación de una asociación civil. Muchas personas de la danza hoy no pueden pagarse el monotributo, mucho menos van a poder mantener toda la burocracia que significa mantener una asociación civil.

Y si bien no hay queja sobre la disposición al diálogo y a la resolución de los problemas por parte de las autoridades del sector (tanto de Ciudad como de Nación), Lescano hace hincapié en lo que costó -y todavía cuesta- que se entienda cuánto ha cambiado la danza en los últimos años. “Entiendo que esta situación es inédita, todos sabíamos que no íbamos a estar a la altura de la emergencia -dice Lescano- pero hay una lectura muy desactualizada de lo que el sector necesita. Es por eso que a partir de las reuniones con Cultura se reactivó un relevamiento que estaba pendiente del año pasado de trabajadores de la danza, y se sumó el primer relevamiento de proyectos constituidos para saber bien la cantidad de trabajadores que hay en el sector y el trabajo que genera su economía. Por ejemplo, en un mismo espacio pueden funcionar varios proyectos constituidos: por un lado la programación de la sala con obras; al mismo tiempo un espacio de formación profesional; también como un programa especializado para infancias y adolescencias y otro de danza griega. Ese mismo proyecto general contempla muchos proyectos constituidos que representan distintos equipos de trabajo. Y esas son cosas que no se saben, y la ley no contempla.”

En este contexto, el Frente fue invitado a participar de la mesa multisectorial de las artes escénicas convocada por ARTEI (Asociación Argentina Del Teatro Independiente). Allí todos los sectores debaten y analizan  los nueve proyectos de emergencia cultural” que existen, todos ellos “con dos puntos básicos comunes: la renta básica para artistas y la suspensión del pago del monotributo”.

A la espera del plenario del Frente el próximo 25 de julio abierto a todos los artistas del sector y que incluso se espera abrir al público en general, Lescano reflexiona: «La danza está en una situación muy delicada y necesitamos un plan de salvataje de infraestructura real, y para eso necesitamos que el Estado sea garante. Tiene que ser un momento de reparación histórica, porque sino la plata que te dan como fomento la terminás gastando en una inmobiliaria. Necesitamos empezar a pensar en planes a 5, 10, 15 años: vamos a salir súper perjudicadas de esta crisis, pero al menos necesitamos salir fortalecidos estructuralmente.”

Catalina Lescano, referente del Frente de Emergencia de la Danza, plantea las dificultades que sufre el sector desde hace años, detalla los efectos devastadores de la pandemia y expone algunas propuestas para salir de una crisis que para muchos puede ser terminal.