Este viernes 30 se estrena La rebelión de las flores, la película de María Laura Vasquez que acompaña a las mujeres de los pueblos originarios que en octubre de 2019 ocuparon durante 11 días, pacíficamente, el Ministerio del Interior, para protestar por la situación en la que viven sus comunidades, que padecen desde la falta de agua hasta el abuso y el gatillo fácil policial.

“Yo vengo más de registrar procesos revolucionarios latinoamericanos -cuenta Vasquez sobre su acercamiento a las comunidades-. Pero conocí a Moira Millán, weychafe Mapuche, una figura pública de la lucha de mujeres indígenas y activista defensora de los Derechos Humanos y de la naturaleza. Y escuché cuál era la búsqueda de ellas, en función de retomar algunos conocimientos ancestrales y combinarlos con elementos actuales. Así comencé a filmar, sin ninguna idea clara, sino viendo qué me iba encontrando en el camino”. La realizadora se encontró así con mujeres de Formosa, Chaco, Santa Fe, Misiones, Salta, Neuquén y Chubut, todas en pie de lucha contra el terricidio ambiental, y en tren de hacer un registro sobre eso, “apareció la posibilidad de acompañarlas en los 12 días de la ocupación del ministerio”.

Vasquez empezó a plasmar entonces cómo se fue familiarizando con el entorno de las protagonistas y algunas de sus costumbres, como sus cantos y la relación que tienen, por ejemplo, con el sonido del río. “Era una situación inédita, que no sabíamos muy bien cómo podía salir, en función de los procesos represivos que podía tener el estado frente a esa acción. Pero me dejaron participar y filmarlas en esos días. Para mí fue muy claro todo eso que habíamos hablado: la lucha de las mujeres originarias y los vínculos con el estado se manifiesta muy claramente en las situaciones que se desarrollaron en se lapso, entonces decidimos focalizar la película en este hecho.”

De esta manera, La rebelión de las flores se convierte en el registro de un proceso de lucha: “Muchas de esas mujeres participan por primera vez en este tipo de acciones directas. Para ellas, yo soy hija de guaraníes, pero no soy una mujer originaria en términos culturales, soy absolutamente occidental en mi formación. Y era un hecho que se nos presentaba con un montón de interrogantes y que no tenía demasiadas respuestas, salvo el escenario que Moira y otras compañeras podrían expresar un poco en la escena de preparación. No sabíamos qué iba a pasar, si íbamos a llegar a ver al ministro, y era un momento preelectoral. Eran más dudas e interrogantes que certezas sobre la ocupación”.

-Y en cuanto a las mujeres que no habían participado nunca en una acción directa, ¿qué proceso viste?

-Creo que lo más interesante, y que la película registra muy bien, tiene que ver con el tema de ser escuchadas, de poder usar la voz. Como dice Moira en el film, las mujeres indígenas han sido históricamente calladas, y les cuesta alzar su palabra. Dentro de sus comunidades y hacia afuera. Y que hayan podido plantarse, contar lo que les pasa, enfrentarse al poder del Estado y hablarlo, fue un proceso muy enriquecedor para todas. Más allá de las consecuencias reales que tuvieron esas demandas en términos concretos. Creo que las que habían participado mucho menos en esta situación, porque tenían menos militancia, pudieron usar esa voz, elevar esas demandas, e intercambiar también y sentirse acompañadas y más hermanadas que nunca. No sentirse solas y poder construir una voz colectiva.

Pese a que las demandas nunca fueron cumplidas hasta el día de hoy, nada les podrá quitar el empoderamiento a esas mujeres que tan bien registra el documental. “Aunque es la primera vez que tomo el tema de los pueblos originarios, sí es claro cuando una analiza los procesos de desigualdad social -he estado viviendo en Venezuela, Cuba, Bolivia, Nicaragua-, que las mujeres originarias latinoamericanas han sido las más despojadas, las masas asesinadas; comparten un genocidio y un despojo territorial en común, y un acallamiento en común. Y eso las unifica”.

-Y como observadora atenta del proceso latinoamericano, ¿cómo ves a los pueblos originarios locales en su organización?

-Creo que hay un crecimiento, sobre todo en la organización de las mujeres indígenas, lanzando las luchas en el interior del país: son 33 naciones originarias las que tiene Argentina y cada vez más las mujeres dentro de sus comunidades están tomando la palabra. Este tema de la ejecución de la palabra creo que es importante, porque ellas no sufren solamente discriminación hacia fuera, sino hacia dentro de las comunidades indígenas. Existe machismo y patriarcado también dentro de cada una de las comunidades originarias. Y creo que hay una evolución en ese sentido, que en los últimos años ha ido en crecimiento, absolutamente.


La rebelión de las flores
Un documental de María Laura Vasquez. Producción: Valeria Roig y María Laura Vasquez. Música original: Agustin Ronconi. Estreno viernes 30 de septiembre a las 19,  en el Centro Cultural San Martín, Sarmiento 1551. Funciones hasta fines de octubre.