Ferni de Gyldenfeldt fue el nombre con el que saltó a la fama cuando consiguió que la aceptaran en el Pre Cosquín de 2022, luego de haberla rechazado en un inicio porque no aceptaban que se anotara por su identidad y expresión de género. Gracias al reclamo ante el Instituto Nacional de la Música (INAMU) consiguió cambiar los estatutos del Concurso Pre Cosquín, un hecho tan disruptivo que algunos lo comparan con la presentación de Mercedes Sosa, cuando a sus 16 años de la mano de Jorge Cafrune interpretó «Canción del derrumbe indio», frente a un público eufórico, mientras desde la organización achacaban a Cafrune de llevar «una india con cara de servidumbre». Hoy ya todos la conocen como La Ferni, una atrevida que le cambia la letra a clásicos del folklore argentino para cantarlos con lenguaje inclusivo o introducir modificaciones para darle un sentido que interprete a las diversidades.

–¿Cómo te fuiste a dormir después del resultado del balotaje?

–Me dormí llorando.

–No estuviste sola en eso.

–No, fuimos un montón y lo corroboré cuando empezamos a socializar de nuevo y veo que la situación de mis compañeres y mis amichis de las disidencias hermanas, les docentes, les trabajadores de la educación pública también se durmieron con una angustia en el pecho.

Atahualpa Yupanqui.

–¿Y ahora?

–Un poquito mejor. Nos miramos con mi compa y dijimos: «bueno, hay que resistir». No tenemos tiempo para descansar en un punto. Hay que empezar a activar ya. Tenemos que declarar nuestras identidades en estado de emergencia y un estado de alerta porque tenemos un Gobierno que nos quiere exterminar.

–¿Cuándo fue la primera vez que llevaste un tema de Atahualpa Yupanqui a un grupo de amigos?

–La primera vez que me enamora Yupanqui fue viajando con el colegio, a mis 17 años a un viaje de estudios a Jujuy y un amigo muy compañere me pasó un mp3, y apareció Mercedes Sosa cantando «Piedra y camino», de Atahualpa. Y ahí fue empezar a enamorarme fuertemente de esa música, esa poética, de todo eso. Y verdaderamente lo que yo estaba viendo cuando viajaba se veía reflejado en esas letras y esas músicas, era la poesía que escribía tal cual yo estaba viendo los paisajes y las cosmovisiones de la gente. Un poquito más grande, a los 22, empecé a juntarme con compañeres del conservatorio y ahí salió el grupo Allpa Munay, donde empezamos a grabar y a difundir obra menos conocida de Atahualpa y luego con la colaboración de su hijo (Roberto) Koya Chavero, obra inédita del museo que se nos brindó para que la podamos registrar. Todo el recorrido hasta la versión de «El arriero» el año pasado, que sigo cantando con otra necesidad, ahora con la necesidad imperiosa de nombrarnos a todes: las penas son de nosotros y de nosotres también, y ahora más que nunca pareciera que las vaquitas son ajenas.

La Ferni en vivo.

–Qué atrevida cambiarle la letra al inclusivo.

–¡Qué perra atrevida! Muy atrevida ella. Pero vos sabés que cuando hago otras cosas no tienen la repercusión que cuando me meto con Yupanqui: es palabra mayor en el folklore. Pero bueno, eso es interesante porque lo que yo pienso es meterme con el folklore, tener un vínculo, una conversación y poder llevarla hacia otros lugares. Quiero cantar este repertorio y decir: canta conmigo canta, hermane americane, como diría Tejada Gómez: todas las voces todas, todas las manos todas.

–Pero también hacés repertorio nuevo.

–Claro. Que habla de nuestras identidades: canto a Valen Bonetto, Susy Shock, María Laura Alemán, Lorena Carpanchay. También nos metemos con el acervo popular argentino, el nuevo cancionero de la década del ’60. Ahora vamos a necesitar más que nunca canciones que nos abracen y cobijen. Que canten desde esta amorosidad.


Susy Shock.

–¿Qué abrazo estás esperando que llegue?

–En este momento el abrazo mayoritario de un país y de una sociedad, el abrazo empático de nuestro pueblo que se ha olvidado muchas cosas. No digo ni que se equivoca ni que los que votaron a Milei son unos hijos de puta, no quiero construir con odio y siento que mucha gente es consciente y mucha no lo es. Pero el resultado del balotaje y lo que estamos viendo es que frente a muchas otras situaciones nos estamos olvidando del registro empático de la disidencia, de cómo vamos a tener que sobrevivir y arreglar las minorías de este país y las clases más vulneradas.

–Hay cosas que no debería ser necesario volver a discutir.

–Exacto. Nunca más se pueden volver a discutir el terrorismo de Estado, el avance en materia de Derechos Humanos, los hitos como pilares fundantes de nuestro país como Memoria, Verdad y Justicia, el reconocimiento en estos últimos años hacia las mujeres y disidencia como protagonistas, verdaderas protagonistas de este siglo. Son conquistas de las que no debemos retroceder.